NARRATIVAS DEL
NUEVO TESTAMENTO
EN ORDEN CRONOLÓGICO
©
Jackson Day
Brasilia, 6 de junio de 2000
***** Todos los derechos reservados. *****
Prohibida la copia integral o parcial, en libro de cualquier tipo,
u otra forma de publicación, sin autorización exclusiva del autor.
Reservados todos los derechos de traducción y adaptación.
Copyright © 1996
ISBN 978-1-64370-177-6
Solicite cualquier libro del proyecto NARRATIVAS BÍBLICAS escribiendo para:
SOCEP- Sociedade Cristã Evangélica de Publicações Ltda
Caixa Postal 98
13450-970 Santa Bárbara d’Oeste, SP, Brasil
socep@dglnet.com.br
Teléfono/Fax: 55-19- 455-1135
ÍNDICE |
|||
LECCIÓN |
NARRATIVA |
TEXTO |
ENLAZAR |
|
INTRODUCCIÓN |
|
|
|
Las Cinco Épocas de la Vida de Jesucristo |
|
|
Mapa |
Palestina en el Tiempo de Jesús |
|
|
Gráfico |
Infancia y Juventud de Jesús |
|
|
1 |
Preparando para el Nacimiento de Jesús |
Mt. 1; Lc. 1 |
|
2 |
Infancia y Juventud de Jesús |
Mt. 2; Lc. 2 |
|
Gráfico |
El Año de la Preparación |
|
|
3 |
Jesús Saliendo de la Oscuridad |
Mt. 3:1 - 4:11; Lc. 3:1 - 4:13 |
|
4 |
Jesús, el Objeto de la Fe |
Jn. 1:19 - 4:54 |
|
Gráfico |
El Año de la Popularidad |
|
|
5 |
La Popularidad Creciendo e Iniciándose la Oposición |
Mt. 4:12-25; 9:1-13; 12:1-14; Mc. 1:15 - 2:12; Lc. 4:14 - 5:32; Jn. 5:1-18 |
|
6 |
Jesús Escoge a los Doce y Predica el Sermón del Monte |
Mt. 5 - 7 |
|
7 |
Jesús da Clases Prácticas en Medio del Pueblo |
Mt. 8:5-13; 11:2-30; 12:22-45; Lc. 7:1-50; 11:14-23 |
|
8 |
El Maestro Enseña y Da Tarea a los Discípulos |
Mt. 10; 13 - 14; Lc. 9 |
|
Gráfico |
El Año de la Pasión |
|
|
Gráfico |
El Semestre de las Retiradas |
|
|
9 |
Los Seguidores Interesados Abandonan a Jesús |
Mt. 14:13-36; Mc. 6:34-56; Lc. 9:11-17; Jn. 6:1-71 |
|
10 |
La Oposición Religiosa y las Experiencias Profundas con los Discípulos |
Mt. 15 - 18; Mc. 8 - 9; Lc. 9:18-48 |
|
Gráfico |
El Semestre de la Entrega |
|
|
11 |
El Agua Viva, la Luz, el Buen Pastor |
Lc. 9:51-62; Jn. 7:14 - 10:42 |
|
12 |
Jesús Enseña a Camino de Jerusalén Mientras las Acusaciones se Agravan |
Mt. 12:22-32; Lc. 10:1-37; 11:14-23; 15:1-31 |
|
13 |
Jesús con Marta, María y Lázaro |
Lc. 10:38-42; Jn. 11:1 - 12:7; Mt. 26:6-13; Mc. 14:3-9 |
|
14 |
La Grandeza en el Reino No es Entendida |
Mt. 19:13 - 20:28; Mc. 10:13-45; Lc. 11:11-19; 18:15 - 19:10 |
|
Gráfico |
La Semana de la Pasión (Semana Santa) |
|
|
15 |
La Semana Santa: Domingo a Martes |
Mt. 21 - 24; Mc. 11 - 12; Lc. 19 - 20; Jn. 12:12-36 |
|
16 |
La Semana Santa: Miércoles y Jueves |
Mt. 26; Mc. 14; Lc. 22; Jn. 13 - 17 |
|
17 |
El Viernes de la Semana Santa: El Juicio |
Mt. 26:36 - 27:30; Mc. 14:32 - 15:20; Lc. 22:39 - 23:15; Jn.18:1-19:16 |
|
18 |
El Viernes de la Semana Santa: La Crucifixión |
Mt. 27:31-66; Mc. 15:20-47; Lc. 23: 26-56; Jn. 19:18-42 |
|
Gráfico |
Los Pasos de la Vida Resucitada de Jesús |
|
|
19 |
La Resurrección de Jesús |
Mt. 28:1-15; Mc. 16:1-14; Lc. 24:1-49; Jn. 20:1-30 |
|
20 |
Más Apariciones, la Ascensión, la Segunda Venida |
Mt. 28:16-20; Lc. 24:50-53; Jn. 21:1-24; Hch. 1:3-11 |
|
|
Panorama del Libro de Hechos |
|
|
Gráficos |
Hechos La Integración de la Vida de Pablo a la Vida de la Iglesia La Integración del Libro de Hechos al Nuevo Testamento |
|
|
21 |
La Venida del Espíritu Santo |
Hch. 1 - 2 |
|
22 |
La Iglesia en Jerusalén |
Hch. 3:1 - 6:7 |
|
23 |
La Iglesia es Perseguida y se Dispersa |
Hch.6:8 - 9:31 |
|
24 |
La Iglesia se Dispersa Fuera de Jerusalén y Lejos de los Judíos |
Hch. 9:32 - 12:25 |
|
25 |
El Primer Viaje Misionero de Bernabé y Pablo |
Hch. 13 - 15 |
|
26 |
El Segundo Viaje Misionero de Pablo |
Hch. 16:1 - 18:22 |
|
27 |
El Tercer Viaje Misionero de Pablo |
Hch. 18:23 - 21:17 |
|
Gráfico |
Pablo, el Prisionero |
|
|
28 |
Pablo, el Prisionero |
Hch. 21 - 28 |
Cuando era un joven misionero, al interior del Estado de Bahía, Brasil, estando ocupado con el entrenamiento de predicadores laicos, que tenían poca instrucción, observé que predicaban mucho mejor cuando contaban una narrativa bíblica y la explicaban, en vez de predicar usando una carta de Pablo como texto base, por ejemplo.
Preparé el cuadernillo: LAS NARRATIVAS BÍBLICAS: HERRAMIENTAS ÚTILES en 1979, aprovechando lo que había aprendido en el entrenamiento de predicadores laicos. Usé el mismo cuadernillo para entrenar a diversos otros obreros laicos en muchas iglesias, asociaciones y congresos en Bahía. Hice varias revisiones en el cuadernillo para enseñar esta materia en la Facultad Teológica Bautista de Brasilia, DF, Brasil.
En 1992, descubrí algunos libros que hablaban sobre el uso de las narrativas, en orden cronológico-histórico, en el evangelismo y enseñanza de la Biblia a personas no-alfabetizadas. Finalmente, en septiembre de 1993, tuve el privilegio de asistir a un seminario sobre el tema en Honduras.
Tomé la decisión de enseñar las narrativas bíblicas en orden cronológico, en una congregación de la Iglesia Bautista Ala Sur de Brasilia, la cual estaba dirigiendo en la época. Coloqué los estudios en un cuadernillo, el que permitiría que otros pudieran usarlo. Preparé: 1. ESTUDIO DE LAS PRINCIPALES NARRATIVAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO EN ORDEN CRONOLÓGICO y 2. ESTUDIO DE LAS PRINCIPALES NARRATIVAS DEL NUEVO TESTAMENTO EN ORDEN CRONOLÓGICO, que es una continuación del primero
.
En 1995, el Doctor en teología Roberto Alves de Souza, rector de la Facultad Teológica Bautista de Brasilia, me invitó a desarrollar el curso COMUNICANDO POR MEDIO DE LAS NARRATIVAS, por extensión, en la Facultad. El curso tiene como objetivo entrenar a predicadores laicos y líderes de las iglesias, para que se conozcan, enseñen y prediquen la Biblia. Los cuadernillos mencionados son usados durante el curso.
AGRADECIMIENTOS
Quiero reconocer mi deuda de gratitud para con aquellos que tuvieron participación directa en la producción de este cuadernillo, que ahora estoy publicando como libro:
-- El Pastor Darlyson Feitosa y la Iglesia Ala Sur me dieron el privilegio de enseñar estos estudios en dos de sus congregaciones.
-- Profesores de lengua portuguesa mejoraron el portugués y dieron otras sugerencias para hacer los estudios más provechosos.
▪ La profesora Dione Ferraz Campos Alcântara corrigió el cuadernillo en su forma “bruta” y también, varias otras veces, después de cada modificación.
▪ La profesora Edelweiss de Morais Mafra dio sugerencias para dejar los estudios más comprensibles.
▪ El profesor Adalberto Alves de Sousa hizo la revisión final, dando sugerencias para dejar los estudios más comprensibles.
-- Los pastores que dieron otras sugerencias para hacer que los estudios quedaran más provechosos fueron:
▪ El Doctor en Teología Roberto Alves de Souza, rector de la Facultad Teológica Bautista de Brasilia, me invitó para desarrollar el curso COMUNICANDO POR MEDIO DE LAS NARRATIVAS BÍBLICAS, por extensión, en la Facultad. Le agradezco su apoyo e incentivo.
▪ El Pastor Marcos de Araújo Rodrigues coopera en el curso por extensión COMUNICANDO POR MEDIO DE LAS NARRATIVAS BÍBLICAS, usa las narrativas en sus prédicas y estudios y siempre estamos intercambiando ideas.
-- La profesora Doris Emily Day fue responsable por la elaboración de los mapas incluidos en este libro.
-- Mis alumnos me ayudaron a entender lo que no estaba claro en los primeros cuadernillos y lo que había en ellos más provechoso. Muchas de las lecciones extraídas de las narrativas e incluidas en este libro fueron descubiertas por ellos.
-- Soy agradecido a la Misión Bautista del Sur de Brasil, por el privilegio de ser uno de sus misioneros en Brasil y por el apoyo e incentivo que he recibido de ella, al preparar libros sobre la comunicación con las narrativas bíblicas.
-- La persona que más me ha ayudado es mi querida esposa, Doris Emily Day, la cual ha andado a mi lado, apoyándome en todo mi ministerio. Ella ha estado muy involucrada en el ministerio COMUNICANDO POR MEDIO DE LAS NARRATIVAS BÍBLICAS, siendo que actualmente está trabajando en la elaboración de libros para entrenar profesores de niños y dirigiendo talleres para orientarlos.
Los brasileños son buenos contadores de historias y los cristianos pueden aprovechar muy bien esta capacidad contando narrativas bíblicas. El tipo más común de literatura en la Biblia es la narrativa. Casi dos tercios de la Biblia, por lo menos, fueron escritos en lenguaje narrativa. Las narrativas bíblicas cuentan acontecimientos, historias, parábolas, milagros y experiencias de personas. El objetivo de este libro es ayudar a los cristianos a comunicar la Palabra de Dios, siendo contadores de historias bíblicas.
Dios es el Dios de la historia. Él se reveló a través de Sus actos en una secuencia histórica. La fe cristiana se basa en los grandes hechos reveladores de Dios, empezando con la creación y terminando con la vida, muerte, resurrección y ascensión de Cristo y continuando con la expansión de la iglesia, firme en la esperanza de ¡la segunda venida de Jesús! Y uno de los métodos más eficaces para comunicar las verdades divinas es contar las narrativas bíblicas siguiendo la secuencia histórica. Uno de los mejores métodos para enseñar la verdad divina es dentro de la estructura cronológica e histórica de las Escrituras, que sigue la secuencia de los acontecimientos, presentando la Biblia como una revelación completa e interdependiente de Dios.
Preparé los libros NARRATIVAS BÍBLICAS: ANTIGUO TESTAMENTO, y NARRATIVAS BÍBLICAS: NUEVO TESTAMENTO que es una continuación del primero. El libro NARRATIVAS BÍBLICAS: DOCTRINA presenta un estudio de varias doctrinas usando narrativas bíblicas. Estos libros tienen el objetivo de ayudar al cristiano a estudiar y comunicar la Palabra de Dios, aprovechando la estructura cronológica e histórica de las Escrituras. El libro LAS NARRATIVAS BÍBLICAS: HERRAMIENTAS ÚTILES tiene el objetivo de enseñar la metodología de comunicar usando las narrativas. Él explica como: analizar una narrativa; contar una narrativa; preparar y predicar un sermón cuyo texto es una narrativa; preparar y dirigir un estudio bíblico con una narrativa y enseñar doctrinas, usando las narrativas bíblicas. El libro NARRATIVAS BÍBLICAS: GUÍA DE ENTRENAMIENTO tiene el objetivo de dar sugerencias para un pastor que quiere entrenar líderes de la iglesia para enseñar y predicar utilizando las narrativas bíblicas.
Existe también NARRATIVAS BÍBLICAS PARA LOS NIÑOS de diversas edades, trabajo preparado por mi esposa Doris, que viene acompañado de actividades didácticas, complementando este proyecto.
Cada narrativa incluida en los libros NARRATIVAS BÍBLICAS: ANTIGUO TESTAMENTO, Y NARRATIVAS BÍBLICAS: NUEVO TESTAMENTO tiene:
-- la estructura;
-- la narrativa escrita en lenguaje simple, usando el lenguaje que yo usaría para contarlas;
-- lecciones extraídas de la narrativa:
-- preguntas inspiradas en la narrativa.
La estructura contiene elementos que ayudan a conocer la narrativa y preparan al narrador para contarla. Son incluidos en el contexto el personaje-clave, el lugar-clave, las repeticiones-clave, los sentimientos-clave, el problema-inicial, los puntos de referencia y la situación final.
La narrativa es escrita en lenguaje simple, usando el lenguaje que el autor usaría para contarlas. Las citaciones bíblicas incluidas se refieren a consultas a varias versiones de la Biblia y, en muchos casos, son adaptaciones de las ideas bíblicas, según el concepto del autor, que se valió de sugerencias de personas de varias clases sociales.
Después de la narrativa, aparecen las lecciones aprendidas con la misma. El profesor o predicador puede encontrar algunas para ser aplicadas a la vida de sus alumnos u oyentes. Hay también preguntas inspiradas en la narrativa.
Una buena manera de comunicar es contar la narrativa sin dar explicaciones, hacer preguntas y dejar a los oyentes descubrir las verdades por sí mismos. La persona que vaya a usar este método, podrá contar la narrativa con sus propias palabras y después hacer las preguntas incluidas en el libro, o hacer sus propias preguntas.
La persona que vaya a usar las narrativas como texto para un sermón podrá, muy bien, escoger algunas de las lecciones ya incluidas como divisiones de su sermón, lo que facilitará la preparación de un mensaje cuyo texto base sea una narrativa. Quien use este método, podrá contar la narrativa con sus propias palabras y después desarrollar las lecciones escogidas en las divisiones del sermón. Para un estudio bíblico, el profesor podrá empezar contando la narrativa y después discutir con los alumnos algunas lecciones escogidas.
La estructura de las narrativas
Este libro identifica la estructura de cada narrativa considerando los siguientes elementos:
Contexto
El contexto incluye las historias que aparecen antes y después de la narrativa en destaque. Los acontecimientos antes de la narrativa aclaran la situación inicial y establecen las circunstancias en el comienzo de la historia.
Personaje-clave
El personaje-clave es la persona que más se destaca en la narrativa. En algunas historias hay más de una persona en destaque, entonces, en estas, hay personajes-clave.
Lugar-clave
El lugar-clave es el principal local de los acontecimientos narrados. En algunas narrativas, identificar el local de los acontecimientos es fundamental para entender la narrativa, sin embargo, en otras, no es tan importante.
Repeticiones-clave
Acontecimientos en una narrativa muchas veces están relacionados por palabras, temas, hechos o ideas que son repetidos con las mismas palabras o con poca diferencia. Repeticiones son hechas para enfatizar verdades, construir un clímax o expresar emociones.
Sentimientos-clave
Las narrativas expresan emociones, actitudes y sentimientos. El sentimiento puede ser positivo o negativo. Resignación, cinismo, hostilidad, espanto, horror, tristeza, dolor, amor, alegría, sorpresa, perplejidad, admiración son algunos de los sentimientos expresados en las narrativas. El contador necesita, durante la narración, demostrar los mismos sentimientos encontrados en la narrativa, entonces, es importante discernirlos.
Problema-inicial
El contexto de la narrativa establece la situación inicial de la historia. Es posible que un episodio en el comienzo de la narrativa destaque acontecimientos que traen perturbación para la situación inicial. El episodio responsable por la perturbación está relacionado con un problema o con una necesidad. El problema-inicial identifica el episodio que trae la perturbación inicial. El problema-inicial desencadena la narrativa, o sea, es el punto de partida, el que da inicio a la historia. El episodio que trae la perturbación inicial es una llave para entender la narrativa.
Puntos de referencia en la secuencia narrada
Las narrativas empiezan con un problema-inicial, que se intensifica con una serie de episodios, hasta que una situación final sea alcanzada. Hay una evolución de problemas, conflictos, tentativas frustradas hasta una solución final. Hay desequilibrios o crisis. Puede haber una intervención de fuera en el proceso. Puede haber más de una persona frente al mismo proceso, lo que resulta en comportamiento alternativo. Los episodios en la secuencia narrada hacen parte del proceso de buscar una solución para el problema-inicial. Esos episodios pueden ser llamados de puntos de referencia.
Situación-final
La narrativa termina con una situación final, un nuevo equilibrio, que puede ser semejante o no a la situación- inicial. Hay una conexión entre el problema-inicial que desencadenó la narrativa y la situación final que termina con una situación nueva. Empezando con el problema-inicial, hay una evolución de problemas, conflictos y tentativas frustradas hasta una solución final que puede ser triste o alegre. Algunas narrativas terminan con un final positivo; otras, negativo. Algunas terminan con el personaje-clave teniendo éxito; otras con él teniendo un fracaso.
LA ESTRUCTURA DE LA SECUÊNCIA ELEMENTAL DE UNA NARRATIVA |
|||
CONTEXTO |
PROBLEMA-INICIAL |
PUNTOS DE REFERENCIA EN LA SECUENCIA NARRADA |
SITUACIÓN-FINAL |
El contexto establece la situación inicial de la narrativa. |
El problema-inicial es el episodio que perturba la situación inicial. Él desencadena la narrativa, o sea, es el punto de partida, el que da inicio a la historia. |
Hay una evolución de problemas, conflictos, desequilibrios, crisis y frustraciones en las tentativas de resolver el problema-inicial. Puede haber una intervención de fuera en el proceso. Puede haber más de una persona frente al mismo proceso, lo cual resulta en comportamiento alternativo.
|
El final establece un nuevo equilibrio, una situación-final. |
Narrar una historia bíblica es un proceso natural. Cuente la narrativa aprovechando la estructura:
-- Considere el contexto: diga en pocas palabras lo que el contexto de la narrativa revela sobre la situación inicial, las circunstancias históricas y el objetivo de la narrativa.
-- Esté consciente del problema-inicial: la narrativa casi siempre empieza con un problema o una necesidad-inicial y hay una complicación del problema o una intensificación de la necesidad.
-- Observe los puntos de referencia en la secuencia narrada: empiece con los hechos o acontecimientos que dejan claro cuál es el problema-inicial y continúe con los puntos de referencia que revelan la complicación del problema en la secuencia narrada.
-- Termine la narrativa con la situación-final, que es el término de la narrativa.
La narrativa bíblica era contada oralmente antes de ser escrita. Ella fue repetida de boca en boca muchas veces antes de ser escrita en un libro. Fue perfeccionada y organizada para ser entendida por el oyente. Los cristianos de hoy necesitan criar el hábito de ser contadores de las historias de Dios.
El libro LAS NARRATIVAS BÍBLICAS: HERRAMIENTAS ÚTILES tiene el objetivo de enseñar la metodología de comunicar utilizando las narrativas. Él explica como:
-- analizar una narrativa;
-- contar una narrativa;
-- preparar y predicar un sermón cuyo texto sea una narrativa;
-- preparar y dirigir un estudio bíblico con una narrativa;
-- enseñar doctrinas usando las narrativas bíblicas.
ÉPOCAS EN LA VIDA DE JESUCRISTO |
||||||
ÉPOCAS |
|
NIÑEZ Y JUVENTUD |
AÑO DE LA PREPARACIÓN |
AÑO DE LA POPULARIDAD |
AÑO DE LA PASIÓN (OPOSICIÓN) |
VIDA RESURRECTA |
TIEMPO |
|
30 AÑOS |
3 AÑOS DE MINISTERIO |
|
||
REGLAS PARA DETERMINAR CUAL LA ÉPOCA |
JUAN EL BAUTISTA |
|
Predicando y Bautizando |
Encarcelado |
Muerto |
|
|
PASCUAS ANUALES |
|
1ª: Juan 2:13 |
2ª: Juan 5:1 |
3ª: Juan 6:4 4ª: Juan 11:55 |
|
LUGARES RELACIONADOS |
LOCALES |
Belén Egipto Nazaret |
Nazaret y Río Jordán |
Capernaum |
Jerusalén |
Todas las Naciones |
LOS EVANGELIOS |
||||||
|
INTRODUC-CIÓN |
NIÑEZ Y JUVENTUD |
AÑO DE LA PREPARACIÓN |
AÑO DE LA POPULARIDAD |
AÑO DE LA PASIÓN (OPOSICIÓN) |
VIDA RESURRECTA |
MATEO |
1 |
2 |
3:1 4:11 |
4:12 13:58 |
14:1 27:66 |
28 |
MARCOS |
--- |
--- |
1:1 1:13 |
1:13 6:13 |
6:14 15:47 |
16 |
LUCAS |
1:1 1:4 |
1:5 2:52 |
3:1 4:30 |
4:31 9:6 |
9:7 23:56 |
24 |
JUAN |
1:1 1:18 |
--- |
1:19 4:54 |
5 |
6:1 19:42 |
20 21 |
Las cinco épocas relatadas por los evangelios son: 1) Niñez y juventud; 2) Año de la preparación; 3) Año de la popularidad; 4) Año de la pasión e 5) Vida resurrecta.
1. Niñez y juventud
Juan el Bautista nació seis meses antes que Jesús. Jesús nació en Belén pero, para librarlo de Herodes, la familia huyó a Egipto. Con la muerte del Rey Herodes, la familia volvió a vivir en Nazaret, ciudad de José y María. En la adolescencia, con doce años, Jesús se quedó en el Templo en Jerusalén sin que los padres supieran.
2. Año de la preparación
El año de la preparación fue el primer año del ministerio de Jesús. Cuando este año empezó, Él era desconocido fuera de Nazaret. Juan el Bautista, al contrario, era muy popular y las personas iban a oírlo y a ser bautizadas por él. Juan era el gran mensajero que preparaba el pueblo para recibir a Jesús. Jesús estaba saliendo de la oscuridad y empezaba a quedar conocido. Juan lo llamó de “el Cordero de Dios” y declaró ser menos importante que Él. Jesús hizo algunos viajes con Andrés, Simón, Felipe y Natanael. Él conversó con Nicodemo y la samaritana. Al final de un año, Jesús tenía algunos discípulos y su fama crecía.
Jesús todavía vivía en Nazaret, sin embargo, hizo algunos viajes de Nazaret hasta el Río Jordán, donde estaba Juan el Bautista.
3. Año de la popularidad
En el inicio del segundo año de su ministerio, Juan el Bautista fue preso. Jesús fue rechazado en Nazaret y se fue a vivir en la ciudad de Capernaum, aún que hubiera hecho varios viajes para predicar en lugares diferentes. Capernaum estaba situada a las márgenes del Mar de Galilea, donde millares de barcos de pesca, de transporte y de recreo cercaban sus aguas de tal manera que toda la región era un vasto centro de tránsito y turismo, como también un foco de actividad y prosperidad.
Con Juan en la prisión, las multitudes pasaron a seguir a Jesús y su popularidad creció. En contrapartida, tuvo inicio la resistencia de los líderes religiosos. Jesús escogió a doce discípulos con el fin de capacitarlos como sus embajadores, los cuales llevarían el mensaje del Reino de los Cielos. En el Sermón del Monte, estableció un código para que sus discípulos siguieran. Jesús prueba que es de Dios, al hacer muchos milagros.
4. Año de la pasión
Pasión quiere decir oposición o sufrimiento. En el inicio del año, Juan fue asesinado por orden del rey Herodes. La popularidad de Jesús había crecido mucho. El pueblo estaba furioso con Herodes por haber asesinado a su profeta, Juan el Bautista. Ellos querían aniquilar a Herodes y hacer de Jesús el rey. Cuando Jesús rehusó liderar la revolución contra Herodes, las personas empezaron a alejarse de él, y su ministerio de POPULARIDAD se volvió un ministerio de PASIÓN. Lo que había sido un éxito en crecimiento continuo se transformó en una sucesión de viajes sufridos de alejamiento, lo que resultó en la muerte en la cruz.
Mientras Jesús seguía viviendo en Capernaum, hizo dos retiros para estar solo con sus discípulos y entrenarlos. Hizo también tres viajes hasta Jerusalén. Los evangelios se ocupan más con sus hechos en Jerusalén que con otros hechos. El lugar relacionado al Año de la Pasión es Jerusalén, donde Jesús fue rechazado y crucificado.
5. Vida resurrecta
Jesús no permaneció en el túmulo. Al tercer día Dios lo resucitó. Él apareció diez veces después de la resurrección y fue visto por muchos testigos durante cuarenta días. Jesús llevó a los discípulos para fuera de la ciudad de Jerusalén, mientras los bendecía, se alejó de ellos y fue llevado al cielo. Dios entregó a Jesús resurrecto todo el poder en el cielo y en la Tierra para alcanzar, con Su Reino, todas las naciones. Jesús prometió que un día va a volver con gran poder y gloria.
LOS PRINCIPALES ACONTECIMIENTOS
DE CADA ÉPOCA DE LA VIDA DE JESUCRISTO
NIÑEZ Y JUVENTUD |
AÑO DE LA PREPARACIÓN |
AÑO DE LA POPULARIDAD |
AÑO DE LA OPOSICIÓN/PASIÓN |
VIDA RESURRECTA |
-- Anuncio y nacimiento de Juan el Bautista
--Anuncios del nacimiento de Jesús
-- Nacimiento de Jesús: -- Los ángeles y pastores -- El bebé Jesús en el Templo -- La visita de los Magos y la huida para Egipto
-- El niño Jesús en el Templo |
-- Predicación de Juan el Bautista
-- El bautismo de Jesús
-- La tentación de Jesús
-- Bodas de Canaán
-- 1ª purificación del Templo
-- Jesús con Nicodemo
-- Jesús con la mujer samaritana
-- La curación del hijo de un oficial
-- Jesús expulsado de Nazaret |
-- Juan el Bautista preso -- Jesús llama a 4 pescadores -- La curación de un paralítico traído por el techo -- El llamado de Leví -- Jesús y el Sábado: * la curación de un paralítico; * los discípulos comen espigas; * la curación del hombre de mano seca. --Elección de los 12 -- El Sermón del Monte -- La curación del siervo del centurión -- La resurrección del hijo de una viuda -- La pregunta de Juan el Bautista -- En la casa de Simón, el fariseo -- La blasfemia de los fariseos -- Las parábolas a respecto de la naturaleza y el crecimiento del Reino -- La curación del endemoniado -- Muerte de Juan el Bautista |
-- Alimentación de los 5000 -- Jesús anda sobre el mar -- Jesús abandonado por muchos discípulos -- La confesión de Pedro -- La transfiguración -- La curación de un joven endemoniado -- La curación de un ciego y la parábola del Buen Pastor -- La misión de los 70 -- La parábola del Buen Samaritano -- Marta y María son visitadas -- Parábolas: perdidos y hallados -- La resurrección de Lázaro -- La curación de los 10 leprosos -- Jesús bendice a los niños -- El joven rico -- La petición de Juan y Santiago -- Jesús y Zaqueo -- La parábola de las 10 monedas -- La entrada triunfal en Jerusalén -- La purificación del Templo -- Tres parábolas de advertencia: * Los dos hijos * Los labradores malos * La fiesta de las bodas -- El sermón profético en el Monte de los Olivos -- Jesús ungido por María -- La traición de Judas -- Cena pascal, lava pies, la Cena del Señor y la oración Sacerdotal -- Getsemaní: oración, traición y prisión -- Juicio -- Crucifixión |
-- La Resurrección: - María Magdalena - Los dos discípulos - Los apóstoles, excepto Tomé - Los apóstoles y Tomé
-- La restauración de Pedro
-- La ascensión de Jesús
|
(orden cronológico) |
|
TEXTO |
ACONTECIMIENTOS |
|
ANTES DEL NACIMIENTO |
Lc. 1:5-25 |
El anuncio del nacimiento de Juan el Bautista |
Lc. 1:26-38 |
El anuncio del nacimiento de Jesús a María |
Lc. 1:39-56 |
El viaje de María a la casa de Elisabet |
Lc. 1:57-80 |
El nacimiento de Juan el Bautista |
Mt. 1:18-25 |
El anuncio del nacimiento de Jesús a José |
|
DE LA NIÑEZ |
Lc. 2:1-5 |
El censo y el viaje de María y José a Belén |
Lc. 2:6-7 |
El nacimiento de Jesús |
Lc. 2:8-14 |
Los ángeles anuncian el nacimiento a los pastores |
Lc. 2:15-20 |
La visita de los pastores (al pesebre) |
Lc. 2:21 |
La circuncisión de Jesús (a los 8 días de nacido) |
Lc. 2:22-38 |
Los 40 días de la purificación de María, el viaje de ida y vuelta a Jerusalén (Lv. 12:1-4) |
Mt. 2:1-12 |
La visita de los Magos (en casa particular, Mt. 2:11) |
Mt. 2:13-18 |
La huida para Egipto y la matanza de los niños en Belén |
Mt. 2:19-23 |
El regreso de Egipto a Nazaret |
|
DE LA JUVENTUD |
Lc. 2:39-50 |
Jesús a los 12 años en el Templo |
Lc. 2:51-52 |
De los 12 a los 30 años de edad |
TEXTO: Mateo 1; Lucas 1
ESTRUCTURA:
Contexto:
Después de terminada la época del Antiguo Testamento, pasaron casi de cuatrocientos años sin que Dios enviara un profeta. El último profeta por intermedio de quien Dios había hablado fue un hombre llamado Malaquías. Los romanos dominaban el mundo. En Judá, Herodes, el Grande, era el rey de los judíos. Él reinó apoyado por un ejército romano. La mayoría de los judíos asistía al Templo y ofrecía sacrificios, aunque pocos de entre ellos aguardaban la venida del Salvador. Pocos se acordaban o creían en las promesas de Dios dadas a Abraham, Jacob, Moisés, David, a los profetas y a otros, en tiempos pasados, hablando de la venida del Salvador y Libertador.
Personajes-clave: Zacarías, Elisabet, José, María
Lugar-clave: Nazaret
Repeticiones clave:
- Ángeles: el Ángel Gabriel visitó a Zacarías (Lc. 1:11-20) y María (Lc. 1:26-38). Un ángel apareció a José (Mt. 1:20-24).
- Espíritu Santo (Mt. 1:18, 20; Lc. 1:15, 35, 41, 67).
- Las personas quedaron asustadas con los ángeles, pero éstos les dijeron que no tuvieran ningún miedo (Lc. 1:11-13; 1:26-30).
- María era virgen y concibió un hijo por el Espíritu Santo (Mt. 1:18, 20, 25; Lc. 1:27, 31, 34-35).
- Expresiones de adoración fueron manifestadas por María (Lc. 1:49-55); Zacarías (Lc. 1:68-79).
Sentimientos-clave:
- El miedo de Zacarías y María delante del Ángel.
- La duda de Zacarías cuando el ángel le prometió un hijo.
- La alegría de Elisabet con su embarazo.
- El asombro y la curiosidad de los vecinos de Zacarías después del nacimiento de Juan.
- La bondad de José.
- La adoración a Dios de María y de Zacarías.
- La aceptación de la voluntad de Dios por Zacarías, María y José.
Problema- inicial: Llegó el tiempo de Dios preparar al mundo para recibir a su Hijo, el Mesías, el Salvador, aquél que había sido prometido a Abraham, a David y a los profetas.
Puntos de referencia en la secuencia narrada:
El Anuncio del Nacimiento de Juan el Bautista
-- El matrimonio, Zacarías y Elisabet, vivía de manera correcta delante de Dios (Lc. 1:5-6).
-- Zacarías y Elisabet eran ancianos y no tenían hijos (Lc. 1:7).
-- El sacerdote Zacarías estaba en el Templo cuando el ángel Gabriel le apareció y anunció que Elisabet tendría un hijo (Lc. 1:8-17).
-- Zacarías no creyó (Lc. 1:18) y fue castigado, quedando mudo hasta el día en que el hijo nació (Lc. 1:19-22).
-- Zacarías terminó su servicio en el Templo, volvió a la casa y luego después Elisabet quedó embarazada (Lc. 1: 23-25).
El Anuncio del Nacimiento de Jesús a María
-- Cuando Elisabet estaba en el sexto mes de embarazo, o ángel Gabriel fue a hablar con una virgen llamada María, que estaba novia de un hombre llamado José (Lc. 1:26-27).
-- El ángel saludó a María. María se asustó (Lc. 1:28-29).
-- El ángel Gabriel avisó a María que ella quedaría encinta, que su hijo sería el Hijo de Dios, que Dios lo haría rey y su reino nunca se acabaría (Lc. 1:30-33).
-- María preguntó al ángel como eso sucedería, pues era virgen (Lc. 1:34).
-- Gabriel dijo que ella quedaría embarazada por el Espíritu Santo y que su prima Elisabet estaba embarazada y enfatizó: “Porque para Dios nada es imposible” (Lc. 1:35-37).
-- María respondió: “¡Yo soy una sierva de Dios!” El ángel se retiró (Lc. 1:38).
El Viaje de María a la Casa de Elisabet
-- María fue deprisa a visitar a su prima Elisabet (Lc. 1:39).
-- Cuando María entró en la casa, el hijo de Elisabet se estremeció en su vientre (Lc. 1:40-45).
-- María recitó un cántico de alabanza al Señor, porque le había dado valor a ella (Lc. 1:46-55).
-- María se quedó más o menos tres meses con Elisabet y después volvió para su casa (Lc. 1:56).
El Nacimiento de Juan el Bautista
-- Nació el hijo de Zacarías y Elisabet (Lc. 1:57-58).
-- Cuando el niño tenía ocho días, fueron a circuncidarlo y le llamaron Juan (Lc. 1:59-63).
-- Zacarías empezó a hablar bendiciendo a Dios (Lc. 1:64).
-- Todos los que lo oyeron pensaron: “¿Qué vendrá a ser este niño?” (Lc. 1:65-66).
-- Zacarías profetizó sobre el niño (Lc. 1:67-79).
-- El niño Juan crecía. Él vivía en los desiertos (Lc. 1:80).
El Anuncio del Nacimiento de Jesús a José
-- María volvió a Nazaret. José resolvió deshacer el contrato de casamiento, porque María estaba encinta (Mt. 1:18-19).
-- Un ángel avisó a José, en sueño, que María estaba encinta por el Espíritu Santo y que el niño iba a salvar a su pueblo de sus pecados (Mt. 1:20-23).
-- José se casó con María, pero no tuvo relaciones sexuales con ella hasta que dio la luz a su hijo (Mt. 1:24-25).
Situación-final: José se casó con María, que estaba embarazada por el Espíritu Santo, pero no tuvo relaciones sexuales con ella hasta que dio la luz a su hijo (Mt. 1:24-25).
NARRATIVA:
El Anuncio del Nacimiento de Juan el Bautista
Había en Judá un sacerdote llamado Zacarías, que era casado con Elisabet. El matrimonio vivía de manera correcta delante de Dios y obedecía fielmente a las leyes y mandamientos del Señor. Ellos no tenían hijos, porque Elisabet era estéril. Los dos eran de edad avanzada (Lc 1:5-7).
Cierto día, en el desempeño de sus funciones sacerdotales delante de Dios, Zacarías estaba quemando incienso en el Templo. Toda la congregación del pueblo estaba afuera, en oración. Fue en esa ocasión que el ángel Gabriel apareció a Zacarías. Cuando él vio al ángel, se asustó mucho y no sabía qué hacer. El ángel le dijo: “¡No tengas miedo! Dios escuchó tu oración. Elisabet va a tener un hijo y tú le darás el nombre de Juan. El nacimiento de él va a traer alegría y felicidad para ti y para mucha gente. Él será un gran hombre delante de Dios. No deberá beber vino ni cualquiera bebida alcohólica. Será lleno del Espíritu Santo desde el nacimiento. Él convertirá a muchos israelitas al Señor, el Dios de Israel. Irá como mensajero de Dios y será fuerte y poderoso como el profeta Elías. Hará con que padres e hijos hagan las paces y los desobedientes vuelvan al camino de la justicia. Y conseguirá preparar el pueblo de Israel para la venida del Señor.” (Lc 1:8-17)
Zacarías, dudando, preguntó al ángel: “¿Cómo puedo tener certeza de eso? Pues soy viejo y mi esposa es de edad avanzada”. El ángel Gabriel le respondió que, porque no creyó, quedaría sin poder hablar hasta el día en que todas las cosas que le fueron prometidas, sucedieran (Lc. 1:18-22).
Mientras el ángel conversaba con Zacarías, el pueblo lo esperaba, admirado de la demora. Cuando salió, Zacarías no podía hablar. Mudo, él hacía señales al pueblo con las manos.
Zacarías terminó su servicio en el Templo, volvió a la casa y luego después Elisabet concibió (Lc. 1: 23-25).
El Anuncio del Nacimiento de Jesús a María
Estando Elisabet en el sexto mes de gestación, Dios envió al ángel Gabriel a la ciudad llamada Nazaret, para hablar con una virgen de nombre María. Ella estaba novia de un hombre llamado José, que pertenecía a la descendencia de David. El ángel le dijo: “¡Alégrate, María! Eres muy bendecida. El Señor está contigo.” Cuando oyó estas palabras, María se asustó y pensó qué podría significar aquel saludo.
El ángel continuó: “No tengas miedo, María. Tú concebirás, tendrás un hijo y le vas a poner el nombre de Jesús. Él será llamado de El Hijo del Dios Altísimo. Dios va a hacerlo rey, como fue su antepasado David. Él será para siempre rey y su reino nunca se acabará” (Lc. 1:26-33).
María le preguntó al ángel como eso sucedería, pues era virgen. En aquella época, el noviazgo era algo serio, consistía en un compromiso oficial de casarse, sin que hubiera cualquiera especie de intimidad entre los novios antes del casamiento. El ángel respondió que ella concebiría del Espíritu Santo: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder de Dios estará contigo. Por eso el niño será llamado Hijo de Dios” (Lc 1:34-35). El ángel dijo que su prima Elisabet, aunque ya anciana, estaba encinta. Y también enfatizó: “Porque para Dios nada es imposible” (Lc 1:36-37)
María respondió: “¡Yo soy una sierva de Dios; hágase en mi segundo su palabra!” El ángel se retiró (Lc. 1:38).
El Viaje de María a la Casa de Elisabet
Algunos días después, María se preparó y fue deprisa a visitar a su prima Elisabet, que vivía en la región montañosa de Judea. Cuando entró en la casa de Zacarías, María saludó a Elisabet. Al oír Elisabet el saludo, su hijo estremeció en su vientre. Elisabet gritó: “¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Tú eres la más bendecida de todas las mujeres, y el niño que vas a tener es bendito también” (Lc. 1:39-45).
Después de oír el saludo de Elisabet, María recitó un cántico de alabanza, con citaciones del Antiguo Testamento en homenaje al Señor, porque diera valor a su sierva (Lc. 1:46-55).
María se quedó más o menos tres meses con Elisabet y después volvió a su casa (Lc. 1:56).
El Nacimiento de Juan el Bautista
Luego después nació Juan, el hijo de Zacarías y Elisabet. Cuando el niño tenía ocho días, fueron a circuncidarlo y querían darle el nombre del padre, Zacarías. Pero Elisabet intervino: “¡No! Su nombre será Juan”.
Entonces dijeron: “¡Pero tú no tienes ningún pariente con ese nombre!”
Ahí hicieron señales al padre, preguntado qué nombre él quería dar al niño. Zacarías pidió una tablita de escribir y escribió: “Su nombre es Juan.” En ese momento su lengua de desprendió, los labios se entreabrieron y él empezó a hablar, bendiciendo a Dios. El temor se apoderó de todos sus vecinos, ellos comentaban esos hechos y todos los que oyeron pensaron: “¿Qué vendrá a ser este niño?” (Lc. 1:57-66).
Zacarías profetizó a respecto del niño: “Será llamado profeta del Dios Altísimo. Él va adelante del Señor para preparar el camino para él. Va a anunciar la salvación que vendrá por el perdón de sus pecados” (Lc. 1:67-79).
El niño Juan crecía y se fortalecía en espíritu. Él vivió en los desiertos, hasta el día en que se presentó, públicamente, delante del pueblo de Israel (Lc. 1:80).
El Anuncio del Nacimiento de Jesús a José
Cuando María volvió a Nazaret, José, con quien estaba comprometida en casamiento, sufrió una gran aflicción al notar que estaba encinta. Resolvió, entonces, deshacer el contrato de casamiento, porque no había sido él quien había dormido con ella. Para los judíos, el noviazgo era un compromiso mediante un contrato, que sólo podía anularse con un tipo de divorcio. José, siendo un hombre justo, que siempre se portaba con honestidad, y porque no quería difamar a María públicamente, como era la costumbre de la época, resolvió repudiarla en secreto (Mt. 1:18-19).
Mientras José pensaba en deshacer el contrato de casamiento sin que la gente supiera, un ángel le apareció en un sueño y le dijo: “José, descendiente de David, no tengas miedo de recibir a María como tu esposa. El hijo que ella va a tener fue concebido por el poder del Espíritu Santo. ¡Tú le darás el nombre de Jesús, pues él salvará a su pueblo de los pecados de ellos! Todo eso sucedió para que se cumpliese lo que el Señor había dicho por el profeta: “He aquí que la virgen concebirá y dará a luz a un hijo y lo llamarán por el nombre de Emmanuel, que quiere decir: Dios está con nosotros” (Mt 1:20-23).
Cuando despertó, José hizo lo que el ángel había mandado y se casó con María. Sin embargo, no tuvo relaciones sexuales con ella hasta que ella dio la luz a su hijo (Mt. 1:24-25).
LECCIONES APRENDIDAS EN LA NARRATIVA
1. Dios es fiel y honesto. Él cumplió las profecías del Antiguo Testamento a respecto del nacimiento de Jesús (Is. 9:7 cf. Mt. 1:1; Is. 7:14 cf. Mt. 1:21, 25 y Lc. 1:35; Mi. 5:2 cf. Mt. 2:6; Os. 11:1 cf. Mt. 2:15). Dios cumplió la promesa hecha a Zacarías. Elisabet, su esposa, tuvo un hijo al cual dieron el nombre de Juan (Lc. 1:57 y 63).
2. Dios siempre cumple sus promesas a pesar de, a veces, haber demora. Abraham era el padre de la nación de Israel. Antes que Abraham se fuera a Canaán. Dios le prometió que uno de sus descendientes sería el Salvador (Lc. 1:72-75). A pesar de haberse pasado millares de años desde que había hecho aquella promesa a Abraham, Dios no se había olvidado, pues Él siempre cumple lo que dice.
3. Dios es omnipotente. Él tiene el poder de hacer Su voluntad. Para Dios nada es imposible (Lc. 1:37). Dios hizo que un matrimonio muy viejo, siendo uno de los cónyuges estéril, tener un hijo (Lc. 1:5-25), hizo una virgen concebir (Lc. 1:26-38) e hizo a José, un hombre confuso y decepcionado, entender Su voluntad (Mt. 1:18-24).
4. Dios es omnisciente. Antes del nacimiento de ambos, Juan y Jesús, Él sabía cómo sería el futuro de ellos. Dios conocía el futuro del hijo de Zacarías aún antes que fuera concebido (Lc. 1:15-17).
5. Dios oye las oraciones. Él no siempre las responde como las personas esperan, sin embargo, Él las oye. Él oyó las oraciones de Zacarías y Elisabet, pidiendo un hijo, cuando aún eran jóvenes, pero sólo respondió cuando eran viejos (Lc. 1:13).
6. Dios se comunica con el hombre. El ángel de Dios habló con Zacarías (Lc. 1:8-20), María (Lc. 1:26-38) y José (Mt. 1:20-21). Zacarías profetizó que su hijo Juan sería el profeta que hablaría las palabras de Dios a Israel, diciendo que brevemente el Salvador vendría a ellos (Lc. 1:76).
7. La persona dispuesta a servir a Dios y a hacer lo que Él manda va a ser útil en su Reino. Ejemplos: Zacarías y Elisabet (Lc. 1:6), María (Lc. 1:38) y José (Mt. 1:24).
8. El hombre es pecador. Él necesita de Dios y es incapaz de salvarse a sí mismo (Mt. 1:20-23).
9. El matrimonio que vive de manera correcta delante de Dios y obedece a las enseñanzas bíblicas tiene gran posibilidad de criar siervos para el Señor Dios. Dios escogió a Zacarías y Elisabet para ser los padres de Juan el Bautista. El matrimonio vivía de manera correcta delante de Dios y obedecía fielmente a todas las leyes y mandamientos del Señor (Lc. 1:6).
10. Quien duda que Dios cumple Sus promesas no testifica Sus maravillas. Zacarías dudó que Dios podía hacer un matrimonio viejo tener un hijo y, por eso, quedó mudo (Lc. 1:18-20).
11. Quien tiene una duda honesta y busca una respuesta de Dios, no es despreciado. María quería entender cómo una virgen podría tener un hijo y Dios respondió a su pregunta (Lc. 1:34-35).
12. La tarea de Juan el Bautista era preparar a Israel para creer en el Salvador (Lc. 1:76-79).
13. Dios es supremo y soberano. Él escogió a María para ser la madre del Salvador (Lc. 1:26-31). Dios no necesita pedir nada a nadie, pues es supremo y realiza cualquier cosa que desee.
14. El hombre necesita creer en la palabra de Dios para hacer Su voluntad. Para que José se casara con María, tenía que creer en el mensaje del Ángel (Mt. 1:20-24).
15. Jesucristo es tanto hombre como Hijo de Dios. El ángel avisó a María que su hijo sería tanto hombre como Hijo de Dios (Lc. 1:32). Era necesario que el Hijo de Dios naciera como ser humano. Siendo Hijo de Dios, no podía tener un padre humano, tuvo que venir del Cielo para nacer en la tierra como Hijo de María. El Hijo de María fue Hijo de Dios y era Dios y hombre en un solo cuerpo.
16. Jesús no tenía un padre humano, entonces nació sin pecado. María no entendía cómo podría tener un hijo que no tuviera un padre humano. El ángel declaró que el Dios Espíritu Santo realizaría ese milagro (Lc. 1:34-35). Todas las personas nacen pecadoras porque el pecado de Adán es pasado de generación a generación. Jesús, sin embargo, era diferente. El padre de Jesús era Dios, entonces, no heredó la pecaminosidad de Adán como las otras personas nacidas en el mundo.
17. Jesús fue concebido con el propósito de nacer en el mundo para salvar a los hombres del castigo de Dios debido a sus pecados. El ángel avisó a José que Jesús salvaría el pueblo de sus pecados (Mt. 1:21-23).
PREGUNTAS
1. ¿Qué nos enseñan sobre Dios los acontecimientos anteriores al nacimiento de Jesús?
2. ¿Qué misión Dios planeó para Juan el Bautista?
3. ¿Cuál fue la reacción de Zacarías a la promesa del ángel?
4. ¿Cómo María fue informada de que iba a concebir a Jesús?
5. ¿Cómo fue la visita de María a Elisabet?
6. ¿Cómo fue el nacimiento de Juan el Bautista?
7. De acuerdo con la profecía hecha por Zacarías, ¿qué haría el Salvador?
8. ¿Quién dio inicio al linaje de Jesús?
9. ¿Cómo fue que José se casó con una joven que estaba encinta, de cuyo hijo él no era el padre?
10. ¿Cómo podría María concebir a Jesús sin un padre humano?
TEXTO: Mateo. 2; Lucas. 2
ESTRUCTURA:
Contexto:
Después de terminada la época del Antiguo Testamento, cerca de cuatrocientos años había pasado sin que Dios enviara a un profeta. El ángel avisó a Zacarías, María y José a respecto del nacimiento del Mesías esperado. Nació el bebé Juan, hijo de Zacarías y Elisabet, que sería el mensajero para preparar el pueblo para la venida del Señor. La joven María, que era virgen y novia de José, concibió. José fue avisado por el ángel que el bebé había sido engendrado por el Espíritu Santo. José se casó con María, sin embargo, no tuvo relaciones sexuales con ella durante la gestación.
Personajes-clave: José, María y Jesús
Lugar-clave: Belén
Repeticiones-clave:
- Ángeles (Lc. 2:8-15, 21; Mt. 2:13,19);
- María ponderó o meditó en lo que estaba sucediendo (Lc. 1:29; 2:19, 51).
- Expresiones de adoración fueron manifestadas por: los ángeles (Lc. 2:14); los pastores (Lc. 2:20); Simeón (Lc. 2:29-33); Ana (Lc. 2:38); y los magos (Mt. 2:11).
- El bebé Jesús fue visto como el Salvador (Lc. 1:69; 2:11, 30, 34, 38).
Sentimientos-clave:
- El temor de los pastores con los ángeles.
- La gratitud de Simeón y Ana.
- La adoración de los Magos al niño Jesús.
- La inseguridad y crueldad del rey Herodes.
- La preocupación de José y María cuando no supieron dónde estaba Jesús.
- La admiración de todos, en el Templo, por el niño Jesús.
Problema-inicial: El emperador mandó que todos los ciudadanos del Imperio se registraran. Por eso, José y su esposa María, que estaba embarazada, viajaron a la ciudad de Belén.
Puntos de referencia en la secuencia narrada:
Nacimiento de Jesús
-- César Augusto ordenó un censo (Lc. 2:1).
-- José y María viajaron a Belén para que José se registrara (Lc. 2:1-5). María dio la luz a su hijo y lo acostó en un pesebre (Lc. 2:6-7).
-- Los ángeles proclamaron a los pastores el nacimiento de Salvador y ellos visitaron al bebé en el pesebre (Lc. 2:8-20).
-- Jesús fue circuncidado (Lc. 2:21).
El Bebé Jesús es Presentado en el Templo
-- Pasaron los cuarenta días de la purificación de María y Jesús fue llevado a Jerusalén para ser presentado a Dios en el Templo (Lc. 2:22-24).
-- Simeón había recibido una revelación del Espíritu Santo, diciendo que él no moriría antes de ver a Cristo. Él entendió que el bebé Jesús era la salvación enviada por Dios (Lc. 2:25-35).
-- La profetisa Ana habló a respecto del niño a todos los que en Jerusalén esperaban la salvación (Lc. 2:36-38).
Visita de los Magos
-- Algunos magos vinieron del Oriente a Jerusalén, buscando al niño que había nacido para ser el rey de los judíos (Mt. 2:1-2).
-- Herodes quedó preocupado y el pueblo de Jerusalén también (Mt. 2:3).
-- Los profesores de la Ley informaron a Herodes que el Mesías iba a nacer en Belén (Mt. 2:4-6).
-- Herodes pidió a los magos que le avisaran donde podría encontrar al niño en Belén (Mt. 2:7-8).
-- Los magos encontraron al niño Jesús en Belén, lo adoraron y le ofrecieron regalos (Mt. 2:9-11).
-- En un sueño, Dios avisó a los magos que no volviesen al lugar donde Herodes estaba (Mt. 2:12).
Huida para Egipto y Matanza de los Niños en Belén
-- El ángel le apareció a José y le dijo que huyeran a Egipto (Mt. 2:13-15).
-- Herodes mandó a matar a todos los niños menores de dos años, en Belén (Mt. 2:16-18).
-- Las madres que perdieron a sus hijos lloraron (Mt. 2:17-18).
-- Después de la muerte de Herodes, José, María y el niño Jesús volvieron a vivir en Nazaret (Mt. 2:19-23).
Jesús a los Doce Años en el Templo
-- El niño Jesús, a los 12 años, fue con sus padres a Jerusalén y se quedó allá. Los padres lo encontraron en el Templo. Jesús volvió con sus padres a Nazaret (Lc. 2:39-51).
Situación- final: Jesús crecía en estatura, sabiduría y gracia, delante de Dios y de los hombres (Lc. 2:52).
NARRATIVA:
Nacimiento de Jesús
El emperador César Augusto mandó que hicieran un censo. Entonces María y José viajaron de Nazaret hasta Belén para que José se registrara (Lc. 2:1-5). José tenía que registrarse en Belén, porque era descendiente de David. No habiendo lugar para ellos en la hospedería, tuvieron que abrigarse en un establo. Mientras estaban en Belén, llegó el tiempo que el niño naciera. María dio la luz a su hijo, lo envolvió en pedazos de paño y lo acostó en un pesebre donde los animales solían comer (Lc. 2:6-7).
En aquella región, había pastores que estaban pasando la noche en los campos, cuidando los rebaños. Entonces, un ángel apareció y una luz brilló sobre los pastores. Ellos quedaron con miedo. El ángel les dijo: “¡No tengan miedo! Traigo una buena noticia. ¡Hoy, en la ciudad de David, nació el Salvador, el Mesías, el Señor! Ustedes encontrarán un recién nacido envuelto en paños y acostado en un pesebre donde los animales suelen comer”. Apareció, de repente, una multitud de ángeles cantando “¡Gloria a Dios en las alturas del cielo! ¡Y paz en la tierra a las personas a quienes él quiere bien!”
Los pastores fueron deprisa a visitar al bebé. Encontraron a María y José y vieron al recién nacido acostado en el pesebre. Viéndolo, contaron lo que los ángeles habían dicho a respecto del bebé. Todos los que oyeron a los pastores quedaron admirados. María, sin embargo, guardaba con cariño en su corazón todos esos acontecimientos y en ellos meditaba. Los pastores volvieron a los campos cantando himnos de agradecimiento a Dios (Lc. 2:8-20).
Ocho días después de su nacimiento, en la ceremonia de la circuncisión del niño, le fue dado el nombre de Jesús, conforme el ángel lo llamara, aún antes de ser concebido (Lc. 2:21).
El Bebé Jesús es Presentado en el Templo
Pasaron los cuarenta días de la purificación de María exigidos por la Ley de Moisés. Jesús fue llevado a Jerusalén para ser presentado a Dios en el Templo. Los padres ofrecieron un sacrificio de dos tórtolas o dos palominos, como la Ley mandaba (Lv. 12:1-4; Lc. 2:22-24). Esta era la ofrenda de los pobres (Lv. 12:6-8).
En Jerusalén vivía un hombre llamado Simeón. Él esperaba el Salvador de Israel y el Espíritu Santo estaba con él. Simeón había recibido una revelación del Espíritu Santo diciendo que él no moriría antes de ver a Cristo. Llevado por el Espíritu Santo, fue al Templo el mismo día en que María y José llevaron al niño Jesús. Simeón entendió que el bebé Jesús era la salvación enviada por Dios. En el Templo, tomó al niño en sus brazos y alabó a Dios diciendo: “Ahora, Señor, ya puedes dejar que este tu siervo parta en paz. Porque ya vi con mis propios ojos tu salvación, que preparaste en la presencia de todos los pueblos: Una luz para mostrar tu camino a todos los que no son judíos y para dar gloria a tu pueblo Israel (Lc. 2:25-32).
Simeón los bendijo y dijo a María, la madre: “Muchos en Israel se levantarán por causa de este niño. Otros caerán delante de él. Así, unos estarán a favor de él, otros contra él. Y a ti, tu alma de madre será traspasada por una espada de dolor” (Lc. 2:33-35).
Había allí una profetisa llamada Ana, de ochenta y cuatro años de edad. Después de siete años casada, quedó viuda y, desde entonces, no dejaba el Templo, sirviendo a Dios día y noche con ayunos y oraciones. Ella también empezó a agradecer a Dios, hablando a respecto del niño a todos los que en Jerusalén esperaban la salvación (Lc. 2:36-38).
José, María y el bebé volvieron a Belén, donde vivían en una casa humilde.
Visita de los Magos
Algunos sabios y científicos estudiosos de las estrellas del cielo, conocidos también por el nombre de magos, vinieron del Oriente a Jerusalén, buscando al niño que había nacido para ser el rey de los judíos, pues vieron su estrella. Herodes, el rey de los judíos apoyado por los romanos, quedó alarmado. Truculento y cruel, no estaba queriendo oír hablar en otro rey de los judíos sino de él mismo. Todo el pueblo de Jerusalén se inquietó también, porque todos conocían los celos enfermizos del rey. Herodes convocó a los jefes de los sacerdotes y a los profesores de la Ley y les preguntó dónde debía nacer el Mesías. Ellos informaron que sería en Belén, de acuerdo con la antigua profecía que indicaba aquella pequeña ciudad como el lugar en el cual el Mesías iba a nacer.
Herodes llamó a los visitantes para una reunión secreta y preguntó cuál el tiempo exacto en que la estrella había aparecido. Después los mandó a Belén con la orden: “Vayan y busquen informaciones a respecto del niño. Cuando lo encuentren, avísenme, para que yo también vaya a adorarlo” (Mt. 2:1-8).
Después de esta audiencia con el rey, los magos se fueron y luego vieron de nuevo la estrella indicándoles el camino hasta el lugar donde se encontraba el niño, en una casa en Belén. Al entrar en la casa, vieron al niño Jesús con María, su madre. Ellos se arrodillaron delante de él, lo adoraron y le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. En un sueño, Dios les avisó para que no volvieran al lugar donde Herodes estaba, entonces ellos volvieron a su tierra por otro camino (Mt. 2:9-12).
Huida a Egipto y Matanza de los Niños en Belén
Después de la partida de los magos, un ángel apareció a José y le dijo que huyera a Egipto, porque Herodes estaba buscando al niño Jesús para matarlo. Entonces, José se levantó, tomó al niño y a su madre y huyó de noche a Egipto (Mt. 2:13-15).
Cuando Herodes vio que los visitantes de Oriente no le traerían informaciones sobre el niño, quedó furioso y mandó a matar a todos los niños hombres de dos años para abajo en Belén. De esta manera, se confirmaba lo que había dicho el profeta Jeremías: “En Ramá se oyó una voz, llanto y lamentaciones: era Raquel llorando por sus hijos. Llora y no encuentra consuelo, porque ellos no existen más” (Jer. 31:15; Mt. 2:16-18).
José, María y Jesús se quedaron en Egipto hasta la muerte de Herodes. Después ellos volvieron para vivir en Nazaret. Una vez más se cumplió una profecía con relación a Jesús: “Será llamado Nazareno” (Mt. 2:19-23). El niño Jesús crecía en edad y sabiduría. Y la gracia de Dios estaba con Él (Lc. 2:40).
Jesús a los Doce Años en el Templo
Todos los años, los padres de Jesús iban a Jerusalén para la Fiesta de la Pascua. El niño Jesús, a los 12 años, fue con sus padres a Jerusalén. Después que la Fiesta terminó, María y José viajaron de vuelta a Nazaret, pero Jesús se quedó, sin que sus padres notaran eso. Pensaban que Él estaba en la gran caravana que volvía. Al final del primer día, cuando no encontraron a Jesús en la caravana, volvieron a Jerusalén para buscarlo. Tres días después lo encontraron en el Templo sentado con los profesores de la Ley, oyendo y haciendo preguntas. Todos los que lo oían estaban muy admirados con su inteligencia y con las respuestas que daba. Cuando sus padres lo vieron, María le dijo: “Hijo mío, ¿por qué hiciste eso? ¡Tu padre y yo estábamos muy afligidos buscándote!”
Jesús respondió: “¿Por qué estaban buscándome? ¿No sabían que yo debía estar en la casa de mi Padre?” Ellos no entendieron lo que Jesús dijo, pero Jesús volvió con sus padres a Nazaret y les era obediente en todo (Lc. 2:41-51).
Durante su juventud, Jesús crecía en estatura, en sabiduría y en gracia, delante de Dios y delante de los hombres (Lc. 2:52).
LECCIONES APRENDIDAS EN LA NARRATIVA
1. Dios es fiel y honesto. Él cumplió las profecías del Antiguo Testamento a respecto del nacimiento de Jesús (Is. 9:7 cf. Mt. 1:1; Is. 7:14 cf. Mt. 1:20, 25 y Lc. 1:34; Mi. 5:2 cf. Mt. 2:6; Os. 11:1 cf. Mt. 2:15).
2. Dios siempre cumple sus promesas a pesar de eventuales demoras. Abraham era el padre de la nación de Israel. Antes de Abraham ir a Canaán, Dios le había prometido que uno de sus descendientes sería el Salvador (Gn. 12:3; Lc. 1:72-75). A pesar de haber pasado más de dos mil años desde que había hecho aquella promesa a Abraham, Dios no se había olvidado, pues Él siempre cumple lo que dice.
3. Dios es soberano. Él está por sobre todo.
3.1 Él está sobre la naturaleza. Hizo una mujer anciana concebir (Lc. 1:5-25), una virgen concebir (Lc. 1:26-38) y anunció el nacimiento de Jesús por medio de una nueva estrella (Mt. 2:1-12).
3.2 Él está sobre el gobierno. Hizo que el gobernador César Augusto ordenara un censo para que se cumpliera la profecía de que Jesús nacería en Belén (Lc. 2:1-3).
3.3 Él está sobre Satanás. Satanás y su instrumento humano, Herodes, no pudieron matar al pequeño Jesús (Mt. 2:16-18 con Ap. 12:1-6).
3.4 Él está sobre las cosas materiales de las cuales el hombre tiene necesidad. Una conclusión del autor de este libro es que Dios usó los regalos de los Magos para financiar el viaje a Egipto (Mt. 2:11-15).
4. Dios se comunica con el hombre. Así, como el ángel de Dios se comunicó con Zacarías (Lc. 1:11-20), María (Lc. 1:26-38) y José (Mt. 1:18-23. 2:13, 2:19-23), Él se comunicó con los Magos del Oriente por medio de una nueva estrella (Mt. 2:1-2) y por medio de sueños (Mt. 2:12).
5. Varias circunstancias hicieron del nacimiento de Jesús un hecho sobrenatural.
5.1 El nacimiento de Jesús fue predicho por los profetas del Antiguo Testamento (Is. 7:14, 9:6-7; Mi. 5:2).
5.2 Un ángel profetizó el nacimiento de Jesús (Lc. 1:30-33; Mt. 1:20-21).
5.3 Jesús fue engendrado siendo el Espíritu Santo el instrumento usado por Dios para eso (Lc. 1:35; Mt. 1:20).
5.4 María aún era virgen cuando concibió y dio la luz a Jesús (Lc. 1:28-38; Mt. 1:24-25).
5.5 El nacimiento de Jesús fue anunciado por ángeles (Lc. 2:8-14).
5.6 La naturaleza, en la forma de una estrella, anunció el nacimiento de Jesús (Mt. 2:1-2).
6. Desde su nacimiento, Jesús fue verdadero hombre, aun siendo Dios. Él no era un Dios que apenas admitió fingirse de hombre. Las manos que crearon el Universo se transformaron en los deditos de un bebé. Al asumir la condición humana, aun siendo Dios, Jesús aceptó tácitamente someterse a las cosas de la naturaleza, impuestas a todos los hombres, sin distinción: nacer, llorar, mamar, aliviarse de las necesidades físicas, reír, jugar, crecer, estudiar, recibir de la madre un cariño, convivir con los compañeros, alegrarse, entristecerse, comer, beber, viajar, cansarse, sudar, angustiarse, en fin: vivir y morir como hombre.
7. Jesús es el Salvador. Los ángeles avisaron a los pastores que había nacido el Salvador (Lc. 2:10-12).
8. El líder humano que quiere mantener los privilegios del poder no va a aceptar la soberanía de Dios. Herodes, tal como el Faraón de Egipto, durante la vida de Moisés, no quería dejar a nadie gobernar sobre él. Herodes temía perder el privilegio de ser rey cuando el niño Jesús fuera adulto (Mt. 2:3-4).
9. Dios es omnipotente y omnisciente. Dios sabía lo que Herodes estaba planeando hacer y avisó tanto a los magos, cuanto a José (Mt. 2:12-15).
10. Satanás y sus agentes humanos luchan contra Dios y Su voluntad, sin embargo, Dios siempre vence. De la misma forma como Dios protegió al bebé Moisés de Faraón, así también, protegió al bebé Jesús del rey Herodes (Mt. 2:16-18).
11. El hombre no puede luchar contra Dios y vencer. Herodes no consiguió destruir al niño Jesús (Mt. 2:1-19).
12. El hombre que lucha contra Dios es cruel. Herodes decretó la matanza de los niños (Mt. 2:16-18).
13. Es posible tener conocimiento de la Biblia sin estar involucrado en las acciones de Dios. Los sacerdotes y los profesores de la Ley supieron que el Mesías iba a nacer en Belén (Mt. 2:5-6), sin embargo, no fueron a conocer y adorar al bebé Jesús.
14. Personas de todas las clases sociales pueden adorar y servir a Jesús. José y María eran pobres. Los pobres pastores visitaron al bebé, tal como los ricos Magos.
15. Los padres que perciben estar perdiendo a un hijo adolescente deben imitar a José y María, dando prioridad en buscarlo (Lc. 2:41-52). No es sólo cuando no saben dónde el hijo está físicamente que hay peligro de perderlo.
PREGUNTAS
1. ¿Qué nos enseña el nacimiento de Jesús a respecto de Dios?
2. ¿Qué nos enseña el nacimiento de Jesús a respecto de los seres humanos?
3. ¿Quién dio inicio al linaje de Jesús?
4. ¿Cuál fue el gran rey judío que era antepasado de Jesús?
5. ¿Cómo fue el nacimiento de Jesús?
6. ¿Por qué Jesús nació en el mundo?
7. ¿Quién visitó al bebé Jesús?
8. ¿Cuántas personas percibieron que el bebé Jesús era el Mesías o Salvador prometido por Dios?
9. ¿En qué aspectos el nacimiento de Jesús fue sobrenatural?
10. ¿Qué sucedió con el niño Jesús cuando tenía doce años?
|
10 Episodios |
Mateo |
Marcos |
Lucas |
Juan |
1º |
La predicación de Juan el Bautista |
3:1-12 |
1:1-8 |
3:1-20 |
1:19-28 |
2º |
El bautismo de Jesús |
3:13-17 |
1:9-11 |
3:21-22 |
|
3º |
La tentación de Jesús |
4:1-11 |
1:12-13 |
4:1-13 |
|
4º |
Los primeros seguidores |
|
|
|
1:29-51 |
5º |
Las bodas de Canaán (el primer milagro) |
|
|
|
2:1-12 |
6º |
La primera Purificación del Templo |
|
|
|
2:13-25 |
7º |
Jesús con Nicodemo |
|
|
|
3:1-21 |
8º |
Jesús con la samaritana |
|
|
|
4:1-42 |
9º |
La curación del hijo de un oficial, hecha a distancia |
|
|
|
4:43-54 |
10º |
Jesús expulsado de Nazaret |
|
|
4:14-30 |
|
La Predicación de Juan el Bautista;
El Bautismo y la Tentación de Jesús
TEXTO: Mateo. 3:1 - 4:11; Marcos. 1:12-13; Lucas. 3:1 - 4:13
ESTRUCTURA:
Contexto:
La Biblia silenció a respecto de la vida de Jesús después de su niñez hasta la adolescencia. En la adolescencia, con doce años, fue apenas contado el episodio de haberse quedado en el Templo sin que los padres supieran. De los doce años hasta más o menos los treinta años, la Biblia no narró hechos a respecto de su vida. En esta etapa, Jesús vivió en la ciudad de Nazaret, trabajando como carpintero y siendo desconocido fuera de su ciudad. Él vivió en la oscuridad.
Personajes-clave: Jesús y Juan el Bautista
Lugares-clave: El Río Jordán y el desierto
Repeticiones-clave:
- Desierto (Mt. 3:1; 4:1; Mc. 1:3-4, 12; Lc. 3:2),
- Bautismo (bautizando, bautizados).
- Varias veces Juan el Bautista aconsejó a grupos específicos: a todos (Lc. 3:7), a los fariseos y saduceos (Mt. 3:7-12), a los cobradores de impuestos (Lc. 3:12-13) y a los soldados (Lc. 3:14-14).
- Espíritu Santo: Juan profetizó a respecto de alguien que bautizaría con el Espíritu Santo (Mt. 3:11; Lc. 3:16), el Espíritu Santo bajó sobre Jesús en su bautismo (Lc. 3:22) y él, lleno del Espíritu Santo fue llevado al desierto por el mismo Espíritu (Lc. 4:1), Jesús volvió del desierto en el poder del Espíritu Santo (Lc. 4:14).
Sentimientos-clave:
- La simplicidad de Juan el Bautista y la dureza de su predicación.
- La resistencia de Juan en bautizar a Jesús.
- El placer de Dios Padre en su Hijo, Jesús.
- El antagonismo entre Jesús y el Diablo.
- La vulnerabilidad física de Jesús cuando Satanás vino a tentarlo.
- Las provocaciones de Satanás insinuando que Jesús no era el Hijo de Dios.
- La confianza que Jesús manifestó en la Escritura.
Problema- inicial: Juan el Bautista apareció en el desierto, llamando a las personas al arrepentimiento y bautizando el pueblo
Puntos de referencia en la secuencia narrada:
La Predicación de Juan el Bautista
-- Juan el Bautista predicaba en el desierto, llamando al pueblo al arrepentimiento y bautismo (Mt. 3:1-6).
-- Juan usaba ropa de pelo de carnero, comía langostas y miel (Mt. 3:4).
-- Juan llamó a los fariseos de “generación de víboras” y los desafió a actuar de forma que mostraran el arrepentimiento de sus pecados (Mt. 3:7-11).
-- El pueblo preguntaba “¿Qué debemos hacer?” (Lc. 3:10).
-- Juan dio orientación al pueblo (Lc. 3:11), a los fariseos y saduceos (Mt. 3:7-12), a los cobradores de impuestos (Lc. 3:12-13) y a los soldados (Lc. 3:14).
-- Juan habló de alguien más importante que vendría después de él (Mt. 3:11-12).
El Bautismo de Jesús
-- Jesús fue bautizado por Juan (Mt.3:13-15).
-- Al salir del agua, el Espíritu Santo bajó como una paloma y vino sobre Jesús, y la voz de Dios el Padre fue oída (Mt. 3:16-17).
La Tentación de Jesús en el Desierto
-- El Espíritu Santo llevó a Jesús al desierto (Mt. 4:1).
-- Jesús pasó cuarenta días sin comer (Mt. 4:2).
-- El Diablo tentó a Jesús (Mt. 4:1-11; Mc. 1:13; Lc. 4:1-13):
- en el desierto, a transformar piedras en pan;
- en el Templo, a saltar del pináculo;
- en el monte, a adorarlo y recibir las grandezas del mundo.
Situación-final: Jesús volvió del desierto en el poder del Espíritu Santo (Lc. 4:14).
NARRATIVA:
Predicación de Juan el Bautista
De los doce a los treinta años, Jesús vivió en la ciudad de Nazaret, trabajando como carpintero y siendo desconocido fuera de su ciudad.
Cuando Jesús tenía más o menos treinta años, Juan, que era llamado Juan el Bautista, por anunciar un bautismo para perdón de los pecados de quien se arrepintiera, cruzaba toda la región del río Jordán, anunciando su mensaje.
Juan usaba ropa de pelo de camello, un cinturón de cuero, comía langostas y miel del campo. Su alimento era lo que él encontraba en el desierto. Predicaba: “¡Arrepiéntanse de sus pecados porque el Reino del Cielo está cerca!” Se realizaba así, lo que el profeta Isaías escribió a respecto de Juan, cuando dijo: “Una voz anuncia en el desierto; prepárense para la llegada del Señor, enderezando y mejorando sus vidas”. Los habitantes de Jerusalén y de los lugares alrededor del río Jordán iban a oírlo. Los oyentes confesaban sus pecados y él los bautizaba en el río (Mt. 3:1-6).
Muchos adeptos del partido de los fariseos y saduceos, los líderes religiosos, vinieron para ser bautizados por Juan. La mayoría de los líderes religiosos eran orgullosos y se hallaban suficientemente buenos para que Dios los aceptara. Por el hecho de que los fariseos y saduceos eran tan orgullosos, Juan los advertía con palabras duras: “¡Generación de víboras! Ustedes no escaparán del terrible castigo que Dios va a mandar. Hagan cosas que muestren que ustedes se arrepintieron de sus pecados”. Muchos judíos enorgullecían de que Abraham fuera el padre de su nación y pensaban que Dios los aceptaría por ser descendientes de Abraham. Juan dijo: “No piensen que no necesitan cambiar de vida, por el hecho de ser descendientes de Abraham. Dios podría hacer descendientes de él a las piedras del local”. Juan avisó: “El machado ya está listo para cortar los árboles por la raíz. Todo árbol que no da buen fruto será cortado y tirado en el fuego” (Mt. 3:7-10).
El pueblo preguntaba: “¿Qué debemos hacer?”
Juan respondía: “Quien tiene dos túnicas, dé una a quien no tiene ninguna, y quien tiene comida comparta con quien no tiene”.
Él habló a los cobradores de impuestos, conocidos como publícanos: “No cobren más de lo que la ley manda”.
A los soldados, Juan dijo: “No tomen dinero de nadie, ni por la violencia ni por medio de acusaciones falsas. Y se contenten con el salario que reciben” (Lc. 3:10-14).
El pueblo pensaba que tal vez Juan fuera el Mesías, sin embargo él dijo: “Yo no soy el Cristo, el Salvador que todos esperan. Está llegando alguien que es más importante que yo, y no merezco ni la honra de desatarle la correa de su calzado”. En la época en que Juan vivía, los hombres de poder tenían siervos para hacer todo su trabajo. Los poderosos no calzaban ni se sacaban sus zapatos, pues había un siervo para hacerlo. Juan estaba declarando que no era digno de ser el siervo que sacaría los zapatos del Mesías. Dijo Juan: “Yo los bautizo a ustedes con agua, pero Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego. Con el aventador que tiene en la mano él va a separar el trigo de la paja; juntará el trigo en su depósito, sin embargo, quemará la paja en el fuego que nunca se apaga” (Mt. 3:11-12; Lc. 3:16-17). El aventador era un tenedor largo de madera, usado por los trilladores para lanzar el cereal al aire, para que la paja fuera llevada por el viento.
El Bautismo de Jesús
Jesús fue de Nazaret de Galilea hasta el río Jordán, para ser bautizado por Juan el Bautista. Pero Juan se negaba y trataba de convencerlo a cambiar de idea, diciendo: “Yo soy el que necesito ser bautizado por ti, ¿y tú quieres que yo te bautice?”
Pero Jesús respondió: “Deja que sea así, pues así haremos todo lo que Dios quiere”. Juan, pues lo bautizó (Mt.3:13-15).
Cuando Jesús estaba saliendo del agua, el Espíritu Santo bajó, de manera visible del mismo modo que una paloma acostumbra a bajar, y vino sobre Él. Al mismo tiempo, del cielo la voz de Dios el Padre dijo: “¡Este es mi Hijo querido, que me da mucha alegría!” (Mt. 3:16-17; Lc. 3:22).
La Tentación de Jesús en el Desierto
Jesús estaba lleno del Espíritu Santo (Lc. 4:1), que lo llevó al desierto (Mt. 4:1; Lc. 4:1), donde pasó cuarenta días y noches sin comer (Mt. 4.2), viviendo entre las fieras (Mc. 1:13). Durante ese tiempo, fue tentado (Lc. 4:2). Después de cuarenta días, estaba con hambre (Mt. 4:2).
El Diablo llegó cerca de Jesús para tentarlo. En el desierto, el Diablo le habló, diciendo: “Si tú eres el Hijo de Dios, manda que estas piedras se transformen en pan.”
Jesús respondió: “Las Escrituras Sagradas afirman que el ser humano no vive sólo de pan, sino que vive de todo lo que Dios dice” (Mt. 4:3-4; Lc. 4:3-4).
Enseguida, el Diablo lo llevó hasta Jerusalén y lo colocó en el pináculo, en la parte más alta del Templo, y dijo: “Si tú eres el Hijo de Dios, lánzate de aquí arriba, porque las Escrituras Sagradas dicen: 'Dios mandará que sus ángeles cuiden de ti'.”
Jesús respondió: “Pero las Escrituras Sagradas también dicen: 'No pongas a prueba al Señor, tu Dios'“ (Mt. 4:5-7Lc. 4:9-12).
Después el Diablo llevó a Jesús a un monte muy alto, le mostró todos los reinos del mundo y sus grandezas y dijo: “Yo te daré todo esto si te arrodillas y me adoras”.
Jesús respondió: “¡Vete de aquí, Satanás! Las Escrituras Sagradas afirman: 'Adora al Señor, tu Dios, y sirve solamente a Él” (Mt. 4:8-10; Lc. 4:5-8).
Cuando el Diablo acabó de tentar a Jesús de todas las maneras, se fue por algún tiempo, y los ángeles vinieron y cuidaron de Él (Mt. 4:11; Lc. 4:13). Jesús volvió del desierto en el poder del Espíritu (Lc. 4:13-14).
LECCIONES APRENDIDAS EN LA NARRATIVA
1. El Reino de Dios incluye a las personas que aceptan Su soberanía y se dejan dirigir por Él en todo (Mt. 3:2). Sólo Mateo usa la expresión “Reino de los cielos”. Cuando Juan el Bautista habló a respecto del Reino de los Cielos, estaba pensando en una organización de Dios a ser establecida en el mundo con personas que se dejan dirigir por Dios en todo.
2. El hombre es pecador. Él necesita arrepentirse, aceptar el Reino de Dios, reconocer que Dios tiene el derecho de gobernar su vida y llegar a Su presencia por medio de Jesús (Mt. 3:2, 11-12; Lc. 3:3, 16-17).
3. Jesús, como Dios, es santo y justo. Él exige el castigo del pecador no arrepentido. Jesús es presentado como alguien que tiene el aventador en la mano para separar el trigo de la paja, con el propósito de quemar la paja (Mt. 3:12). El aventador era un tenedor largo de madera, usado por los trilladores para lanzar el cereal al aire, para que la paja fuera llevada por el viento.
4. Jesús es el Salvador/Castigador. Él es presentado como alguien que tiene el aventador en la mano para separar el trigo de la paja, con el propósito de juntar el trigo en su depósito, pero quemar la paja en el fuego que nunca se apaga (Mt. 3:12).
5. El arrepentimiento verdadero trae cambios que comprueban que la persona se arrepintió. Juan el Bautista habló a los líderes religiosos que hicieran cosas que mostraran que se arrepintieron de sus pecados (Mt. 3:8).
6. El portavoz de Dios no puede temer a las personas. Juan el Bautista no temía a nadie (Mt. 3: 7; 14:3-4; Lc. 3:7-14).
7. Una persona pobre puede ser un siervo de Dios. Juan el Bautista era profeta de Dios, sin embargo, era muy pobre. Su alimento era lo que él encontraba en el desierto (Mt. 3:4). Algunos enseñan una doctrina falsa diciendo que ser creyente fiel en Jesús trae necesariamente riquezas. Muchos de los mayores profetas de Dios fueron personas bien pobres. Juan el Bautista era pobre y hasta Jesús fue un hombre muy pobre durante su vida aquí en la Tierra.
8. Dios lucha contra los orgullosos. Las palabras de Juan el Bautista a los líderes religiosos fueron bien severas, pues eran personas orgullosas que le resistieron y rechazaron escuchar su mensaje (Mt. 3:7-9).
9. El predicador que recibe honra debe transferirla a Jesús. Cuando el pueblo pensaba que tal vez Juan fuera el Mesías, él habló de Jesús, que era más importante que él (Mt. 3:11).
10. Al ser bautizado, Jesús se identificó con los pecadores. Su bautismo no fue para arrepentimiento, porque Él no tenía pecados. Él fue bautizado después del pueblo para manifestar su identificación con los pecadores arrepentidos. El bautismo de Jesús fue, en realidad, el inicio de su camino hasta la cruz, porque en el bautismo Él se identificó con el hombre pecador, por quien finalmente murió.
11. En el bautismo de Jesús participaron, juntamente, las tres personas de la Trinidad (Mt. 3:16-17):
-- Fue bautizado Jesús, la persona de Dios el Hijo;
-- Se oyó la voz de Dios, el Padre;
-- Bajó como paloma Dios, el Espíritu.
12. El bautismo de Jesús por inmersión sirvió para simbolizar Su muerte, Su sepultura y Su resurrección, que deberían suceder en el fin de su ministerio
13. Satanás es el tentador que lucha contra Dios y Su voluntad. Él es mentiroso y engañador (Mt. 4:1-11). Satanás fue malo desde el inicio. Él tentó a Jesús para hacer con que Él se indignara contra Dios, de la misma forma como tentó a Adán y Eva.
14. Quien tiene fe en Dios no tiene que probar su posición delante de él. Dios el Padre llamó a Jesús: “Mi Hijo” (Mt. 3:17). Satanás intentaba hacer que Jesús probara que era Hijo de Dios (Mt. 4:3, 6). Él pidió que Jesús hiciera algo que Dios el Padre no había pedido. Jesús no tenía necesidad de probar nada a Satanás.
15. Satanás desea que agrademos a las personas en lugar de obedecer a Dios. Él intentó hacer que Jesús se transformara en el Mesías político y guerrero esperado por los judíos. Los judíos esperaban que el Mesías fuera un rey poderoso, que expulsara los romanos y restaurara el trono de David.
16. Satanás conoce las palabras de Dios y hasta usa la Biblia de una manera destorcida para engañar a las personas. Él no teme usar la palabra de Dios, desde que sea a su manera. Él mudó un poquito las palabras de Dios para engañar a Eva en el jardín y destorció la Biblia buscando engañar a Jesús en el desierto (Gn. 2:16; 3:1-5; Mt. 4:6).
17. Tentación es el deseo de buscar una solución para los problemas humanos, pero sin Dios; es actuar sin considerar a Dios, o actuar de una manera que no esté de acuerdo con la voluntad de Dios.
18. Las tres etapas de la batalla sufrida por Jesús son enfrentadas por todas las personas:
-- En el desierto, Jesús sufrió la tentación de tener pan sin Dios; de satisfacer la carne usando su propia fuerza para librarse de una necesidad humana. Esta era la tentación del materialismo: ser dominado por las riquezas, bienes materiales y placeres de este mundo (Mt. 4:3-4).
-- En el pináculo, Jesús sufrió la tentación de tener prestigio sin Dios; de vivir según las normas del mundo. Era la tentación de impresionar a las personas: mostrar y usar capacidades y talentos para traer la gloria para sí mismo. Es hacer un espectáculo para impresionar al pueblo, para hacer propaganda y ganar prestigio para sí mismo (Mt. 4:5-7).
-- En el monte alto, Jesús sufrió la tentación de tener poder sin Dios; de servir a Satanás. Era la tentación de la prepotencia: tener el poder de imponer la propia voluntad sobre la voluntad de otros, aún con violencia, cuando le conviene (Mt. 4:8-10).
19. Habiendo sido tentado como hombre, Jesús pudo ayudar a los que son tentados (He. 2:18), tener compasión de ellos por causa de sus debilidades (He. 4:15). Era hombre, y por eso tenía hambre como cualquiera tiene. Él no venció las tentaciones con su poder divino, pero, sí, como verdadero hombre.
20. Jesús fue tentado como cualquier ser humano, pero no pecó. Eva fue tentada en el jardín, en medio a la abundancia, y cedió (Gn. 3:1-7), mientras Jesús fue tentado en el desierto, pasando necesidad (Mt. 4:2), él resistió (He. 4:15). Él resistió mejor a las tentaciones más fuertes que las otras personas
21. La tentación puede ser vencida por medio de dos recursos: el Espíritu Santo y el uso de la Palabra de Dios, de la manera correcta. Jesús usó los dos recursos disponibles a cualquier persona: el Espíritu Santo y la Palabra de Dios.
-- En el bautismo, el Espíritu Santo había bajado sobre Jesús (Mt. 3:16). El Espíritu dirigió Jesús hasta el desierto (Lc 4:1) y lo acompañó en su lucha (Mt. 4:1). Él estuvo hasta el fin con Jesús (Lc. 4:14).
-- En cada una de las tres etapas de la batalla, Jesús usó el arma de la Palabra de Dios contra Satanás, respondiendo con las palabras de la Biblia (Mt. 4:4, 7, 10).
22. Es importante, para quien es tentado, resistir a Satanás de una manera firme, ordenando con la autoridad de Dios que él se aleje, dando razones destacadas en la Biblia. Debe resistir a Satanás con la Palabra y el Espíritu de Dios. Satanás se retira cuando alguien le resiste usando la Palabra de Dios y dependiendo del Espíritu de Dios. Jesús resistió a Satanás de una manera firme, cuando mandó: “¡Vete de aquí, Satanás!” (Mt. 4:10). La Biblia nos enseña a resistir a Satanás (Stg. 4:7; 1 P. 5:8-9).
PREGUNTAS
1. ¿Cómo era Juan el Bautista?
2. ¿Cuál era el mensaje de Juan el Bautista?
3. ¿Qué quiere decir arrepentirse?
4 ¿Cuál fue la misión dada a Juan el Bautista?
5. ¿Por qué Jesús fue bautizado?
6. ¿Cómo es que participaron juntamente las tres personas de la Trinidad en el bautismo de Jesús?
7. ¿Qué dijo Dios el Padre a respecto de Jesús cuando Él fue bautizado?
8. ¿Cómo el Espíritu Santo participó en el bautismo y en la tentación de Jesús?
9. ¿Por qué Satanás tentó a Jesús?
10. ¿Cuáles fueron las etapas de la tentación sufrida por Jesús?
11. ¿Cómo fue que Jesús venció a las tentaciones?
Primeros Seguidores, Bodas de Canaán, Nicodemo, la Samaritana
TEXTO: Juan 1:19 - 4:54
ESTRUCTURA:
Contexto:
Cuando Jesús empezó el año de la preparación, Él era desconocido fuera de la ciudad de Nazaret. Juan el Bautista era bien conocido, y la multitud estaba yendo a oírlo y a ser bautizada por él. Juan era el gran mensajero que preparaba el pueblo para recibir al Mesías. Jesús empezó su ministerio con el bautismo, cuando se identificó con la humanidad. Después, en el desierto, venció las tentaciones de Satanás. El evangelio de Juan 1:19 - 4:54 relata otros acontecimientos en la vida de Jesús en el año de la preparación, cuando ya estaba saliendo de la oscuridad y empezando a ser conocido.
Personaje-clave: Jesús
Lugares-clave: Jerusalén, Samaria
Repeticiones-clave:
- Juan el Bautista, destacando la importancia de Jesús (Jn. 1:29, 35-36; 3:27-30).
- Jesús preocupándose con personas individualmente: dos discípulos de Juan el Bautista (Jn. 1:35-39), Simón Pedro (Jn. 1:42), Natanael (Jn. 1:47-51), Nicodemo (Jn. 3:1-16), la samaritana (Jn. 4:1-30) y el oficial cuyo hijo estaba enfermo (Jn. 4:46-50).
- Personas testificando a respecto de Jesús: Juan el Bautista, Andrés, Felipe y la samaritana.
- Jesús conociendo a respecto de las personas sin ser informado (Jn. 2:23-24). Conocimiento ilustrado por la manera como trató a Natanael (Jn. 1:47-49), a Nicodemo (Jn. 3:1-16) a la samaritana (Jn. 4:1-26) y al oficial del rey.
Sentimientos-clave:
- La humildad de Juan el Bautista.
- La confianza de Andrés y Felipe en Jesús.
- La duda honesta de Natanael.
- La preocupación de María cuando faltó vino en las bodas de Canaán, y la sorpresa agradable del maestresala de la fiesta cuando probó el vino que Jesús había producido del agua.
- El celo de Jesús por el Templo y su ira contra aquellos que allá vendían.
- La franqueza de Jesús con Nicodemo.
- La sensibilidad de Jesús con la samaritana.
Problema-inicial: Es necesario que Juan el Bautista disminuya en importancia y que Jesús crezca.
Puntos de referencia en la secuencia narrada:
Los Primeros Seguidores
-- Juan el Bautista habló a dos de sus discípulos que Jesús era el “Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Jn. 1:29, 35-36).
-- Los dos, Andrés y Felipe, siguieron a Jesús (Jn 1:36- 39).
-- Andrés condujo a su hermano Simón Pedro a Jesús (Jn. 1:40-42).
-- Felipe dijo a Natanael: ¡Encontramos a aquél de quien Moisés y los profetas escribieron! Es Jesús, de Nazaret (Jn. 1:45).
-- Natanael preguntó: “¿Y de Nazaret puede salir algo bueno?” (Jn. 1: 46)
-- “Ven y ve”, respondió Felipe (Jn. 1:46).
-- Natanael fue y reconoció que Jesús era el Hijo de Dios, el Rey de Israel (Jn. 1:49).
-- Dijo Jesús: “Ustedes verán el cielo abierto y los ángeles de Dios subir y bajar en mi dirección” (Jn. 1:51).
La Bodas de Canaán
-- Jesús y sus discípulos fueron invitados para un casamiento (Jn. 2:1-2).
-- La madre de Jesús le dijo: “El vino se terminó” (Jn. 2:3).
-- Jesús respondió: “¿Qué tenemos nosotros con eso, mujer?” (Jn. 2:4).
-- María orientó a los empleados: “Hagan todo lo que él mande” (Jn. 2:5).
-- Jesús mandó que llenaran de agua seis tinajas y dieran un poco de agua al maestresala de la fiesta (Jn. 2:6-8).
-- El maestresala dijo: “Todos acostumbran a servir primero el vino bueno y después el vino barato. Tú, sin embargo, guardaste hasta ahora el mejor vino” (Jo. 2:9-10).
-- Así empezó Jesús sus milagros (Jn. 2:11).
La Primera Purificación del Templo
-- Jesús purificó el Templo, expulsando a los vendedores de animales y cambistas y dijo: “¡No hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio!” (Jn. 2:13-22).
-- Jesús conocía a las personas sin que nadie le hablara a respecto de ellas (Jn. 2:23-24).
Jesús con Nicodemo
-- Una noche, Nicodemo fue a visitar a Jesús y le dijo: “Sabemos que eres un maestro enviado por Dios” (Jn.3:1-2).
-- Jesús respondió: nadie puede ver el Reino de Dios si no nace de nuevo (Jn. 3:3).
-- Nicodemo preguntó: “¿Cómo puede un hombre viejo nacer de nuevo?” (Jn. 3:4).
-- Jesús respondió que tenía de nacer del agua y del Espíritu e hizo una comparación del Espíritu con el viento. (Jn. 3:5-6).
-- Jesús criticó a Nicodemo porque era profesor y no entendía lo que él explicaba (Jn. 3:10-13).
-- Jesús concluyó: “Como Moisés levantó a la serpiente de bronce en el desierto, así el Hijo del Hombre tiene que ser levantado, para que todos los que en él creen tengan la vida eterna” (Jn. 3:14-16).
Jesús es más importante que Juan el Bautista
-- Los seguidores de Juan el Bautista dijeron que muchos estaban siguiendo a Jesús (Jn. 3:25-26).
-- Juan el Bautista dijo que Jesús era más importante que él (Jn. 3:27-30).
Jesús con la Samaritana
-- Jesús pasó por la región de Samaria (Jn. 4:1-5).
-- Cerca del mediodía, se sentó cerca de un pozo. Una samaritana vino a sacar agua, y Jesús le dijo: “¡Dame un poco de agua para beber!” (Jn. 4:6-7).
-- Ella le preguntó como Él, siendo judío, le pedía agua a ella, mujer samaritana (Jn. 4:9).
-- Jesús dijo que Él podría darle el agua de la vida (Jn. 4:10-14).
-- Ella pidió: “Dame de esa agua” (Jn. 4:15).
-- Jesús mandó: “Ve, llama a tu marido, y ven acá” (Jn. 4:16).
-- Ella respondió: “Yo no tengo marido” (Jn. 4:17).
-- Jesús dijo: “Estás cierta, pues ya tuviste cinco, y ese que tienes ahora no es de hecho tu marido” (Jn. 4:18).
-- La samaritana reconoció que Jesús era profeta e hizo una pregunta a respecto del lugar donde se debe adorar a Dios (Jn. 4:19-20). Jesús respondió que los verdaderos adoradores van a adorar al Padre en espíritu y en verdad (Jn. 4:21-24).
-- Ella replicó: “Sé que está para llegar el Salvador que todos esperan”.
--Jesús le afirmó: “Yo soy el Cristo” (Jn. 4:25-26).
-- Llegaron los discípulos de Jesús (Jn. 4:27).
-- La mujer volvió a la ciudad y habló a respecto de Jesús (Jn. 4:28-29).
-- Muchos salieron de la ciudad para ir donde Jesús estaba (Jn. 4:30). Viendo la multitud aproximarse, Jesús dijo: “Miren a los campos: lo que fue plantado ya está maduro y listo para la cosecha” (Jn. 4:34-38).
-- Muchos samaritanos creyeron que Jesús era el Salvador del mundo (Jn. 4:39-41).
La Curación del Hijo de un Oficial
-- Jesús curó al hijo de un funcionario público, a distancia (Jn. 4:43-54).
Situación-final: Jesús fue reconocido por varias personas que manifestaron algún tipo de fe.
NARRATIVA:
Los Primeros Seguidores
Juan el Bautista, después de haber bautizado a Jesús, estaba con dos de sus discípulos y, cuando vio a Jesús, dijo: “Miren, ahí está el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Jn. 1:29, 35-36). Los dos, Andrés y Felipe, fueron detrás de Jesús y se quedaron con Él el resto de aquel día (Jn 1:36-39).
Andrés fue a hablar con su hermano, Simón Pedro, diciéndole: “Encontramos al Mesías”. Andrés condujo a su hermano a Jesús, el cual fijó sus ojos en Simón y dijo: “Tú eres Simón. Serás llamado Cefas (que quiere decir Piedra)” (Jn. 1:40-42).
Felipe buscó a su amigo Natanael y le dijo: “Encontramos a aquel de quien Moisés escribió y a respecto de quien los profetas también escribieron! Es Jesús, de la ciudad de Nazaret”.
Natanael preguntó: “¿Y de Nazaret pude salir algo bueno?”.
Respondió Felipe: “Ven y ve”.
Cuando Jesús vio a Natanael llegando, dijo: “¡Ahí está un verdadero israelita! ¡En él no hay fingimiento!”
Entonces Natanael preguntó a Jesús: “¿De dónde me conoces?”
Respondió Jesús: “Antes que Felipe te llamara, yo ya te había visto sentado debajo de una higuera”.
Natanael clamó: “¡Maestro, tú eres el Hijo de Dios! ¡Eres el Rey de Israel!”
Jesús le respondió: “Natanael, no creas en mí sólo porque estás admirado de decirte que te vi debajo de la higuera, cuando tenías certeza de que nadie te estaba viendo. Sin embargo, verás cosas aún mayores que esta. Ustedes verán el cielo abierto y los ángeles de Dios subir y bajar en mi dirección” (Jn. 1:43-51).
La Bodas de Canaán
En las bodas de Canaán, Jesús realizó su primer milagro. Jesús y sus discípulos fueron invitados para un casamiento. María, la madre de Jesús, estaba allá.
Cuando se acabó el vino, la madre de Jesús le dijo: “El vino se acabó”.
Jesús le respondió: “¿Qué tenemos nosotros con eso, mujer? Aún no ha llegado mi hora”.
Sin embargo, María orientó a los empleados: “Hagan todo lo que Él mande”.
Cerca estaban seis tinajas de piedra, que los judíos usaban para las ceremonias rituales religiosas de purificación. En cada tinaja cabían de ochenta a cien litros de agua. Jesús mandó que los empleados las llenaran de agua hasta la boca. Enseguida, Jesús mandó que dieran un poco del agua de esas tinajas al maestresala de la fiesta. El maestresala probó el agua y se había transformado en vino. Él no sabía de adonde viniera el vino. Llamó al novio y le dijo: “Todos acostumbran a servir primero el vino bueno y después sirven el vino barato. Tú, sin embargo, guardaste hasta ahora el mejor vino.”
Así empezó Jesús sus milagros, manifestó su poder y sus discípulos creyeron en él (Jn. 2:1-12).
La Primera Purificación del Templo
Antes de la Pascua, Jesús fue a Jerusalén. En el patio del Templo, encontró a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los que hacían cambio de dinero para el pueblo. El Templo se había transformado en un local de comercio. Fiscales sólo aceptaban animales para sacrificios que fueran comprados en el Templo, y allí costaban hasta seis veces más que en el comercio. Sólo aceptaban dinero hebreo, y el cambio oficial explotaba al pueblo. El comercio era realizado en el lugar del Templo reservado a los no judíos.
Jesús hizo un chicote de cuerdas y, con violencia, derribó las mesas de los comerciantes. Con el chicote, expulsó a las personas y a los animales del Templo. Derribó las mesas de los que cambiaban dinero, y las monedas se derramaron por el suelo. Él dijo: “¡Retiren de aquí todas estas cosas! ¡No hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio!” (Jn. 2:13-22).
Mientras estaba en Jerusalén para la fiesta de la Pascua, muchas personas, al presenciar las señales (milagros) que realizaba, creyeron en él. Pero el propio Jesús no confió en ellos, porque conocía a las personas sin que nadie le hablara a respecto de ellas. Él conocía muy bien el íntimo de cada uno (Jn. 2:23-25).
Jesús con Nicodemo
Nicodemo era líder entre los judíos, del partido de los fariseos. Una noche él fue a visitar a Jesús y le dijo: “Nosotros sabemos que eres un maestro enviado por Dios, pues nadie puede hacer esos milagros si Dios no está con él”.
Jesús respondió: “Yo te afirmo que nadie puede ver el Reino de Dios si no nace de nuevo”.
Nicodemo no entendió y preguntó: “¿Cómo puede un hombre viejo nacer de nuevo? ¿Será que puede volver al vientre de su madre y nacer otra vez?”
Jesús respondió: “Yo te afirmo que nadie puede entrar en el Reino de Dios si no nace del agua y del Espíritu. La persona nace físicamente de padres humanos, pero nace espiritualmente del Espíritu de Dios. El viento sopla donde quiere, y se oye el sonido que hace, pero no se sabe de dónde viene ni para donde va. Lo mismo sucede con todos los que nacen del Espíritu”.
Jesús criticó a Nicodemo: “Tú eres profesor del pueblo de Israel ¿y no entiendes eso? Sin embargo, yo declaro lo siguiente: Estoy plenamente consciente de aquello que estoy hablando y estoy dando mi testimonio de aquello que he visto. Pero, aun así, muchos de ustedes no están aceptando mi testimonio. Si no creen cuando hablo de las cosas que suceden aquí en la Tierra, ¿cómo van a creer cuando yo hable de las cosas que suceden en el cielo?”
Jesús concluyó: “Como Moisés levantó a la serpiente de bronce en el desierto, así el Hijo del Hombre tiene que ser levantado, para que todo el que en él cree tenga la vida eterna. Porque Dios amó al mundo de tal manera que dio a su único Hijo, para que todo aquel que en él cree no perezca, sino que tenga la vida eterna” (Jn. 3:1-16).
Jesús es Más Importante que Juan el Bautista
Algunos de los seguidores de Juan el Bautista, reclamaron porque muchos estaban siguiendo a Jesús. Dijeron a Juan: “Maestro, el hombre que fue a tu encuentro al otro lado del Jordán, y a respecto del cual te hablaste, todos van a su encuentro”.
Juan el Bautista dijo: “Yo no soy el Cristo, pero fui enviado delante de él. Así como la novia pertenece al novio y el amigo del novio se alegra con los homenajes que son prestados al novio, ¡esa es mi alegría y es completa! ¡Es necesario que Él crezca y que yo disminuya! Cristo vino del alto y es superior a todos” (Jn. 3:25-30).
Jesús con la Samaritana
Jesús supo que los fariseos oyeron hablar de que Él tenía más discípulos que Juan el Bautista. Él salió de Judea y volvió a Galilea. En el camino, pasó por la región de Samaria. Los samaritanos eran descendientes de extranjeros que habían vivido muchos años antes en Israel, después que fue conquistada. Allí se mezclaban, casándose con judíos, en parte adoptando su religión, y en parte adorando a sus propios ídolos. En el tiempo de Jesús, los judíos consideraban a los samaritanos un pueblo enemigo (Jn. 4:1-4) y, cuando era posible, evitaban pasar por la provincia de Samaria. La rivalidad entre los judíos y los samaritanos impedía que ellos ni siquiera se hablaran.
Jesús llegó a una ciudad de Samaria cerca del mediodía. Cansado del viaje, se sentó cerca de un pozo y los discípulos fueron hasta la ciudad a comprar comida. Una samaritana vino a sacar agua, y Jesús le dijo: “¡Dame un poco de agua para que yo beba!”
La samaritana respondió: “Tú eres judío y yo soy samaritana. Entonces ¿cómo es que me pides agua?”
Jesús le respondió: “Si supieras la gracia que Dios te puede dar y si conocieras quién es que te pide de beber, ciertamente serías tú quien pediría y él te daría agua viva”
Ella respondió: “¿Agua viva? ¿Qué agua viva es esa? Tú no tienes con qué sacar el agua, y el pozo es hondo. ¿Cómo es que vas a conseguir esa agua que da vida?”
Jesús dijo: “Quien beber de esta agua volverá a tener sed, pero el que beber del agua que yo le doy nunca más tendrá sed. Porque el agua que yo le doy será en él como una fuente que dará vida eterna”.
La mujer samaritana pidió: “Señor, dame de esa agua, para que yo no tenga más sed y no necesite más venir al pozo a buscarla”.
Jesús mandó: “Ve, llama a tu marido, y ven acá”.
Ella respondió: “Yo no tengo marido”.
Jesús continuó: “Estás cierta, diciendo que no tienes marido, pues ya tuviste cinco y ese que tienes ahora no es de hecho tu marido”.
La samaritana reconoció que Jesús era profeta e hizo una pregunta: “Nuestros padres adoraron en este monte, pero ustedes, los judíos, dicen que es en Jerusalén que se debe adorar a Dios”.
Jesús respondió: “Llegará el tiempo en que nadie va a adorar a Dios ni en este monte ni en Jerusalén. Los verdaderos adoradores van a adorar al Padre en espíritu y en verdad. Porque son esos los que el Padre quiere que lo adoren. Dios es Espíritu, y por eso los que lo adoran deben adorarlo en espíritu y en verdad”.
La samaritana replicó: “Sé que está para llegar el Salvador que todos esperan”.
Jesús le afirmó: “Yo, que estoy hablando contigo, soy el Cristo” (Jn. 4:5-26).
Llegaron los discípulos de Jesús y se quedaron admirados, pues Él estaba conversando con una mujer, pero no preguntaron ni a Jesús ni a la mujer por qué motivo estaba hablando con ella (Jn. 4:27).
La mujer dejó el pozo, volvió a la ciudad, y dijo a los habitantes: “Vengan a ver al hombre que me dijo todo lo que yo he hecho. ¿Será que él es el Mesías?” Muchos salieron de la ciudad y vinieron a verlo (Jn. 4:28-30).
Viendo la multitud aproximarse, Jesús dijo: “Dicen que en cuatro meses más tendremos la cosecha. Pero miren y vean bien los campos: lo que fue plantado ya está maduro y listo para la cosecha” (Jn. 4:34-38).
Muchos samaritanos de aquella ciudad creyeron en Jesús y dijeron a la mujer: “No es sólo lo que nos contaste que nos hizo creer en él. Nosotros mismos oímos lo que Él dijo, y sabemos que es de hecho el Salvador del Mundo (Jn. 4:39-41).
La Curación del Hijo de un Oficial
Jesús volvió a Canaán de Galilea, donde había transformado el agua en vino. Un alto funcionario público, que vivía en Capernaum, fue a pedir a Jesús que fuera allá para curar a su hijo, que se estaba muriendo. Él insistió con Jesús: “¡Señor, ven deprisa, antes que se muera mi hijo!”
Jesús le dijo al funcionario: “¡Vuelve a tu casa! Tu hijo va a vivir”.
El hombre creyó e inició su viaje de regreso a su casa. En el camino, encontró a unos empleados suyos, que le dieron la buena noticia, eufóricos: “¡Tu hijo quedó sano!”
El hombre preguntó: “¿Cuándo sucedió eso?
Respondieron: “Ayer, a la una de la tarde.”
Era exactamente la hora en que Jesús le había dicho: “¡Vuelve a tu casa! Tu hijo va a vivir”. El hombre y toda su familia pasaron a adorarlo (Jn. 4:43-54).
LECCIONES APRENDIDAS EN LA NARRATIVA
1. Juan el Bautista presentó a Jesús como el Cordero de Dios (Jn. 1:29, 35-36). Las narrativas del Antiguo Testamento revelan lo que el Cordero de Dios significaba para Juan:
-- el Cordero providenciado por Dios para Abraham (Gn. 22:8). Así como Dios proveyó el carnero para librar a Isaac de la muerte, también envió a Jesús para tomar el lugar de todos los que confían en él;
-- el Cordero Pascal. Antes que el ángel de la muerte pasara por Egipto, Dios ordenó que cada familia matara un cordero y pusiera su sangre en los umbrales de la puerta de sus casas. El cordero murió en lugar del primogénito (Ex. 12);
-- aquel que carga el pecado de los hombres y se ofrece como Cordero de la Expiación (Lv. 14);
-- el Siervo Sufridor que es llevado al matadero (Is. 53:7, 8, 12).
La sangre de animales no es capaz de pagar el pecado, por eso Dios envió a Jesús al mundo para pagar por completo el pecado del hombre y librar todos cuantos confían en él.
2. El que descubre a Jesús debe hacerse un testigo. Ejemplos: Juan, el autor del evangelio (Jn. 1:14), Juan el Bautista (Jn. 1:35-36), Andrés (Jn. 1:40-41), Felipe (Jn. 1:43-45) y la samaritana (Jn. 4:28-29).
3. El nuevo creyente en Jesús necesita testificar a respecto de él. Juan el Bautista, Andrés y Felipe son algunos ejemplos de cómo dar testimonio (Jn. 1:35-51).
3.1 Dar importancia a la persona de Cristo (Jn. 1:36, 41, 45).
3.2 Llamar a los parientes y amigos bien cercanos (Jn. 1:41, 45).
3.3 Invitar a otros después de sentir la emoción del descubrimiento personal (Jn. 1:41, 45).
3.4 No discutir apenas con argumentos, sino que desafiando a la investigación (Jn. 1:46).
4. Jesús, el verdadero hombre, fue un hombre social. El Jesús social estaba en la fiesta de las bodas (Jn. 2:1-12). Él quiere participar de la vida del pueblo.
5. Hay transformación cuando Jesús manda. Él no actúa cuando es mandado (Jn. 2:3-4). Solamente actúa cuando puede mandar (Jn. 2:5). Cuando recibió la autoridad para mandar, transformó el agua en vino (Jn. 2:1-11).
6. Jesús sólo soluciona problemas en el hogar cuando es Él quien manda. Jesús fue invitado apenas para estar presente en el casamiento. Hasta que Jesús recibiera el derecho de mandar, no solucionó el problema que hubo (Jn. 2:1-11).
7. La purificación del Templo revela que Jesús se enoja con la religión (Jn. 2:13-22):
secularizada. Cuando los practicantes de la religión verdadera se portan igual como los incrédulos, Jesús queda enojado. Los religiosos estaban explotando al pueblo en el propio Templo, tal como el incrédulo hace en su comercio.
comercializada. Cuando hay religiosos que quieren sacar ventajas financieras con la verdadera religión, Jesús queda enojado.
sin reverencia. La bulla de los animales y comerciantes acabaron con la reverencia en el Templo.
que crea barreras para quien quiere conocer a Dios. El comercio estaba siendo realizado en la parte del Templo reservada a los no judíos.
8. Jesús es omnisciente. Tiene conocimiento sobrenatural de los hombres y acontecimientos, sin ser informado (Jn. 1:48; 2:25). Nicodemo (Jn. 3:1-15) y la samaritana (Jn. 4:17-19) son dos ejemplos de eso. Otros ejemplos: Jn. 6:61, 64; 13;1, 11, 18-28; 16:19, 30; 18:4; 21:17.
9. El hombre necesita de una experiencia con Dios, cuando todo empieza de nuevo. Nicodemo quiso conversar con Jesús a respecto de hechos religiosos, aunque Jesús supiera que él necesitaba del nuevo nacimiento (Jn. 3:1-15).
10. Para entrar en el Reino de Dios, la persona tiene que tener un comienzo totalmente nuevo, que venga de Dios. El tema de la conversación entre Jesús y Nicodemo fue: Cómo entrar en el Reino de Dios (Jn. 3:3, 5). Jesús dijo que Nicodemo necesitaba nacer de nuevo. Él usó dos símbolos para aclarar el significado del nuevo nacimiento:
-- agua. Nacer del agua (Jn. 3:5) significaba el arrepentimiento. En el contexto histórico, Juan el Bautista bautizaba con agua (Jn. 1:31) y su bautismo quedó conocido como “bautismo de arrepentimiento” (Mr. 1:3-4).
-- viento. El viento simboliza el Espíritu Santo (Jn. 3:8). Jesús bautizaba con el Espíritu (Jn. 1:33; Mr. 1:8). El Espíritu Santo convence al mundo del pecado, de la justicia y del juicio (Jn. 16:8-11).
El nuevo nacimiento y la actuación del Espíritu son difíciles de ser explicados, así como el viento, pues se puede ver su actuación sin ser explicado.
11. Una persona puede ser religiosa sin tener conocimiento espiritual, sin tener la vida que viene de Dios. Nicodemo no pasaba de un materialista religioso (Jn. 3:9-11).
12. Jesús es el Maestro Divino. Nicodemo llamó a Jesús de “el maestro venido de Dios” (Jn. 3:2). Él estaba considerando a Jesús en el mismo nivel elevado de Moisés o Elías, del Antiguo Testamento. Sin embargo, Jesús es Dios (Jn. 1:1). Él es el Hijo de Dios (Mt. 3:17; 17:4-5).
13. Jesucristo necesitaba ser levantado en la cruz para que el hombre pecador fuera salvo. Él recordó a Nicodemo lo que sucedió a los antepasados judíos en el desierto (Jn. 3:14-15). Pecaron contra Dios, entonces Él envió serpientes para picarlos, y empezaron a morir. Cuando se arrepintieron, Dios dijo a Moisés para hacer una serpiente de bronce y ponerla en una asta. Aquellos que fueron picados y miraron a la serpiente de bronce fueron curados (Nm. 21:8-9). Jesús explicó a Nicodemo que, cuando muriera en la cruz, sería como la serpiente que Moisés colgó en la asta. La culebra de bronce se transformó en una ilustración de Jesús (Jn. 3:14-15):
La serpiente ilustra el pecado, que requiere el juicio de Dios.
La asta ilustra la cruz de Cristo, donde Él fue ofrecido como substituto para salvar a todos los que miraren para Él con fe.
Mirar y vivir ilustran la fe sencilla. El hombre pecador es salvo por la fe, al mirar al Señor Jesús, que tomó la responsabilidad por nuestro pecado, cuando fue colgado en la cruz.
14. Jesús es la suprema atracción (Jn. 3:26). La atracción de Jesús era mayor que la de Juan el Bautista. Es necesario que Jesús crezca en importancia y las personas, programas, instituciones y tradiciones disminuyan (Jn. 3:30).
15. Jesús se preocupa con las personas individualmente. Ejemplos: Simón Pedro (Jn. 1:42), Felipe (Jn. 1:43), Natanael (Jn. 1:47-51), Nicodemo (3:1-15) y la samaritana (4:1-18).
16. El seguidor de Jesús toma la iniciativa, cruzando barreras de odio y prejuicios para tener contactos sociales y llevar el mensaje a otros, tal como Jesús hizo con la samaritana (Jn. 4).
17. Jesús es fuente de agua viva (Jn. 4:10-14). Hay una sed, una profunda necesidad humana, que sólo Jesús puede satisfacer. El agua viva es la vida eterna, que consiste en el propio Cristo viviendo en el alma del hombre mediante el Espíritu Santo (Jn. 7:37-39).
18. Hay un resultado doble al tener el agua viva, el Espíritu Santo en el corazón: uno es el resultado interior y el otro el exterior.
Resultado interior: el Espíritu Santo continuará refrescando y renovando la vida espiritual del creyente, como una fuente a filtrar dentro de su corazón, para que nunca vuelva a tener sed (Jn. 4:10).
Resultado exterior: el Espíritu Santo en la vida del creyente, también, continuará a filtrar de él como ríos de bendiciones, a todos los que lo rodean, para satisfacer la sed de muchos (Jn. 7:38).
19. Dios es adorado en espíritu y en verdad (Jn. 4:23-24). Quien está siendo honesto consigo mismo y con Dios y tiene el deseo de tener un encuentro con el Dios revelado por Jesús, va a participar del verdadero culto donde esté.
20. Dios es omnipresente. Dios no está limitado a ningún lugar en particular (Jn. 4:21).
21. Es esencial explicar enseñanzas para alguien que tenga dificultades en entender el sentido espiritual. Nicodemo no entendió lo que Jesús habló a respecto del nuevo nacimiento; la mujer samaritana tampoco entendió lo que Jesús quería decir al respecto del agua viva. Jesús, entonces, tuvo que explicarles sus enseñanzas para ellos.
22. Jesús está preocupado con la plantación humana (Jn. 4:31-42).
23. Jesús domina a la distancia. Una señal de eso es la curación del hijo de un funcionario a la distancia, sin que haya sido necesario ir hasta donde estaba (Jn. 4:43-54).
PREGUNTAS
1. ¿Quiénes fueron los primeros seguidores de Jesús?
2. ¿Qué hicieron Juan el Bautista, Andrés, Felipe y la samaritana, cuando descubrieron a Jesús?
3. ¿Qué revela a respecto de Jesús el milagro de transformar agua en vino?
4. ¿Por qué Jesús reaccionó de una manera violenta en el Templo?
5. ¿Cómo es que Jesús conocía a las personas sin que alguien le diera informaciones?
6. ¿Cómo fue el diálogo de Jesús con Nicodemo?
7. ¿Qué quiso decir Jesús con el símbolo del “nuevo nacimiento”?
8. ¿Cómo fue el diálogo de Jesús con la samaritana?
9. ¿Qué quiso decir Jesús con el símbolo del “agua viva”?
10. ¿En qué Nicodemo y la samaritana son diferentes y en qué son semejantes?
11. ¿Por qué Jesús pudo curar al hijo del funcionario público a la distancia?
ACONTECIMIENTOS |
MATEO |
MARCOS |
LUCAS |
Juan el Bautista preso |
4:12; 14:3-4 |
1:14; 6:16-20 |
3:19-20 |
Jesús expulso de Nazaret, fija residencia en Capernaum |
4:13-17 |
|
4:16-31 |
Cuatro pescadores llamados |
4:18-22 |
1:16-20 |
5:1-11 |
Admirado en Capernaum |
|
1:21-28 |
4:31-37 |
La suegra de Pedro es curada |
8:14-15 |
1:29-33 |
4:38-41 |
El primer viaje evangelístico por Galilea |
4:23-25 |
1:35-39 |
4:42-44 |
La cura de un leproso |
8:1-4 |
1:40-45 |
5:12-16 |
La cura de un paralítico bajado por el tejado |
9:1-8 |
2:1-12 |
5:17-26 |
El llamamiento de Leví |
9:9-13 |
2:13-17 |
5:27-32 |
La defensa de los discípulos que no ayunaron |
9:14-17 |
2:18-22 |
5:33-39 |
La curación de un paralítico en el Sábado |
Juan 5:1-47 |
||
Los discípulos cogen espigas en un Sábado |
12:1-8 |
2:23-28 |
6:1-5 |
En un Sábado, la curación de un hombre con la mano seca |
12:9-14 |
3:1-6 |
6:6-11 |
La multitud a la orilla del mar |
12:15-21 |
3:7-12 |
|
Los 12 apóstoles escogidos |
|
3:13-19 |
6:12-16 |
El Sermón del Monte |
5, 6, 7 |
|
6:17-49 |
La curación del siervo del centurión |
8:5-13 |
|
7:1-10 |
La resurrección del hijo de una viuda |
|
|
7:11-17 |
Juan el Bautista pregunta, Jesús responde |
11:2-19 |
|
7:18-35 |
Las tres ciudades impenitentes |
11:20-24 |
|
10:13-15 |
El alivio a los afligidos |
11:25-30 |
|
10:21-22 |
En la casa de Simón, el fariseo |
|
|
7:36-50 |
La blasfemia de los fariseos |
12:22-37 |
3:20-30 |
|
El pedido de una señal |
12:38-45 |
|
|
La madre y los hermanos de Jesús |
12:46-50 |
3:21, 31-35 |
8:19-21 |
Las parábolas a respecto de la naturaleza del Reino |
13:1-53 |
4:1-34 |
8:4-18 |
La tempestad calmada |
8:23-27 |
4:35-41 |
8:22-25 |
La curación de 2 endemoniados |
8:28-34 |
5:1-20 |
8:26-39 |
La hija de Jairo y la mujer con hemorragia |
9:18-26 |
5:21-43 |
8:40-56 |
Los 2 ciegos y el mudo |
9:27-34 |
|
|
La última visita a Nazaret |
13:54-58 |
6:1-6 |
|
El viaje por Galilea |
9:35-38 |
6:6 |
|
Los doce, instruidos y enviados |
10:1-11:1 |
6:7-13 |
9:1-6 |
La muerte de Juan el Bautista |
|
6:14-29 |
9:7-9 |
TEXTO: Mateo 4:12-25; 9:1-13; 12:1-14; Marcos 1:15 - 2:12; Lucas 4:14 - 5:32; Juan 5:1-18
ESTRUCTURA:
Contexto:
Hay cinco épocas en la vida de Jesús: 1) Niñez y juventud; 2) Año de la preparación; 3) Año de la popularidad; 4) Año de la pasión U oposición; 5) Vida resurrecta.
Cuando Jesús empezó el año de la preparación, Él era desconocido fuera de la ciudad de Nazaret. Juan el Bautista, AL contrario, era muy conocido y las personas estaban yendo a oírlo y a ser bautizadas por él. Juan era el gran mensajero que estaba preparando al pueblo para recibir a Jesús. Durante ese año, Jesús estaba saliendo de la oscuridad y empezaba a ser conocido. Al final del año, Él tenía algunos discípulos y su fama estaba creciendo.
Personaje-clave: Jesús
Lugar-clave: Capernaum
Repeticiones-clave:
- Pecador: Pedro confesó ser pecador (Lc. 5:8), Jesús perdonó los pecados del paralítico (Lc. 5:20-24), los líderes critican a Jesús por comer con pecadores y éste dice que vino a llamar a los pecadores (Lc. 5:32).
- Invitación para seguir a Jesús: pescadores (Lc. 5; Mt. 4:18-20) y Mateo (Mt. 9:9-13; Lc. 5:27-32).
- Conflicto entre Jesús y judíos religiosos: ellos expulsaron a Jesús de Nazaret (Lc. 4:16-30), acusaron a Jesús de blasfemias (Lc. 5:21), criticaron a Jesús por juntarse con pecadores (Lc. 5:27-32), y hubo varios choques a respecto del sábado (Jn. 5:1-18; Mt. 12:1-8; 12:9-14).
- Grandes grupos estaban cerca de Jesús: los habitantes de Nazaret (Lc. 4:16-31), la multitud apretaba a Jesús a la orilla del lago de Galilea (Lc. 5:1), muchas personas estaban fuera de la casa en Capernaum cuando los hombres trajeron al paralítico (Lc. 5:19) y muchas personas de mala fama estaban en la casa de Mateo (Lc. 5:29).
Sentimientos-clave:
- El odio de Herodías para con Juan el Bautista. El odio y el miedo de Herodes para con Juan.
- El preconcepto de los moradores de Nazaret contra las personas no judías.
- La vacilación de los pescadores en lanzar las redes. El asombro y la admiración que sintieron después de la gran pesca. La disposición para seguir a Jesús.
- La decisión que los amigos tuvieron de llevar al paralítico hasta Jesús. El espanto de los profesores de la Ley cuando pensaron que Jesús estuviera blasfemando contra Dios.
- La firmeza de Mateo en seguir a Jesús.
- La indignación de los líderes religiosos contra Jesús, por juntarse con personas marginadas.
- La discordia entre Jesús y los fariseos a respecto del sábado.
Problema- inicial: Juan el Bautista condenó el pecado del rey Herodes por quedarse con la esposa de su hermano; entonces Herodes hizo una cosa aún peor: mandó que pusieran a Juan en la cárcel (Lc. 3:18-20; Mc. 6:16-20).
Puntos de referencia en la secuencia narrada:
Juan el Bautista es preso
Juan el Bautista condenó el pecado del rey Herodes por quedarse con la esposa de su hermano (Lc. 3:18-19; Mc. 6:16-20).
Herodes mandó que pusieran a Juan en la cárcel (Lc. 3:20; Mc. 1:14; 6:16-20; Mt. 4:12; 14:3-4).
Jesús es expulsado de Nazaret y fija residencia en Capernaum
Jesús fue a Galilea (Mt. 4:12).
Jesús fue expulsado de Nazaret cuando dijo que el profeta Isaías estaba hablando a su respecto, y dio varios ejemplos de judíos despreciando las obras de Dios, mientras los no judíos las aprovechaban (Lc. 4:16-31).
Jesús fijó residencia en Capernaum (Mt. 4:13-16).
Cuatro Pescadores Llamados
Jesús vio a los hermanos Simón y Andrés pescando con redes y a los hermanos Santiago y Juan arreglando las redes (Mt. 4:18, 21; Mc. 1:16-19).
La multitud apretaba a Jesús, que entró en un barco para enseñarles (Lc. 5:1-3).
Jesús mandó que Pedro lanzara las redes e hizo el milagro de la pesca maravillosa (Lc. 5:4-10)
Jesús llamó a los cuatro pescadores, que lo siguieron (Mt. 4:18-22; Lc. 5:11).
La Curación de la Suegra de Pedro y de un Paralítico Bajado por el Tejado
La suegra de Pedro fue curada (Mc. 1:29-33).
El paralítico bajado por el tejado tuvo sus pecados perdonados por Jesús. Los profesores de la Ley pensaron: Eso es blasfemia, nadie puede perdonar pecados, sólo Dios (Mt. 9:1-3; Mc. 2:1-6; Lc. 5:17-21).
Jesús probó que podía perdonar, curando al paralítico (Mt. 9:4-8; Mc. 2:6-12, Lc. 5:21-26).
El Llamamiento de Leví
Jesús llamó a Leví, también conocido como Mateo, para seguirlo (Mt. 9:9; Lc. 5:27).
Mateo dejó todo y se fue con Jesús (Lc. 5:28).
Mateo hizo una fiesta en su casa. Personas de mala fama estaban presentes (Mt. 9:10; Lc. 5:29).
Los líderes religiosos criticaron a los discípulos, porque comían y bebían con pecadores (Mt. 9:11-13; Lc. 5:30).
Jesús respondió: “Los que tienen salud no necesitan de médico, pero sí los enfermos. Yo vine a llamar a los pecadores, para que cambien de vida, y no para llamar a los buenos” (Mt. 9:12-13; Lc. 5:31-32).
Choques entre Jesús y los Fariseos con Respecto al Sábado
Hubo un choque entre Jesús y los fariseos con respecto al Sábado:
La curación de un paralítico en el Sábado, en Jerusalén (Jn. 5:1-47).
Jesús defendió a los discípulos que cogieron espigas en un sábado (Mt. 12:1-8).
Jesús curó, en el Sábado, al hombre con la mano seca (Mt. 12:9-14; Mc. 3:1-6; Lc. 6:6-11).
Los líderes hicieron planes para matarlo (Mt. 12:14). Sin embargo, el pueblo iba a su encuentro (Mc. 3:6-10).
Situación-final: Después que Jesús no respetó la tradición con respecto al sábado, los líderes religiosos hicieron planes para matarlo. El pueblo, sin embargo, iba a su encuentro, porque oía hablar de lo que Él hacía (Mc. 3:6-10).
NARRATIVA:
Juan el Bautista es Preso
El rey Herodes y su esposa visitaron a su hermano Felipe. A Herodes le gustó Herodías, la esposa de Felipe. Entonces, trajo a Herodías a su casa y mandó a su esposa de vuelta para su padre. Juan el Bautista dijo a Herodes: “¡La Ley prohíbe que te cases con la esposa de tu hermano!” (Mc. 6:18). Herodes mandó que prendieran a Juan, amarraran sus manos y que lo pusieran en la prisión (Mc. 6:14-20). Él también tuvo miedo de los judíos porque ellos pensaban que Juan era un profeta (Mt. 14:5).
Jesús es Expulsado de Nazaret y Fija Residencia en Capernaum
Jesús volvió a Nazaret, donde había sido criado. Los habitantes estaban esperando que Él hiciera en su ciudad los mismos milagros que hacía en los otros lugares. En el Sábado, según su costumbre, fue a la sinagoga, la casa de oración de los judíos. Jesús leyó las Escrituras Sagradas en el libro del profeta Isaías: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ungió para evangelizar a los pobres; me envió para proclamar la remisión a los presos y a los ciegos la recuperación de la visión, para restituir la libertad a los oprimidos, y para proclamar un año de gracia del Señor”.
Jesús declaró que el profeta estaba hablando a su respecto: “Se cumple hoy el texto de la Biblia que acabaron de oír”.
Todos allí hablaban bien de Jesús y estaban impresionados con sus palabras de sabiduría. Algunos, sin embargo, comentaban: “¿No es este el hijo de José? ¿Cómo es posible que hable con sabiduría? Los milagros que oímos decir que hace en la ciudad de Capernaum, que los haga aquí también en su tierra”.
Jesús respondió que ningún profeta es bien recibido en su tierra y mencionó ejemplos de los judíos despreciando las obras de Dios, mientras los no judíos las aprovechaban. En el tiempo del profeta Elías, por tres años y medio no cayó lluvia. El profeta Elías no ayudó a ninguna de las viudas de Israel en la época de la seca prolongada, pero ayudó a una viuda judía en otro país. De manera semejante, en el tiempo del profeta Eliseo, había muchos leprosos en Israel. Eliseo no curó a ningún leproso en Israel, pero curó a Naamán, el sirio. Los habitantes de Nazaret quedaron con mucha rabia por la comparación de ellos con aquellos judíos, menos dignos de favor divino que los propios gentiles. Ellos arrastraron a Jesús para fuera de la ciudad y lo llevaron hasta el alto del monte donde la ciudad estaba construida, para lanzarlo de allí abajo. Pero Él pasó por el medio de la multitud y se fue (Lc. 4:16-31).
Dejando Nazaret, Jesús fijó residencia en Capernaum, cerca del lago de Galilea (Mt. 4:13-17). Capernaum estaba situada en el Mar de Galilea, donde millares de barcos de pesca, trasporte y recreo cercaban sus aguas, de tal manera que toda la región era un vasto centro de tránsito y turismo. Allá también eran desarrolladas grandes actividades comerciales productivas, que estaban contribuyendo para el progreso de la región.
Los Cuatro Pescadores Llamados
Un día, Jesús andaba por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a los hermanos Simón Pedro y Andrés pescando con redes. Un poco más adelante, Él vio a otros dos hermanos, Santiago y Juan. Ellos estaban en el barco con su padre, Zebedeo, arreglando las redes (Mt. 4:18, 21).
Los pescadores salieron de los barcos y estaban lavando las redes. La multitud apretaba a Jesús porque quería oír su mensaje. Él entró en uno de los barcos, que era de Pedro, y pidió que él lo alejara un poco de la playa. Entonces se sentó y, desde el interior de la embarcación, enseñaba a la multitud. Cuando terminó de hablar, ordenó a Pedro: “Ahora anda para donde sea más hondo y lanza las redes”.
Pedro respondió: “Maestro, nosotros trabajamos toda la noche y no pescamos nada. Pero ya que estás mandando lanzar las redes, voy a obedecer”.
Cuando lanzaron las redes en el agua, pescaron tanto pescado que las redes estaban casi rompiéndose. Hicieron señal para que los compañeros vinieran a ayudarles. Ellos llenaron dos barcos con tanto pescado que casi se hundían.
Los pescadores quedaron admirados con la cantidad de peces que habían pescado. Pedro, asombrado, se lanzó a los pies de Jesús y le dijo: “¡Señor, aléjate de mí, pues soy pecador!”
Jesús habló con Pedro: “No tengas miedo. De ahora en adelante vas a ser pescador de gente” (Lc. 5:1-10).
Jesús invitó a los pescadores: “Vengan conmigo, que yo les enseñaré a pescar gente”.
Entonces Andrés y Pedro dejaron luego las redes y fueron con Jesús (Mt. 4:18-20). Juan y Santiago inmediatamente dejaron al padre, el barco, los empleados y lo siguieron (Mt. 4:21-22; Mc. 1:20).
Jesús anduvo por toda Galilea, enseñando en las sinagogas, predicando y curando las enfermedades (Mt. 4:23-25).
La Curación de la Suegra de Pedro
Una vez, Jesús y algunos discípulos fueron hasta la casa de Pedro. Así que Jesús llegó, le contaron que la suegra de Pedro estaba en cama, con violenta fiebre. Jesús fue hasta donde ella estaba, sujetó sus manos y la ayudó a levantarse. La fiebre desapareció y ella empezó a atenderlos (Mc. 1:29-33).
La Curación de un Paralítico Bajado por el Tejado
En otra ocasión, Jesús estaba en una casa en Capernaum, predicando. Se juntó tanta gente que muchos quedaron fuera de la casa. Mientras Jesús hablaba, cuatro hombres trajeron a un paralítico en un catre. Por causa de la multitud, no consiguieron entrar en la casa. Los judíos construían sus casas con tejados planos, que eran hechos de maderas clavadas transversalmente de pared a pared y cubiertas con una rejilla de junco o con espineras. Una gruesa capa de barro o tierra era colocada sobre esas rejillas. Los hombres que trajeron a su amigo paralítico a Jesús lo llevaron para arriba del tejado de la casa. Hicieron un hoyo en el techo, sobre el lugar donde Jesús estaba, y, por la abertura, bajaron el paralítico con catre y todo.
Cuando vio que él tenía fe, Jesús dijo al paralítico: “Tus pecados están perdonados”.
Los profesores de la Ley presentes pensaron: “¡Eso es blasfemia contra Dios! Nadie puede perdonar pecados; ¡sólo Dios tiene ese poder!”
Jesús, sabiendo lo que ellos estaban pensando, dijo: “¿Qué es más fácil decir al paralítico: 'Tus pecados están perdonados' o 'levántate, toma a tu cama y anda'? Voy a probar que yo tengo poder para perdonar pecados”. Entonces dijo al paralítico: “Levántate, toma tu cama y ándate a tu casa”.
En el mismo instante, el paralítico se levantó, tomó la cama y salió. El pueblo presente quedó con miedo, alabó a Dios y dijo: “¡Nunca vimos una cosa así, que cosa maravillosa!” (Mt. 9:1-8; Mc. 2:1-12, Lc. 5:17-26).
El llamamiento de Leví
Jesús salió de allí y vio a un tal Leví, también llamado Mateo, que era cobrador de impuestos. Los cobradores de impuestos trabajaban para los romanos, cobrando impuestos de su propio pueblo, los judíos. Ellos eran considerados traidores y eran despreciados por los judíos. Tenían la fama de avarientos y de quedarse ricos cobrando más de lo que la ley exigía. Jesús vio a Mateo sentado en el lugar donde eran pagados los impuestos y le dijo: “Ven conmigo”.
Mateo no vaciló: se levantó, dejó todo y se fue con Jesús. Él hizo para Jesús una gran fiesta en su casa. Había allí muchos cobradores de impuestos y otras personas marginadas por la sociedad.
Los líderes religiosos, los fariseos y los profesores de la Ley quedaron enojados con los discípulos de Jesús y preguntaron: “¿Por qué ustedes comen y beben con los cobradores de impuestos y con otras personas de mala fama?”
Jesús respondió: “Los que tienen salud no necesitan de médico, más sí los enfermos. Yo vine para llamar a los pecadores, para que cambien de vida, y no para llamar a los buenos”(Mt. 9:9-13; Lc. 5:27-32).
Los Choques Entre Jesús y los Fariseos con Respecto al Sábado
Uno de los choques más agudos entre Jesús y los fariseos fue a respecto del Sábado, el día de reposo. El conflicto se originó porque los fariseos habían agregado tantas restricciones absurdas a la ley de Moisés que habían invalidado el propósito original de Dios. Por esta razón, delante de la ira de los opositores, Jesús, deliberadamente, no guardaba esas tradiciones que degeneraban el propósito real de la Ley. Esos religiosos profesionales tenían las mentes tan deformadas que un hecho de bondad común, que se hiciera en el día de Sábado, era considerado un crimen terrible.
Jesús fue a Jerusalén para una fiesta de los judíos. En un sábado, Él vio a un paralítico que estaba enfermo hacía treinta y ocho años y le ordenó: “Levántate, toma tu cama y anda.”
El hombre quedó curado, tomó su cama y empezó a andar. Los líderes judíos le dijeron: “Hoy es sábado, nuestra Ley prohíbe que lleves tu cama en este día”.
Él respondió: “El hombre que me curó dijo: 'Toma tu cama y anda'“.
Los líderes judíos empezaron a perseguir a Jesús porque había hecho esa curación el sábado. Jesús les respondió: “Mi Padre trabaja hasta ahora, y yo también trabajo”.
Entonces los líderes se quedaban airados, con deseos de matarlo pues, además de no obedecer a la ley del sábado de la manera que ellos enseñaban, Jesús afirmaba que Dios era su propio Padre, haciéndose así igual a Dios (Jn. 5:1-18).
En otro sábado, Jesús estaba cruzando una plantación de trigo. Los discípulos estaban con hambre y por eso empezaron a coger espigas y a comer los granos de trigo. Los fariseos interpretaron el coger algunas espigas como cosechar, un tipo de trabajo prohibido en el sábado (Lc. 6:1). Entonces ellos dijeron a Jesús: “Tus discípulos están haciendo una cosa que nuestra Ley prohíbe hacer en el sábado!”.
Jesús defendió a los discípulos y declaró Su igualdad a Dios cuando reivindicó tener autoridad también sobre el sábado, diciendo que era el Señor del sábado (Mt. 12:1-8).
El mismo sábado, Jesús continuó andando hasta llegar a una casa de oración. Estaba allí un hombre que tenía una mano seca y, también, algunas personas que querían acusar a Jesús de desobedecer a la Ley y le preguntaron si era contra la Ley curar en el sábado
Jesús respondió: “Si uno de ustedes tiene una oveja, y el sábado ella se cae en un hoyo, ¿no hará todo para sacarla de allí? ¡Un hombre vale mucho más que una oveja! Por lo tanto, la Ley permite ayudar a los otros en el sábado.”
Jesús llamó al hombre de la mano seca: “Ven acá”. Y a los que se encontraban en la sala, les preguntó: “¿Qué es permitido hacer en el sábado: ¿El bien o el mal? ¿Salvar una vida o dejar que ella se pierda?”
Ellos se quedaron en silencio. Jesús, entonces, fijó en ellos una mirada severa y quedó profundamente entristecido con la indiferencia de aquellos corazones.
Enseguida dijo al hombre: “¡Extiende tu mano!” Él la extendió, y ella se sanó, quedando igual a la otra.
Los fariseos, inmediatamente, salieron de allí y se reunieron con los hombres del partido del rey Herodes, para conspirar a respecto del modo de destruir a Jesús (Mt. 12:9-14; Mc. 3:1-6).
Después que Jesús desobedeció a la tradición del sábado, los líderes religiosos quedaron furiosos y empezaron a discutir a respecto de los que podrían hacer contra Jesús. Hasta hicieron planes para matarlo (Mt. 12:14). Sin embargo, el pueblo iba a su encuentro porque oía hablar a respecto de lo que hacía (Mc. 3:6-10).
LECCIONES APRENDIDAS EN LA NARRATIVA
1. La multitud puede cometer inexplicables rebeldías con relación a Jesús. En Nazaret, la multitud pasa de la admiración (Lc. 4:22) a la animosidad (Lc. 4:22, 28).
2. Hay el peligro de despreciar privilegios espirituales. En su sermón en Nazaret (Lc. 4:23-27), Jesús revela dos ejemplos de los judíos en Israel que tuvieron privilegios y los despreciaron, mientras los gentiles apreciaban sus bendiciones. El pecado de los vecinos de Nazaret fue despreciar el privilegio de haber conocido a Jesús por casi treinta años.
3. Los judíos son herederos naturales de las promesas de Dios. Pero aquellos de entre ellos que no creyeren en Jesucristo verán a los gentiles tomar sus lugares (Lc. 4:23-27).
4. La persona que sirve como portavoz de Dios puede sufrir persecución por el pecador no arrepentido, que quiere enmudecer la crítica de sus pecados. El encarcelamiento de Juan el Bautista fue determinado por Herodes para enmudecer la crítica contra su persona (Mc. 6:17).
5. El ministro cristiano puede ser casado. El hecho de Pedro tener suegra muestra que era casado (Mc. 1:29-33). Hay ventajas tanto para el ministro soltero como para el casado. Por eso, no conviene prohibir que se casen, ni obligar a hacerlo. Simplemente, se debe decir que es lícito casarse.
6. Quien es beneficiado por Jesús debe servirlo prontamente. Cuando la suegra de Pedro fue curada, luego se levantó y pasó a servirlo (Mc. 1:29-33).
7. Jesús tiene el poder divino para perdonar pecados. Él perdonó los pecados del hombre paralítico (Mc. 2:5-7). Solamente Dios tiene el poder para perdonar pecados. Jesús ejerció ese poder a lo largo de su ministerio. Es ese el sentido de su nombre (Mt. 1:21-22). Él mismo relacionó ese poder con su muerte (Mt. 20:28) y con la sangre derramada, que sella la nueva alianza de Dios con las personas (Mt. 26:28). Los apóstoles atribuyeron esa obra divina al Cristo muerto y resucitado (Hch. 2:38; 10:37-43; 13:38-39; Ro. 3:21-26; 5:6-9; Ef. 1:7; He. 9:26).
8. Fe y acción andan tomadas de la mano (Lc. 5:18-26). Los amigos del paralítico tuvieron fe en Jesús. La prueba de eso fue el esfuerzo de cargar al amigo hasta donde Él estaba. La fe y el esfuerzo son eficaces. (Vea Stg. 2:14-17).
9. Quien busca servir a Jesús necesita usar su mente. Cuando el paralítico y sus amigos llegaron a la casa donde Jesús estaba, la puerta de entrada se encontraba obstruida por mucha gente. Tuvieron que buscar otra manera de llegar a la presencia de Jesús (Mt. 9:1-8).
10. Jesús es omnipotente. Él tiene poder sobre las enfermedades para curarlas.
11. Jesús es omnisciente. Él sabe lo que las personas están pensando (Jn 2:25; Lc.5:22; He.4:13).
12. La prueba de alguien ser discípulo de Cristo es el hecho de seguirlo, buscando hacer su voluntad. Jesús invitó a los pescadores a seguirlo (Mt. 4:18-22).
13. Seguir a Jesús implica en renuncia. Los pescadores llamados abandonaron la profesión y la familia (Mt. 4:18-22). Mateo tuvo que abandonar su trabajo (Lc. 5:28).
14. El seguidor de Jesús obedece a sus órdenes, hasta cuando no concuerda con ellas. Cuando Jesús mandó que Pedro lanzara la red para pescar, aquello para Pedro era contra todas las indicaciones. Jesús era carpintero y Pedro era pescador. No era aquella la hora en que solían pescar peces y el pasar una noche sin obtener éxito no le daba ánimo. Sin embargo, Pedro obedeció a su Maestro, considerando que Jesús tenía el derecho de mandar, confiando en la orden recibida (Lc. 5:4-5).
15. Sólo cuando una persona reconoce que es un pecador, no merecedor de favores divinos, es que se vuelve en alguien útil para el Reino de Dios. Cuando Pedro confesó que era un pecador, Jesús lo invitó a ser su discípulo (Lc. 5:8-10).
16. La experiencia propia de Jesús, actuando a favor de alguien, debe dejarlo admirado y comprometido a seguirlo como nunca. Los pescadores fueron testigos al ver a Jesús actuar en favor de otros. Sin embargo, la primera vez que quedaron realmente admirados fue cuando ellos mismos experimentaron la pesca maravillosa (Lc. 5:8-9).
17. Jesús busca hombres ocupados para seguirlo. Él llamó a los pescadores en plena actividad (Mt. 4:18-22) y Mateo estaba en la mesa de trabajo (Lc. 5: 27-32). Se debe buscar personas ocupadas para la obra del Señor.
18. Jesús transforma la vida y las prioridades de sus seguidores. Los pescadores de pescados fueron transformados en pescadores de hombres (Mt. 4:19).
19. El nuevo seguidor de Jesús debe presentarlo a los amigos y compañeros de trabajo, tal como hizo Mateo (Lc. 5:29).
20. Jesús vino a llamar a los pecadores. Tal como el enfermo necesita de un médico, el pecador necesita de Jesús. Jesús no vino a ayudar a las personas que piensan estar sin pecado (Mt. 9:10-12; Lc. 5:32).
21. Las personas que piensan ser justas, se alejan de la gracia salvadora de Jesús (Lc. 5:31). Los fariseos se consideraban espiritualmente sanos y no podían aprovechar el perdón ofrecido por Jesús
22. Hay pecados de ejecución y de omisión. Jesús llama la atención al hecho de que hay muy poca diferencia entre hacer el mal y dejar de hacer el bien (Mc. 3:4; cf. Stg. 4:17).
23. Jesús es el Señor del sábado (Mt. 12:8; Mc. 2:28; Lc. 6:5). El señorío de Jesús a respecto del sábado abrió camino a la Iglesia primitiva para que abandonara la obligación de guardar el sétimo día y celebrar la resurrección de Cristo en el primero. (Vea Ro. 14:4-6; Gá. 4:10). La ley del sábado no tenía restricción sobre Cristo, el Señor del Tiempo, y no tiene aplicación en el caso del siervo del Señor del Tiempo.
24. La religión, a veces, cambia lo que es cierto por el mal y viceversa (Lc. 6:6-11; Mc. 3:6). Los religiosos llamaron los hechos de Jesús en un sábado, en beneficio de los enfermos, de trasgresión. Ellos conspiraban en cómo le quitarían la vida y consideraban sus planes un hecho lícito.
25. Cuando los líderes religiosos están preocupados en conseguir poder y privilegios por medio de la religión, van a juntar un montón de tradiciones e interpretaciones humanas que invalidarán el propósito original de Dios. Eso fue lo que los fariseos hicieron con la Ley a respecto del sábado.
PREGUNTAS
1. ¿Por qué Juan el Bautista fue preso?
2. ¿Qué lecciones se pueden aprender con el problema entre Juan el Bautista y Herodes?
3. ¿Por qué los habitantes de Nazaret rechazaron a Jesús?
4. ¿Cómo fue que Jesús llamó a los cuatro pescadores?
5. ¿Cómo fue la curación del paralítico bajado por el tejado?
6. ¿Por qué Jesús pudo perdonar los pecados del hombre paralítico?
7. ¿Por qué Jesús llamó a Mateo, un cobrador de impuestos marginado por la sociedad?
8. Cuando Jesús comió en la casa de Mateo, ¿cuál fue la acusación de los fariseos y cómo fue la respuesta de Jesús?
9. ¿Cuál fue el precio que los pescadores y Mateo pagaron para seguir a Jesús?
10. ¿Cuál fue el primer problema que los fariseos tuvieron con Jesús envolviendo el Sábado?
11. ¿Por qué Jesús no respetó las tradiciones de los fariseos a respecto del sábado?
TEXTO: Mateo 5, 6, 7
ESTRUCTURA:
Contexto:
En el año de la preparación, Jesús inició su ministerio a las orillas del Río Jordán, cuando fue bautizado por Juan el Bautista. Él salió de la oscuridad, empezó a ser conocido y algunos hombres, tales como Andrés, Pedro, Felipe, Natanael, Santiago y Juan hicieron algunos viajes con Él. La prisión de Juan el Bautista y la expulsión de Jesús de la ciudad de Nazaret fueron los hechos que indicaron el término del año de la preparación y el inicio del año de la popularidad. Jesús fijó residencia en Capernaum y aparecieron muchos queriendo oírlo. Andrés, Pedro, Santiago, Juan y Mateo fueron llamados para ser sus primeros discípulos.
Personaje-clave: Jesús
Lugar-clave: El monte
Repeticiones-clave:
- No sean como los otros: no desobedezcan al menor mandamiento y enseñen a los otros a hacer lo mismo (5:19), no amen solamente a aquellos que los aman (5:46), no hablen solamente con sus amigos (5:47, no practiquen la caridad en público para ser vistos por los otros (6:1), no oren como los hipócritas (6:5), en las oraciones, no se queden repitiendo como hacen los paganos (6:7), no ayunen como los hipócritas (6:16), no sean como aquellos que juntan riquezas en este mundo (6:19), no sean como los paganos, que están siempre preocupados con la comida, la bebida y la ropa (6:25-34), no sean como los falsos profetas que vienen disfrazados de ovejas (7:15) y no sean como el hombre sin inteligencia, que construyó su casa en la arena (7:24-27).
Sentimientos-clave:
- El cuidado de Jesús en pasar la noche en oración antes de escoger a los doce.
- El desafío del Sermón del Monte en vivenciar las enseñanzas de Jesús.
- La admiración de los oyentes cuando escucharon a Jesús enseñar con autoridad.
Problema-inicial: Jesús escogió a doce hombres para andar con Él y ser enviados para anunciar el mensaje de salvación (Mc. 3:14).
Puntos de referencia en la secuencia narrada:
Los Doce Apóstoles Escogidos
Después de pasar una noche en oración (Lc. 6:12), Jesús escogió a doce hombres para quedarse con Él y ser enviados para anunciar el mensaje de salvación (Mc. 3:13-19; Lc. 6:12-16).
El Sermón del Monte
Jesús subió al monte, se acercaron sus discípulos y Él les enseñó a través de un sermón (Mt. 5, 6, 7):
- las bienaventuranzas (5:1-12).
- la responsabilidad de ser la sal de la Tierra y la luz del mundo (5:13-16).
- seis ejemplos de cómo cumplir el verdadero significado de la Ley de Moisés (5:17-48).
- tres ejemplos de cómo eliminar la hipocresía y tener sinceridad (6:1-18).
- cómo tener seguridad (6:19-24).
- cómo vencer preocupaciones (6:25-34).
- a respecto del juicio que critica a todos menos a si mismo (7:1-6)
- a respecto de la oración (7:7-12).
- cómo distinguir entre la doctrina verdadera y la falsa (7:13-27).
Los oyentes del sermón quedaron admirados con su manera de enseñar con autoridad propia (7:28-29).
Situación-final: Los discípulos y los otros que oyeron el Sermón del Monte, quedaron admirados con su manera de enseñar con autoridad propia.
NARRATIVA:
Los Doce Apóstoles Escogidos
En el año de la preparación, Jesús inició su ministerio a las orillas del Río Jordán, cuando fue bautizado por Juan el Bautista. Él salió de la oscuridad y Andrés, Pedro, Felipe, Natanael, Santiago y Juan hicieron algunos viajes con Él. Después de la prisión de Juan el Bautista y de su expulsión de Nazaret, Jesús se fijó en Capernaum. Andrés, Pedro, Santiago, Juan y Mateo fueron llamados para ser los primeros discípulos.
Después de pasar una noche en oración, Jesús escogió a doce hombres para ser sus discípulos de tiempo completo. Ellos fueron escogidos para quedarse con Él y ser enviados a anunciar el mensaje de salvación (Mc. 3:13-19; Lc. 6:12-16). Fueron escogidos:
los hermanos y pescadores Andrés y Simón Pedro.
los hermanos y pescadores Santiago y Juan. Jesús los llamó “Hijos del Trueno”.
Mateo, el cobrador de impuestos.
Felipe y su amigo Natanael.
Tomás, que hoy es conocido como “el apóstol de la duda”.
Santiago, hijo de Alfeo.
Tadeo, también llamado Judas (no el traidor).
Simón, el zelote, que era un revolucionario nacionalista.
Judas Iscariote, aquél que traicionó a Jesús.
El Sermón del Monte
Jesús subió al monte, se acercaron sus discípulos y Él les enseñó por medio de un sermón, mientras la multitud también lo oía (Mt. 5, 6, 7). En su sermón, Jesús estableció el código del Reino de los Cielos.
En las bienaventuranzas, Jesús describió las ocho cualidades o actitudes que hacen de los discípulos personas felices (5:1-12). Son ellas:
ser humilde de espíritu;
llorar;
ser manso;
tener hambre y sed de justicia;
ser misericordioso;
ser limpio de corazón;
ser pacificador;
ser perseguido por causa de la justicia.
El discípulo tiene la responsabilidad de ser la sal de la Tierra y la luz del Mundo (5:13-16).
Jesús explicó que Él no viniera para anular la Ley de Moisés y las enseñanzas de los profetas, más para darles el verdadero sentido (5:17-20). Él dio seis ejemplos de cómo cumplir el verdadero significado de la Ley, lo que prueba que su intención no es anularla (5:21-48).
La Ley mandaba no matar, Jesús exigió que no se airase o insultase a su hermano (5:21-26).
La Ley mandaba no cometer adulterio, Jesús exigió que no mirasen para una mujer con el propósito de tener pensamientos impuros (5:27-30).
La Ley permitía el divorcio por cualquier razón, Jesús lo permitió apenas en caso de adulterio (5:31-32).
Los profesores de la Ley interpretaron que un juramento sólo tenía que ser cumplido si incluyese el nombre de Dios. Jesús exigió que se cumpliesen todas las promesas (5:33-37).
La Ley limitó la venganza a ojo por ojo, diente por diente. Con pequeñas ilustraciones, Jesús enseñó que el hombre debe alejarse tan completamente de la venganza, que hasta permitió a la persona perversa doblar la injuria (5:38-42). Él enseñó que si alguien le pega en la mejilla, su discípulo debe volver el otro lado para que él le pegue también. Si uno de los soldados extranjeros lo obliga a cargar una carga por una milla, cargarla por dos.
La Ley manda amar al prójimo. En la tradición popular de los judíos, se amaba al prójimo y se odiaba al enemigo. Jesús enseñó que se debe amar a los enemigos y orar a favor de ellos (5:43-48).
Jesús dio tres ejemplos de cómo eliminar la hipocresía y actuar con sinceridad (6:1-18). La advertencia fundamental de Jesús fue contra la práctica de actividades religiosas en público con el fin de recibir el aplauso de los hombres. Él enseñó:
dar limosna sin la mano izquierda saber lo que hace la derecha (6:1-4);
orar solo en el cuarto, con la puerta cerrada (6:5-6);
cuando ayunar, ungir la cabeza y lavar el rostro para que nadie note (6:16-18).
Jesús enseñó un modelo de oración (6:9-14): “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, más líbranos del mal.”
Jesús enseñó a respecto de la verdadera seguridad (6:19-24):
juntar tesoros en el cielo, pues ellos tienen durabilidad (6:19-21).
como el ojo que ve da la luz al cuerpo, una ambición noble y sincera lanza luz sobre todo lo que se hace (6:22-23).
escoger servir a Dios como Señor y no a las riquezas (6:24).
Jesús enseñó a vencer las preocupaciones, pues el alimento y el vestuario son providenciados por Dios a quien lo busca como prioridad de la vida (6:25-34).
Jesús desaprobó el juicio que critica a todos, menos a sí mismo, viendo la paja que está en el ojo de un hermano, sin ver el pedazo de madera que está en el suyo propio (7:1-5). Sin embargo, Él enseñó que no se debe ser ingenuo e ignorar las faltas de los otros, con la ilustración de que no se debe lanzar perlas a los cerdos, pues ellos van a pisarlas (7:6).
A respecto de la oración, Jesús enseñó a pedir, buscar y golpear, porque Dios el Padre dará buenas cosas a los que le piden (7:7-12).
Jesús usó ilustraciones para enseñar algunas maneras de distinguir entre la doctrina verdadera y la falsa (7:13-27):
Hay una puerta estrecha para el camino difícil que conduce a la vida, mientras hay una puerta ancha para el camino fácil que lleva a la perdición (7:13-14).
Hay falsos profetas, lobos disfrazados de ovejas, que pueden ser identificados por los frutos, pues un árbol malo produce frutos malos (7:15-20).
Hay falsos discípulos, que confiesan a Jesús como Señor, más manifiestan una desarmonía entre el decir y el hacer. Ellos serán rechazados por Jesús (7:21-23).
Hay el peligro de haber desarmonía entre el oír y el hacer. Quien oye las palabras de Jesús y las practica es como un hombre sabio que construyó su casa sobre la roca. Cayó la lluvia, vinieron las inundaciones, y el viento sopló con fuerza. Sin embargo ella no se cayó, porque había sido construida sobre la roca. Quien oye las palabras de Jesús y no las practica es como un hombre sin inteligencia, que construyó su casa en la arena. La tempestad vino contra aquella casa, y ella cayó y su destrucción fue completa (7:21-27).
Los oyentes quedaron admirados con su manera de enseñar. Él no era como los profesores de la Ley, cuya interpretación se basaba en las enseñanzas de los profesores de destaque; Jesús, en cambio, enseñaba con autoridad propia (7:28-29).
LECCIONES APRENDIDAS EN LA NARRATIVA
1. Decisiones importantes deben ser tomadas después de mucha oración. Jesús pasó la noche orando a Dios antes de escoger a los doce discípulos (Lc. 6:12-13).
2. La oración es esencial para que se conozca la voluntad de Dios. Jesús, el Hijo perfecto de Dios, pasó la noche orando, en preparación para escoger a los discípulos. Aún más imperativa es la oración para los imperfectos hijos de Dios que buscan su rostro para conocer y hacer la voluntad divina.
3. Dentro del reino de Dios, los que antes eran enemigos pueden vivir unidos y en paz. Mateo, el cobrador de impuestos, colaboró con el gobierno romano; Simón, el Zelote, era miembro del partido político revolucionario de los zelotes, que no reconocía la autoridad romana y esperaba destruir a Roma. Jesús los llamó para ser sus discípulos.
4. Jesús, siendo Dios, tiene tanto el derecho de hacer planes para el ser humano como de darle órdenes. Jesús escogió a doce hombres para dejar sus actividades y quedarse con Él (Mc. 3:13-19; Lc. 6:12-16).
5. Jesús enseña a sus seguidores cómo vivir. El Sermón del Monte es la receta de Jesús para saber cómo debemos vivir una vida orientada por Él
6. El valor que Dios da a la enseñanza es manifestado por el hecho de Jesús haberse dedicado a esta actividad.
7. Jesús, el predicador del Sermón del Monte, es un Dios que exige. Él exige el control absoluto de todas las áreas de la vida de sus discípulos.
8. Jesús es omnipotente. Él tiene autoridad para establecer un código, para orientar a sus seguidores sobre cómo se deben portar. El Sermón del Monte es el Código del Reino, al cual el ciudadano del Reino debe obedecer.
9. El seguidor de Jesús debe ser completamente diferente de aquellos que no lo siguen. El tema principal del Sermón del Monte es que el ciudadano del Reino de los Cielos debe ser completamente diferente de aquellos que a Él no pertenecen (Mt. 6:8).
10. Para aprovechar las bendiciones del Reino de los Cielos, el seguidor de Jesús tiene que asumir sus responsabilidades. Las ocho bienaventuranzas describen las ocho cualidades o actividades que deben hacer parte del carácter de cada ciudadano del Reino de Dios, y cada responsabilidad es acompañada por una bendición o privilegio (Mt. 5:1-12).
11. El mundo perseguirá a los discípulos de Jesús (5:10-12).
12. A pesar de ser perseguidos, los discípulos son la esperanza de este mundo. Ellos son la sal de la Tierra y la luz del mundo (Mt. 5:13-16).
13. Jesús cumplió el verdadero significado de la Ley de Moisés. El Antiguo Testamento contiene preceptos éticos, o la ley moral de Dios. Jesús no quiso cambiar o anular la ley, sino revelar la profundidad del significado que pretendía contener. Es eso lo que Él destaca en Mt. 5:21-48. Los diez mandamientos exigen que el comportamiento sea colocado bajo el control de Dios. Jesús aumenta las exigencias, diciendo que los pensamientos y los deseos deben ser también colocados bajo su control.
14. El religioso que practica las actividades religiosas para recibir aplauso de los hombres, sólo tiene como recompensa ese aplauso. Aquél que las practica con la intención única de servir a Dios alcanza la recompensa que viene de Dios (Mt. 6:1-6, 16-18).
15. Actividades religiosas tales como oración, caridad y ayuno son buenas, pero no deben ser practicadas como demostraciones públicas, pues la humildad, y no el orgullo, es la base de la comunión con Dios (Mt. 6:2-4, 5-8, 16-18).
16. No hay razón para el discípulo de Jesús sufrir preocupaciones, pues el alimento y el vestuario son providenciados por Dios para quien lo busca como prioridad de vida (Mt. 6:25-34).
17. El discípulo de Jesús es un alumno aprendiendo a orar, por eso Él dio un modelo de oración (Mt. 6:9-13), además de dar orientación de cómo orar (Mt. 6:5-8, 14-15, 7:7-12).
18. Para juzgar al prójimo, se debe usar criterios saludables y evitar el espíritu de crítica (Mt. 7:1-6). Jesús es contra el juicio que critica a todos menos a sí mismo, pero también no desea que sea ingenuo e ignore las faltas de los otros.
19. Dios responde las oraciones (Mt. 7:7-12).
20. Se debe tomar cuidado con los falsos profetas (Mt. 7:15-23). No se debe quedar impresionado con sus prácticas religiosas (7:15), ni con aquello que hacen (7:22). Ellos deben ser juzgados por el criterio de Jesús: por los frutos espirituales que producen (7:17-18).
21. Jesús espera que las personas edifiquen sus casas (sus vidas) sobre Su Palabra. Sólo aquellos que hacen eso son sabios y estarán seguros (7:24-27).
22. Jesús, siendo Dios, tiene autoridad propia. En el Sermón del Monte, Él hablaba en su propio nombre, con autoridad propia, la cual sabía ser idéntica a la del Padre (Mt. 7:28-29).
PREGUNTAS
1. ¿Cómo Jesús pasó la noche antes de escoger a los discípulos?
2. ¿Por qué Jesús separó a doce discípulos para quedarse con Él?
3. ¿Qué nos enseña el Sermón del Monte a respecto de la persona de Jesús?
4. ¿Con qué autoridad Jesús enseñó?
5. ¿Qué exige del discípulo de Jesús el Sermón del Monte?
6. ¿Cómo es que el discípulo de Jesús debe ser diferente de las otras personas?
7. ¿Cómo Jesús interpretó el verdadero sentido de la Ley de Moisés?
8. ¿Por qué el seguidor de Jesús no debe realizar sus actividades religiosas para recibir elogios?
9. ¿Por qué el seguidor de Jesús no debe vivir preocupado?
10. En el Sermón del Monte, ¿qué Jesús nos enseñó a respecto de la oración?
11. ¿Cuál es la diferencia entre la vida construida sobre la arena y aquella construida sobre la roca?
Él Cura, Resucita, Responde a Preguntas y es Criticado
TEXTO: Mateo. 8:5-13; 11:2-30; 12:22-45; Lucas. 7:1-50; 11:14-23
ESTRUCTURA:
Contexto:
En el segundo año del ministerio de Jesús su popularidad junto al pueblo estaba creciendo y empezó la resistencia de los líderes religiosos. Él seleccionó a doce discípulos, para entrenarlos para que llevaran el mensaje del Reino de los Cielos. En el Sermón del Monte, Jesús estableció el código para que sus discípulos siguieran. Después, bajaron del monte para continuar su ministerio público y fue a la ciudad de Capernaum.
Personaje-clave: Jesús
Lugar-clave: Región de Capernaum
Repeticiones-clave:
-- Fe: del Centurión (Lc. 7:9), de Juan, a quien Jesús iba a responder una pregunta (Lc. 7:18-20), de la mujer de mala fama (Lc. 7:50).
-- Milagros: el empleado del centurión (Lc. 7:10), la resurrección del hijo de la viuda de Naín (Lc. 7:11-15) y muchas curaciones (Lc. 7:21-23).
Sentimientos-clave:
- El respeto de los judíos por el centurión.
- La humildad y la fe del centurión. La admiración de Jesús por la fe del oficial.
- La pena que Jesús sintió de la viuda de Naín cuyo hijo falleció. El susto sentido por los testigos de la resurrección
- Las dudas que Juan el Bautista sintió a respecto de quien era Jesús. La admiración que Jesús sintió por Juan.
- El egoísmo de Simón y su falta de respeto para con Jesús. El amor de la mujer de mala fama para con Jesús.
- La incredulidad de los presentes de la capacidad de Jesús en perdonar los pecados de la mujer de mala fama.
Problema-inicial: El centurión de Capernaum mandó líderes judíos para pedir que Jesús viniera a curar a su empleado.
Puntos de referencia en la secuencia narrada:
La Curación del Empleado del Centurión
El centurión de Capernaum mandó líderes judíos a pedir a Jesús que viniera a curar a su empleado (Lc. 7:1-3).
Los líderes insistieron: “Él es digno de que le concedas esto” (Lc. 7:4-5).
El centurión mandó un mensaje a Jesús: “No soy digno de que entres en mi casa. Da apenas una orden. Yo también estoy bajo tu autoridad” (Mt. 8:8-9; Lc. 7:6-8).
Jesús admiró la fe del oficial (Mt. 8:10-12; Lc. 7:9).
El empleado fue curado (Mt. 8:13; Lc. 7:10).
La Resurrección del Hijo de la Viuda de Naín
Jesús estaba llegando a la entrada de la ciudad de Naín, cuando iba saliendo el entierro del hijo único de una viuda (Lc. 7:11-12).
Jesús quedó conmovido y dijo a la madre: “No llores” (Lc. 7:13).
Jesús tocó en el cajón y dijo: “Joven, yo te ordeno: ¡Levántate!” El joven se sentó y empezó a hablar (Lc. 7:14-15).
Todos quedaron con mucho miedo y alabaron a Dios. Las noticias al respecto de Jesús se difundieron (Lc. 7:16-17).
Juan el Bautista Pregunta, Jesús Responde
Juan el Bautista envió a dos de sus seguidores para preguntar a Jesús si Él era aquél que debía llegar (Mt. 11:2-3; Lc. 7:18-20).
Jesús curó a muchas personas y después respondió: “Vuelvan y cuenten a Juan eso que ustedes vieron y oyeron. Feliz aquel que no quede escandalizado por causa de mí” (Mt. 11:4-6; Lc. 7:21-23).
Jesús aprovechó la ocasión para hablar al pueblo a respecto de Juan. Dijo que Juan era el mensajero mandado adelante para preparar el camino para Dios. Dijo que Juan era el mayor de entre todos los hombres del pasado (Mt. 11:7-15; Lc. 7:24-27).
Jesús dijo, entretanto, que quien es el menor en el Reino de Dios es mayor que Juan (Lc. 7:28).
En la Casa de Simón, el Fariseo
Simón, un fariseo, invitó a Jesús para cenar. Una mujer de mala fama apareció, mojó sus pies con sus lágrimas y después se los secó con sus propios cabellos (Lc. 7:36-38).
Simón consideró que Jesús no podía ser un profeta, pues permitía que aquella mujer lo tocara (Lc. 7:39).
Jesús contó una parábola de dos deudores, uno con una gran deuda, otro con una deuda pequeña. Ambos recibieron perdón. Aquel a quien fue perdonado la mayor deuda fue quien amó más. (Lc. 7:40-47).
Jesús dijo a la mujer: “Tus pecados están perdonados” (7:48).
Los presentes preguntaron: “¿Quién es ese que hasta perdona pecados? (7:49).
Jesús dijo a la mujer: “Tu fe te ha salvado. Anda en paz” (7:50).
Situación-final: Jesús perdonó los pecados de la mujer de mala fama y dijo: “Tu fe te ha salvado. Anda en paz” (Lc. 7:47-50).
NARRATIVA:
La Curación del Empleado del Centurión
En Capernaum, había un centurión. Él era un oficial romano, que trabajaba en el ejército y tenía soldados bajo su comando. Había un empleado, al cual estimaba, que estaba enfermo, casi muerto. El oficial mandó a algunos líderes judíos para pedir que Jesús viniera a curarlo. Éstos, llegando a Jesús, le rogaban con insistencia: “Él es digno de que le concedas esto, pues ama a nuestra nación, y hasta nos construyó la sinagoga”.
Jesús fue con ellos. Mas, cuando estaban cerca de la casa, el centurión mandó un mensaje para Jesús: “Señor, no te incomodes, porque no soy digno de que entres en mi casa; ni siquiera me sentí digno de venir a tu encuentro. Da apenas una orden, y mi empleado quedará bueno. Yo también estoy bajo autoridad de oficiales superiores y tengo soldados que obedecen a mis órdenes. Cuando digo a uno que vaya, él va. Y si digo a otro que venga, él viene. Pues, si yo, que soy un subordinado, tengo ese poder, tú puedes curar a mi siervo aún a la distancia”.
Jesús quedó muy admirado cuando oyó eso. Habló a la multitud: “¡Yo afirmo que ni aun en Israel vi tanta fe!” Y mandó a decirle al oficial: “Será hecho como tú crees”.
Los enviados del oficial volvieron a la casa y encontraron el empleado curado (Mt. 8:5-13; Lc. 7:1-10).
La Resurrección del Hijo de la Viuda de Naín
Poco tiempo después, Jesús y sus discípulos, acompañados por una multitud, fueron a una ciudad llamada Naín. Jesús estaba entrando en la ciudad cuando iba saliendo un entierro. El muerto era el hijo único de una viuda, y una multitud de la ciudad iba con ella. Cuando Jesús vio a aquella madre en llantos, quedó conmovido y dijo: “No llores.”
Ahí, Él llegó más cerca, tocó en el cajón y dijo: “Joven, yo te ordeno: ¡Levántate!” El joven se sentó y empezó a hablar. Todos quedaron con mucho miedo y alabaron a Dios, diciendo: “¡Un gran profeta apareció entre nosotros!”
Esas noticias al respecto de Jesús se divulgaron por todo el país (Lc. 7:11-17).
Juan el Bautista Pregunta, Jesús Responde
Juan el Bautista, en la prisión, oyó hablar de lo que Jesús hacía. Envió, entonces, a dos de sus discípulos para preguntar a Jesús si Él era aquel que iba a llegar. Ellos fueron hasta el lugar donde Jesús estaba y dijeron: “Juan el Bautista nos mandó preguntar lo siguiente: ¿Tú eres realmente el que iba a llegar, o debemos esperar a otro?”
En aquel momento, Jesús curó a muchas personas enfermas, sufridoras dominadas por espíritus malignos y ciegos. Después respondió a los seguidores de Juan: “Vuelvan y cuenten a Juan eso que ustedes vieron y oyeron, es decir, los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son curados, los sordos oyen, los muertos resucitan y la Buena Nueva del Evangelio es anunciada a los pobres. ¡Feliz aquel que no quede escandalizado por causa de mí!”
Cuando los seguidores de Juan se fueron, Jesús aprovechó la ocasión para hablar al pueblo a respecto de Juan. Él preguntó a la multitud: “Cuando ustedes fueron al desierto, ¿qué imaginaban encontrar? ¿Un hombre sin convicciones, inconstante como una caña sacudida por el viento? ¿Qué fueron a ver? ¿Un hombre vestido de ropas finas? Pero los que visten ropas finas viven en los palacios de los reyes y no en un desierto. Entonces, ¿qué fueron a ver? ¿Un profeta?”
Jesús habló que Juan era mucho más que un profeta. Él era aquel de quien las Escrituras Sagradas decían ser el mensajero mandado adelante para preparar el camino para Dios. Jesús dijo que los que oían a Juan el Bautista eran hombres del pueblo y varios publicanos, que se habían sometido a Dios, al recibir el bautismo de Juan. Los fariseos y los escribas, al rechazarlo, frustraron los planes de Dios con relación a ellos (Mt. 11:2-19; Lc. 7:18-28).
En la Casa de Simón, el Fariseo
Un fariseo, Simón, invitó a Jesús para cenar en su casa. Jesús fue y se reclinó sobre la mesa. Era costumbre, reclinarse sobre divanes a la mesa, con los pies para atrás. Una mujer de mala fama apareció con un frasco lleno de perfume y se colocó por detrás de Jesús, bien cerca, llorando. Con lágrimas empezó a bañarle los pies y después los secó con sus propios cabellos. Ella besaba sus pies y en ellos derramaba el perfume (Lc. 7:36-38).
Simón, viendo eso, consideró que Jesús no podía ser un profeta, pues permitía a una mujer pecadora tocarlo (Lc. 7:39).
Jesús, sin embargo, tomando la palabra, contó una parábola a Simón: “Dos hombres debían dinero a un hombre que solía hacer préstamos. Uno de ellos debía quinientas monedas de plata, y el otro cincuenta, pero ninguno de los dos podía pagar al que les había prestado. Entonces él perdonó las deudas de los dos”. Jesús preguntó a Simón: “¿Cuál de ellos va a estimarlo más?”
Simón respondió: “Yo creo que es aquél que debía más”.
Jesús dijo que Simón estaba correcto e hizo una comparación entre el comportamiento de Simón y la mujer. Simón no le había ofrecido agua para lavar los pies; ella, al contrario, los lavara con sus lágrimas y los enjugara con sus cabellos. Simón no lo besó cuando llegó; ella, sin embargo, no paró de besarle los pies. Simón no trajo aceite de oliva (que era una costumbre muy común) para su cabeza; ella, entretanto, derramó perfume en sus pies (un frasco de ungüento valía hasta trescientos denarios, siendo que cada denario representaba el sueldo de un día de trabajo de un labrador). Jesús afirmó que el gran amor que ella demostró, probaba que sus muchos pecados ya habían sido perdonados. Jesús concluyó que la persona a quien se perdona poco demuestra poco amor.
Jesús dijo a la mujer: “Tus pecados están perdonados. Tu fe te ha salvado. Anda en paz”.
Los que estaban sentados a la mesa preguntaron: “¿Quién es ése que hasta perdona pecados?” (Lc. 7:40-50).
LECCIONES APRENDIDAS EN LA NARRATIVA
1. La fe de alguien que confía en la autoridad de Jesús es honrada. Jesús quedó admirado con la fe del centurión y curó a su siervo (Mt. 8:5-13, Lc. 7:2-10). Los elementos que caracterizaban la fe del centurión eran:
profunda humildad.
confianza en el poder de Cristo sobre las fuerzas invisibles que castigan a la humanidad. El centurión se comparó a Cristo cuanto a dar órdenes. Él mandaba en los soldados. Quería que Jesús dijera una palabra de orden para que la enfermedad del siervo desapareciera.
absoluta confianza en el poder de Cristo, aunque a la distancia. Como la presencia del oficial no es necesaria para ejecutar una orden, Cristo, que es superior a todas las autoridades, podría ordenar y realizar milagros a distancia.
2. Jesús es soberano. Él manifestó que tiene poder sobre las enfermedades, al curar a los enfermos. Probó que tiene poder sobre la muerte, resucitando el hijo de la viuda de la ciudad de Naín (Lc. 7:11-17).
3. Jesús es el Señor que tiene el poder de expulsar a la muerte y la tristeza. Él resucitó al hijo de la viuda de la ciudad de Naín (Lc. 7:11-17). Vea I Co. 15:55-57.
4. El ser humano recibe muchos beneficios inmerecidos, debidos apenas al amor de Dios. El motivo para resucitar al hijo único de la viuda fue el amor compasivo de Jesús (Lc. 7:13).
5. Jesús se compadece de las personas desprotegidas. La viuda de Naín era completamente desprotegida, estando sin marido e hijos. El motivo para resucitar al hijo único de la viuda fue el propio amor compasivo de Cristo por una persona sin protección humana (Lc. 7:11-17).
6. Jesús tiene compasión de los que están sufriendo fuertes dudas y debilitados en la fe. Él manifestó esta paciencia con las dudas de Juan el Bautista (Mt. 11:2-19). Algunos piensan que no es espiritual tener intranquilidad y dudas en la vida y por eso esconden y niegan su existencia. Jesús animaba a sus discípulos a no esconder sus ansiedades, más a contarlas para Él, para que fueran solucionadas a la luz de la voluntad de Dios.
7. Problemas sin solución a la vista, por largo período de tiempo, tienden a provocar dudas. Juan estaba en la prisión hacía casi un año, porque habló la verdad y no vio a Jesús librando a los fieles de las injusticias romanas. Él empezó a tener dudas al respecto de Jesús (Mt. 11:3).
8. El creyente con dudas debe buscar las respuestas en Jesús y en la Biblia. Jesús envió una respuesta que permitiría a Juan percibir que Él cumpliera las profecías del Antiguo Testamento (Lc. 7:21-23). La confirmación de que Jesús era el Mesías se hizo evidente en el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento. (Vea: Is. 35:5-6; 61:1).
9. El seguidor de Jesús tiene privilegios mayores que cualquier héroe de la fe del Antiguo Testamento. Jesús afirmó que nadie era mayor que Juan el Bautista, más que el menor en el reino de Dios es mayor que él (Lc. 7:28). Entre los profetas del Antiguo Testamento, nadie es mayor que Juan, que fue escogido como precursor inmediato de Cristo. Además de hablar a respecto de él, lo reveló al mundo. El seguidor de Jesús, con todos los privilegios de un hijo de Dios, es mayor que cualquier miembro de la Antigua Alianza.
10. Jesús tiene compasión de los que son repelidos o repudiados por la sociedad. Él aceptó y salvó a la mujer de mala fama, que era una prostituta (Lc. 7:36-50).
11. El religioso que da prioridad a la tradición y a las ceremonias se vuelve alguien duro y sin compasión de las personas. El fariseo Simón era religioso, pero no tuvo ninguna tolerancia para con la prostituta (Lc. 7:39).
12. El amor es manifestado por la acción. La mujer de mala fama manifestó su amor a Jesús sin decir ninguna palabra (Lc. 7:36-38). Ella probó su amor con una ofrenda preciosa, como sacrificio de acción de gracia, y la emoción de las lágrimas.
13. El perdón de Jesús hace surgir la manifestación de amor en el corazón de aquel a quien el pecado es perdonado. La verdad principal de la parábola de los dos deudores es que reconocer el perdón produce el amor. Mayor perdón trae amor mayor (Lc. 7:41-47)
14. Reconocer el perdón produce la manifestación de amor a Jesús. La parábola del acreedor que perdonó a los dos deudores enseña que reconocer el perdón de Dios es que produce acciones que manifiestan ese amor (Lc. 7:40-48).
15. La fe en Jesús tiene como resultado la salvación y el perdón de los pecados. La fe de la mujer en Jesús (Lc. 7:50) la salvó y trajo el perdón para sus pecados.
PREGUNTAS
1. ¿Cómo fue que Jesús curó al siervo de un centurión?
2. ¿Por qué Jesús quedó admirado con el centurión?
3. ¿Qué nos enseña a respecto de Jesús la resurrección del hijo de la viuda de Naín?
4. ¿Cuál era la duda de Juan el Bautista y cómo fue que Jesús le respondió?
5. ¿Qué podemos aprender con Juan el Bautista a respecto de la manera correcta de solucionar nuestras dudas?
6. ¿Cómo es que alguien puede ser mayor que Juan el Bautista?
7. ¿Por qué Simón pensó que Jesús no podría ser profeta de Dios?
8. ¿Qué nos enseña la parábola del acreedor que perdonó a los dos deudores?
9. ¿Cómo los pecados de la mujer de mala fama fueron perdonados?
.
Jesús Enseña por Parábolas y Envía a Sus Discípulos
TEXTO: Mateo. 10, 13 - 14;
Lucas. 9
ESTRUCTURA:
Contexto:
En el segundo año del ministerio público de Jesús, su popularidad creció, pero empezó, también, la resistencia de los líderes religiosos. El segundo año empezó con la prisión de Juan el Bautista y con la expulsión de Jesús de Nazaret. Jesús fijó residencia en Capernaum. Él llamó a algunos seguidores, sin embargo, empezó la resistencia de los líderes religiosos, porque Jesús no respetaba sus tradiciones del sábado. El maestro escogió a doce discípulos para quedarse con Él y ser enviados por él. En el Sermón del Monte, Jesús dio su código del Reino. Después de eso, los discípulos se quedaron con Jesús, observándolo realizar varios milagros y siendo instruidos por Él.
Personaje-clave: Jesús
Lugar-clave: Capernaum
Repeticiones-clave:
- Enseñando: Jesús enseñó por medio de parábolas (Mt. 13:3-53), e instruyó a los doce antes de enviarlos (Mt. 10:5-33).
- Persecución: Jesús habló de las persecuciones que los discípulos deberían soportar (Mt. 10:16-31) y Juan el Bautista la experimentó (Mt. 14:5-7).
- Miedo: Los discípulos estaban con miedo en la tempestad (Mt. 8:25), Herodes tuvo miedo de Juan el Bautista (Mc. 6:20)
Sentimientos-clave:
- La seriedad y el encanto de las enseñanzas de Jesús por medio de las parábolas.
- El miedo de los discípulos de la tempestad. La admiración que sintieron después que Jesús calmó la tempestad.
- La seriedad de Jesús en sus enseñanzas antes de enviar a los discípulos.
- El odio de Herodías por Juan el Bautista y el miedo de Herodes de él.
- La maldad de Herodes, Herodías y la hija.
Problema-inicial: Los discípulos necesitaban entender la naturaleza del Reino de los Cielos y asumir responsabilidades para la expansión del mismo.
Puntos de referencia en la secuencia narrada:
Las Parábolas a Respecto de la Naturaleza del Reino
Jesús enseñó por medio de parábolas a respecto de la naturaleza y el crecimiento del Reino (Mt. 13:3-53):
El sembrador (Mt. 13:3-23).
La cizaña (Mt. 13:24-30).
El grano de mostaza (Mt. 13:31-32).
El tesoro escondido y la perla de gran valor (Mt. 13:44-46).
La Tempestad Calmada
Jesús y los discípulos estaban cruzando el lago de Galilea (Mt. 8:23; Mc. 4:36; Lc. 8:22).
Jesús durmió (Mt. 8:24-25; Mc. 4:38).
De repente, una gran tempestad agitó las aguas (Mt. 2:24; Mc. 4:37).
Los discípulos, con miedo, despertaron a Jesús (Mt. 8:25; Mc. 4:38).
Jesús los criticó por tener poca fe (Mt. 8:26; Mc. 4:40).
Jesús se levantó, dio una orden y todo quedó calmo (Mt. 8:26; Mc. 4:39; Lc. 8:24).
Los discípulos quedaron admirados (Mt. 8:27; Mc. 4:41; Lc. 8:25).
Los Doce, Instruidos y Enviados
Los doce fueron instruidos y enviados por Jesús para anunciar a su mensaje, curar a los enfermos, expulsar los demonios y resucitar a los muertos (Mt. 10:5-15).
Jesús habló de las persecuciones que los discípulos deberían soportar (Mt. 10:16-31).
La persona debe confesar a Cristo delante de los hombres, para que Cristo confirme delante de Dios que tal persona es de Él (Mt. 10:32-33).
El informe de los discípulos (Lc. 9:10).
La Muerte de Juan el Bautista
Juan el Bautista dijo a Herodes: “¡La Ley prohíbe que te cases con la mujer de tu hermano!” (Mc. 6:18).
Herodes mandó colocar a Juan en la prisión. Herodías quería matarlo, sin embargo, el rey tuvo miedo de los judíos, que pensaban que Juan era profeta (Mt. 14:5); y tuvo miedo de él, pues sabía que era un hombre santo (Mc. 6:14-20).
En el día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías entró en el salón y bailó. Herodes prometió a la joven: “¡Yo juro que te daré todo lo que me pidas!” (Mt. 14:6-7; Mc. 6:21-23).
Siguiendo el consejo de la madre, ella pidió la cabeza de Juan el Bautista (Mt. 14:8).
Herodes mandó a un soldado cortar la cabeza de Juan el Bautista (Mt. 14:9-11).
Los seguidores de Juan vinieron, se llevaron su cuerpo y lo enterraron (Mt. 14:12).
Situación-final: Después de la muerte de Juan el Bautista, Jesús empezó a alejarse de las multitudes, para estar a solas con los discípulos (Mt. 14:13).
NARRATIVA:
Las Parábolas a Respecto de la Naturaleza del Reino
Jesús enseñó por medio de parábolas (Mt. 13:3). Una parábola es la comparación de una cosa o evento normal del día común, para enseñar las verdades espirituales. Él usó parábolas para enseñar los secretos del Reino de los Cielos a sus discípulos y, al mismo tiempo, esconder sus enseñanzas de sus enemigos (Mt. 13:10-15). Él explicó las parábolas a los discípulos en particular (Mc. 4:33-34). Era común Jesús terminar las parábolas con la frase: “Si ustedes tienen oídos para oír, entonces oigan”.
Un día, Jesús enseñaba cerca del lago de Galilea. La multitud a su alrededor era tan grande que Él entró y se sentó en un barco cerca de la playa, donde estaba el pueblo. Él usó parábolas para enseñar muchas cosas (Mc. 4:1-2).
Jesús contó la parábola del sembrador (Mt. 13:3-9; Mc. 4:1-9): “Cierto hombre salió para sembrar. Cuando esparcía las semillas algunas cayeron a la orilla del camino, y los pajaritos se las comieron todas. Otras semillas cayeron en un lugar de muchas piedras y poca tierra. Las semillas brotaron luego, porque la tierra no tenía profundidad. Cuando apareció el sol, quemó las plantas, y ellas se secaron, porque no tenían raíces. Otras semillas cayeron en medio de los espinos, que crecieron y sofocaron las plantas, por eso nada produjeron. Las semillas que cayeron en tierra buena brotaron, crecieron y produjeron en la base de treinta, sesenta y hasta cien granos por uno”.
Cuando la multitud se fue, Jesús explicó la parábola a sus seguidores (Mt. 13:18-23; Mc. 4:10-20). El sembrador siembra la palabra de Dios. Algunos de los que escuchan son como la semilla que cayó a la orilla del camino. Oyen el mensaje del Reino, pero no entienden. Satanás viene y saca el mensaje que fue sembrado en ellos. Algunos son como la semilla que cayó donde había muchas piedras. Cuando oyen el mensaje, aceptan luego, con alegría; más eso dura poco, porque no tiene raíces. Cuando, por causa del mensaje, llegan los sufrimientos y las persecuciones, ellos luego desisten. Otros se parecen con la semilla que cayó en medio de los espinos. Ellos oyen el mensaje, pero cuando aparecen las preocupaciones de este mundo, la ilusión de las riquezas y otras ambiciones, ellas sofocan el mensaje, que se vuelve infructífero. Y hay aquellos que son como la semilla lanzada en tierra buena. Oyen y aceptan el mensaje y producen frutos. Unos treinta, otros sesenta, y aún otros cien veces más.
Jesús contó otra parábola sobre la cizaña y el trigo (Mt. 13:24-30): “El Reino de los Cielos es como un hombre que sembró buena semilla en sus tierras. Cierta noche, cuando todos estaban durmiendo, vino un enemigo, sembró en el medio del trigo una mala hierba, llamada cizaña. Después se fue. Cuando las plantas crecieron, y se formaron las espigas, la cizaña también apareció. Ahí los empleados del dueño de las tierras llegaron y le dijeron: “Patrón, sembraste buena semilla en tus tierras; ¿de dónde será que vino esta cizaña?”
Respondió el patrón: “Fue algún enemigo que hizo eso”.
Los empleados preguntaron: “¿Quieres que nosotros saquemos la cizaña?
Él respondió: “No, porque cuando ustedes saquen la cizaña, podrán sacar también el trigo. Dejen que el trigo y la cizaña crezcan juntos hasta el tiempo de la cosecha. Entonces diré a los trabajadores que van a hacer la cosecha: 'Saquen primero la cizaña, amarren en atados y échenlos al fuego. Después cojan el trigo y pónganlo en mi depósito.'“
Cuando Jesús estaba solo con sus discípulos, explicó la parábola de la cizaña (Mt. 13:36-43). Quien siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. El terreno es el mundo. La buena semilla son las personas que pertenecen al Reino; la cizaña, las que pertenecen a Satanás. El enemigo que siembra la cizaña es el propio Diablo. La cosecha es el fin de los tiempos, y los que hacen la cosecha son los ángeles. Así como la cizaña es sacada y lanzada al fuego, también será de esta forma al final de los tiempos. El Hijo del Hombre mandará a sus ángeles, y ellos sacarán de su Reino todos los que practican el mal. Y después los ángeles los lanzarán en el horno de fuego donde van a llorar y crujir los dientes. Entonces el pueblo de Dios brillará como el sol en el Reino del Padre.
Jesús contó otra parábola a respecto del grano de mostaza (Mt. 13:31-32; Mc. 4:30-32): El Reino de los Cielos es como la semilla de mostaza, que es la menor de todas las semillas. Mas, después de sembrada, crece mucho hasta transformarse en la mayor de todas las verduras y sus ramas son tan grandes, que los pajaritos hacen nidos entre sus hojas.
Jesús comparó el Reino de los cielos a un tesoro escondido y a una perla de gran valor (Mt. 13:44-46). Jesús dijo que el Reino de los cielos es como un tesoro escondido en un campo, el cual el hombre encuentra y esconde de nuevo. Él se queda tan contento, que vende todo lo que tiene y después vuelve y compra el campo. El Reino de los cielos es también como un comprador de perlas de valor. Cuando encuentra una que es de gran valor, va, vende todo lo que tiene y se compra la perla.
La Tempestad Calmada
Jesús contó estas parábolas dentro de un barco cerca de la playa, donde estaba el pueblo (Mc. 4:1). Los discípulos entraron en el barco con Jesús. Mientras cruzaban el lago de Galilea, Jesús durmió. De repente, una gran tempestad agitó el lago, las olas se lanzaron para dentro del barco y éste quedó lleno de agua. Los discípulos llegaron cerca de él y lo despertaron, diciendo: “¡Señor, sálvanos! ¡Nos vamos a morir! ¿Tú no te importas?”
Jesús respondió: “¿Por qué ustedes están así con tanto miedo? ¡Cómo es pequeña la fe que ustedes tienen!”
Él se levantó, dio una orden al viento y a las olas, y todo se calmó.
Entonces todos quedaron admirados y dijeron: “¿Qué hombre es este que manda hasta en el viento y en las olas y ellos le obedecen?”(Mt. 8:23-27; Mc. 4:35-41; Lc. 8:22-25).
Los Doce, Instruidos y Enviados
Jesús llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus malos y curar todas las enfermedades (Mt. 10:1). Él los envió a los judíos para anunciar que el Reino de Dios estaba próximo. Les mandó que hicieran ese viaje sin llevar comida, oro, plata o ropa, extra. Les dijo que el trabajador es digno de recibir lo que necesita para vivir. Jesús los orientó: “Si en una casa o ciudad no los reciben bien o no quieren oírlos, salgan de ese lugar y, a la salida, sacudan el polvo de las sandalias como señal de protesta contra esa gente” (Mt. 10:5-15).
Jesús avisó a los discípulos con relación a los peligros, sufrimientos y persecuciones durante la misión para la cual los estaba enviando. Les dijo que los estaba mandando como ovejas para el medio de los lobos. Ellos debían ser astutos como las serpientes y sin maldad como las palomas. Jesús les habló sobre los tipos de persecuciones que los discípulos deberían esperar. Ellos serían presos y llevados delante del tribunal para ser juzgados, serían azotados en las casas de oración, y hasta muchos entregarían a sus propios hermanos para que los mataran, y todos los odiarían por causa de Cristo. Jesús les avisó que cuando fueran llevados a juicio, no se preocuparan con lo que deberían decir o de como hablar. Cuando llegara el momento, Dios les daría lo que deberían decir y ellos hablarían por intermedio del Espíritu de Dios (Mt. 10:16-25).
Jesús les dijo que no tuvieran miedo de nadie. “No tengan miedo de los hombres, que matan el cuerpo y no pueden matar el alma”. Pero les dijo que deberían tener miedo de Dios que puede destruir en el infierno tanto el alma como el cuerpo (Mt. 10:26-30).
Jesús prometió que todos los que declararan públicamente que eran sus seguidores, Él confesaría delante de Dios Padre que esas personas le pertenecían. Sin embargo, los que públicamente negaran que eran de Jesús, Él también los negaría delante de Dios Padre en el cielo (Mt. 10:32-33).
Jesús prometió recompensas para quien ayudara a sus discípulos. Quien recibía a sus discípulos, a Él lo recibía. Prometió que quien diera aunque fuera un vaso de agua fría al menor de sus seguidores, por ser éste su seguidor, con toda seguridad recibiría su recompensa (Mt. 10:40-42).
Los discípulos entonces salieron de viaje y pasaron por todos los pueblos, anunciando el Evangelio, y sanando a los enfermos por todo lugar (Lc. 9:6). Jesús también salió de ese lugar y se fue a enseñar a las ciudades que quedaban cerca de allí (Mt. 11:1).
Los discípulos volvieron y contaron a Jesús todo lo que habían hecho (Lc. 9:10).
La Muerte de Juan el Bautista
El rey Herodes se había separado de su esposa para quedarse con Herodías, esposa de su hermano Felipe. Juan el Bautista le dijo a Herodes: “¡La Ley te prohíbe de casarte con la mujer de tu hermano!” (Mc. 6:18). Herodes mandó aprisionar a Juan y ponerlo en la cárcel. Su esposa Herodías odiaba a Juan y quería matarlo, sin embargo, Herodes tuvo miedo de Juan pues sabía que era un hombre bueno y santo (Mc. 6:14-20), y tuvo miedo de los judíos, porque pensaban que Juan era profeta (Mt. 14:5). Juan estuvo casi un año en la cárcel.
En el día del cumpleaños de Herodes, Herodías aprovechó la oportunidad. Herodes hizo un banquete para las personas importantes de su gobierno y la hija de Herodías entró en el salón y danzó. A Herodes y a sus invitados les gustó mucho la danza. A él le gustó tanto que le prometió a la joven: “¡Te juro que te daré todo lo que me pidas!” (Mt. 14:6-7; Mc. 6:21-23).
Siguiendo el consejo de su madre, ella le pidió: “¡Quiero la cabeza de Juan el Bautista en un plato, ahora mismo!”
Herodes quedó triste, pero, por causa del juramento que había hecho delante de todos los invitados, atendió al pedido de la joven, y mandó a un soldado cortar la cabeza de Juan el Bautista. Entonces, trajeron la cabeza en un plato, se la dieron a la joven, y ella se la llevó a su madre (Mt. 14:9-11).
Los seguidores de Juan vinieron, se llevaron su cuerpo y lo enterraron (Mt. 14:12).
Cuando Herodes oyó de la fama de Jesús y de sus milagros, quedó muy perturbado y pensó que Jesús era Juan el Bautista resucitado (Mt. 14:2).
Después de la muerte de Juan el Bautista, Jesús empezó a alejarse de las multitudes, para estar a solas con sus discípulos (Mt. 14:13).
LECCIONES APRENDIDAS EN LA NARRATIVA
1. Jesús sólo enseña a quien realmente quiere conocer la verdad. Cuando el pueblo seguía a Jesús solamente para obtener cosas materiales y ayuda física, pero rechazaba creer en sus enseñanzas, Él paraba de enseñarles la Palabra de Dios. Jesús les permitió que continuaran en la ignorancia que escogieron y empezó a enseñar por medio de parábolas (Mc. 4:11-12).
2. La palabra es tan poderosa que puede reproducirse en cualquier tipo de “tierra”. La parábola del Sembrador (Mc. 4:1-20) enseña que solamente el hombre tiene el poder de impedir ese crecimiento, o sea, solamente el hombre impide el crecimiento del Reino de Dios, al no dejar que la Palabra de Dios opere espontáneamente en su vida.
3. Los corazones de algunos hombres son duros para aceptar la Palabra de Dios, mientras otros son accesibles. La parábola del Sembrador (Mc. 4:1-20) enseña que las tierras son diferentes entre sí. En la tierra dura, la Iglesia ni la buena semilla, deben perder mucho tiempo. ¡Deben buscar la tierra que responde a la Palabra! Deben sembrar donde hay buena tierra, para producir mucho.
4. La parábola del Trigo y de la Cizaña (Mt. 13:24-30) enseña que en el día del juicio final, Dios separará a su verdadero pueblo de aquellos que fingen ser sus siervos, engañando a muchos, y los destruirá, mientras dará su aprobación a sus verdaderos hijos.
5. Satanás causa problemas entre los hijos del Reino, influenciándolos negativamente y perjudicando la vida de la Iglesia. La parábola del Trigo y de la Cizaña enseña que Satanás coloca su mala semiente en medio del trigo (Mt. 13:25). Donde los hijos del reino se juntan, allí, “en medio del trigo” (Mt. 13:25, 38-39), Satanás siembra “los hijos del maligno”, que profesan ser hijos del Reino. Los incrédulos existen en la iglesia entre los creyentes, como Judas entre los discípulos.
6. Los hijos del maligno pueden disfrazarse, imitando y simulando ser hijos de Dios y, de esta manera, engañan a muchos. La parábola de la Cizaña y del Trigo nos enseña que éstos, en determinado momento, son parecidos con los hijos de Dios, sin embargo, cuando crecen, y en la hora de la siega, son diferenciados (Mt. 13:29).
7. Grande es el poder de Satanás en engañar. Los hijos del maligno que profesan ser hijos del Reino en la apariencia, son iguales a los verdaderos hijos del Reino, de tal modo que apenas los ángeles pueden, al fin, recibir la incumbencia de separarlos (Mt. 13:40-43). Tan grande es el poder de Satanás en engañar, que la cizaña puede creer ser realmente hija del Reino (Mt. 7:21-23).
8. La iglesia debe tomar cuidado en establecer reglas y tradiciones para determinar quién es cizaña. Se debe tomar cuidado en no buscar sacar la parte infiel, para no causar confusión y abalar a muchas personas; es recomendable el mayor cuidado posible en la disciplina. Existe el peligro de sacar al trigo junto con la cizaña (Mt. 13:29-30).
9. La obra de Dios empieza pequeña, pero tiene gran capacidad de crecimiento. La parábola de la semilla de mostaza (Mt. 13:31-32) revela que el Reino de Dios tiene un comienzo bastante pequeño y humilde, pero crece rápido.
10. El Reino de Dios es de valor incomparable. Las parábolas del tesoro oculto y de la gran perla enseñan eso (Mt. 13:44-46). El Reino de Dios vale más que todas las cosas que el hombre puede poseer. Es necesario que el hombre esté dispuesto a dejar todo por amor a ese tesoro.
11. Para entrar en el Reino de Dios, el hombre tiene que estar dispuesto a perder todo lo que tiene para alcanzar todo lo que Dios ofrece. Es eso lo que las parábolas del tesoro escondido y de la perla de gran valor nos enseñan (Mt. 13:44-46). Fue necesario vender todo lo que tenían para comprar tanto el campo cuanto la perla de gran valor.
12. El seguidor de Jesús puede pasar por tempestades. Aun estando Cristo presente en el barco, los discípulos tuvieron que enfrentar una tempestad (Mc. 4:35-37).
13. Jesús se importa con los suyos; el miedo, por lo tanto, es una manifestación de falta de fe. Cuando Jesús estaba durmiendo, en medio a la tempestad, los discípulos lo despertaron y le preguntaron si Él no se importaba que ellos perecieran (Mc. 4:38). Ellos no deberían haber preguntado a Jesús si no se importaba con lo que les estaba sucediendo. Él los acusó de no tener fe. (Mt. 4:40).
14. Personas que están siendo entrenadas para el liderazgo espiritual deben empezar partiendo de lo más fácil y conocido, para después alcanzar lo difícil. Los apóstoles eran judíos, por eso Jesús los envió primero a los judíos (Mt. 10:5-6) y, mucho después, cuando ya tenían experiencia, los envió también a los gentiles (Mt. 28:19).
15. Puede costar servir a Jesús. Siendo así, la persona debe estar dispuesta a servirlo, cueste lo que cueste. Jesús destacó en Mateo 10 cuatro tipos de persecuciones que un creyente debe soportar:
persecución religiosa (Mt. 10:17): serían torturados en las casas de oración.
persecución política (Mt. 10:17-18): serían presos y juzgados.
persecución familiar (Mt. 10:21): alguien entregaría a su propio hermano para ser muerto.
persecución social (Mt. 10:22): serían odiados por causa de Jesús.
16. El seguidor de Jesús sigue dando testimonio, aún bajo las peores persecuciones. Quien no confiesa a Jesús delante de los hombres, no tendrá reconocimiento delante de Dios (Mt. 10:32-33).
17. Toda persona llega a tomar una actitud de confesar o negar a Jesús. El resultado de la actitud tomada es eterno en sus resultados (Mt. 10:32). Quien confiesa que es de Jesús tendrá a Jesús afirmando que esa persona es de él; quien niega que es de Jesús tendrá a Jesús negando que la persona le pertenece.
18. Opresión política es un peligro cuando los gobernantes no aman a su pueblo y no buscan su bien. Ellos son capaces de usar la violencia para mantener el poder. Herodes usó la violencia y causó la muerte de Juan el Bautista (Mt. 14:1-12). Los creyentes deben estar prevenidos contra un posible golpe de persecución política en su país.
19. En el mundo lleno de injusticia, puede costar caro decir la verdad y luchar contra la injusticia. Juan el Bautista pagó caro por decir la verdad. Le costó su cabeza (Mc. 6:14-29).
20. El líder político que lucha contra Dios y cree que está por sobre Su ley es capaz de perseguir al siervo de Dios que habla la verdad a respecto de su maldad. Juan el Bautista fue preso y muerto porque criticó la persona del rey Herodes (Mc. 6:14-29).
21. Quien oye la palabra de Dios y no la obedece corre el riesgo de volverse contra ella y hasta atacar el mensajero de la Palabra. Fue eso lo que Herodes hizo con Juan el Bautista. Herodes dio oídos al mensaje de Juan el Bautista pero no se arrepintió. Mandó aprisionar a Juan para callar a aquél que hizo crítica contra su persona (Mc. 6:20).
22. Una mujer que usa un cuerpo privilegiado para adquirir los que quiere, es una maldición que trae perjuicios. Es el ejemplo de la hija de Herodías (Mc. 6:14-29). En el Antiguo Testamento hay el ejemplo de Betsabé (2 S. 11).
23. El hombre que da atención a una joven maliciosa con un cuerpo privilegiado puede ser manipulado para hacer maldades. Fue eso lo que sucedió con Herodes, cuando quedó impresionado con la danza de la hija de Herodías. Él fue manipulado para matar a Juan el Bautista (Mc. 6:14-29).
24. Una mujer maliciosa y egoísta es capaz de influenciar a sus propios hijos a cometer hechos horribles para alcanzar sus deseos malignos. Es el ejemplo de Herodías, que manipuló a su propia hija para conseguir la muerte de Juan el Bautista (Mc. 6:19-25).
PREGUNTAS
1. ¿Por qué Jesús enseñó por medio de parábolas?
2. ¿Cuál es la lección principal de la parábola del sembrador?
3. ¿Cuál es la lección principal de la parábola del grano de mostaza?
4. ¿Cuál es la lección principal de la parábola del trigo y de la cizaña?
5. ¿Cuál es la lección principal de las parábolas del tesoro escondido y de la perla de gran valor?
6. ¿Cómo se manifiestan hoy en día las persecuciones mencionadas por Jesús?
7. Cuando Jesús estaba instruyendo y enviando a los doce, habló de persecuciones que los discípulos deberían esperar (Mt. 10:16-30). ¿Qué tipo de persecuciones amenazan a los seguidores de Jesús?
8. ¿Qué sucede con quien confiesa a Jesús en público, y con quien no lo confiesa?
9. ¿Por qué Juan el Bautista fue preso y muerto?
10. ¿Qué lecciones podemos aprender del problema entre Herodes y Juan el Bautista?
SEMESTRE DE LAS RETIRADAS: un período de instrucción a los doce |
|||
Retirada |
Lugares Relacionados |
Motivo |
Principales Acontecimientos |
1ª |
A la orilla del mar, Capernaum, Betsaida, Desierto, Galilea |
Oposición política: Muerte de Juan el Bautista |
- Alimentación de los 5000 - Jesús anda sobre el mar - Discusión a respecto del Pan de la Vida |
2ª |
Para el noroeste: Tiro y Sidón Fenicia Para el sudeste: Decápolis, Lago de Galilea |
Oposición religiosa: Escribas y fariseos discuten las tradiciones humanas |
- Curación de la niña endemoniada - Curaciones - Alimentación de los 4000 |
3ª |
Para el nordeste: Cesarea de Felipe, Monte Hermón |
Oposición religiosa: Choque con los escribas y fariseos a respecto de las señales |
- Confesión de Pedro - Transfiguración -Curación del Endemoniado |
Un Período de Instrucción Especial a los Doce
ACONTECIMIENTOS |
MATEO |
MARCOS |
LUCAS |
JUAN |
1ª Retirada |
||||
5000 alimentados |
14:13-21 |
6:34-44 |
9:11-17 |
6:1-14 |
Oración solitaria |
14:22-23 |
6:45-46 |
|
6:15 |
Jesús anda sobre el mar |
14:24-33 |
6:47-52 |
|
6:16-21 |
Curación en Genesaret |
14:34-36 |
6:53-56 |
|
|
Enseñó en la sinagoga en Capernaum |
|
|
|
6:22-59 |
Abandonado por muchos discípulos |
|
|
|
6:60-71 |
2ª Retirada |
||||
Disputa a respecto de las tradiciones |
15:1-20 |
7:1-23 |
|
|
Niña endemoniada curada |
15:21-28 |
7:24-30 |
|
|
Muchas curaciones |
15:29-31 |
7:31-37 |
|
|
4000 alimentados |
15:32-39 |
8:1-10 |
|
|
3ª Retirada |
||||
Disputa con los fariseos y saduceos |
15:39 - 16:4 |
8:11-13 |
|
|
Discusión con los discípulos |
16:5-12 |
8:14-21 |
|
|
Curación del ciego |
|
8:22-26 |
|
|
Confesión de Pedro |
16:13-20 |
8:27-30 |
9:18-21 |
|
Jesús predice su muerte y resurrección |
16:21-28 |
8:31 - 9:1 |
9:22-27 |
|
Transfiguración de Jesús |
17:1-13 |
9:2-13 |
9:28-36 |
|
Curación de un joven endemoniado |
17:14-21 |
9:14-29 |
9:37-43 |
|
Profecía de la muerte y resurrección |
17:22-23 |
9:30-32 |
9:43-45 |
|
El impuesto del Templo |
17:24-27 |
|
|
|
La grandeza en el Reino |
18:1-35 |
9:33-50 |
9:46-50 |
|
TEXTO: Mateo. 14:13-36; Marcos. 6:34-56; Lucas. 9:11-17; Juan. 6:1-71
ESTRUCTURA:
Contexto:
El segundo año del ministerio de Jesús es llamado el año de la popularidad. Durante ese año, Juan el Bautista estuvo en la prisión y las multitudes iban al encuentro de Jesús, porque oían hablar a respecto de lo que hacía. Sin embargo, los líderes religiosos quedaron furiosos porque Jesús no respetó las tradiciones de ellos, especialmente la guarda del sábado. Su popularidad con el pueblo creció al mismo tiempo en que la oposición de los líderes religiosos tuvo inicio. El año de la popularidad terminó con la muerte de Juan el Bautista y empezó, entonces, el tercer año del ministerio de Jesús, el año de la pasión. Pasión quiere decir sufrimiento u oposición.
Personajes-clave: Jesús, los discípulos y las multitudes
Lugares-clave: Varios lugares a la orilla del lago de Galilea
Repeticiones-clave:
- Multitud (muchas): Una multitud seguía a Jesús porque había visto los milagros (Jn. 6:2), Jesús vio que una multitud lo seguía (Jn. 6:2), Jesús preguntó a Felipe dónde iba a comprar comida para tanta gente (Jn. 6:5), las personas querían llevar Jesús a la fuerza para hacerlo rey (Jn. 6:14-15), la multitud fue a Capernaum buscando a Jesús (Jn. 6:22-25), muchos oyeron las palabras de Jesús, reclamaron y lo abandonaron (Jn. 6:60-66).
- Pan: Los discípulos no tenían dinero suficiente para comprar pan para la multitud (Mc. 6:37). Los discípulos sólo tenían 5 panes y 2 pescados (Mt. 14:16-17). Jesús multiplicó los panes, después que todos comieron sobraron 12 canastos llenos de pedazos de pan (Mt. 1419-20). La multitud dijo que sus antepasados comieron el pan del cielo. Jesús habló a respecto del Pan del Cielo y del Pan de la Vida (Jn. 6:31, 32,33,34, 34, 41, 48, 50, 51, 58).
Sentimientos-clave:
- La perplejidad de Herodes, queriendo saber quién era Jesús.
- La compasión que Jesús sintió por la multitud.
- La animación y la gran esperanza de la multitud para seguir a Jesús. La esperanza aumentó con la multiplicación de los panes y pescados.
- El miedo de los discípulos durante la tempestad.
- La hostilidad dominaba el diálogo de Jesús con la multitud a respecto del Pan de la Vida.
- La decepción que la multitud sintió al fin del diálogo, en contraste con la confianza sentida por los discípulos.
Problema-inicial: Después de la muerte de Juan el Bautista, Jesús desea estar solo con los discípulos y deja Capernaum en un barco para un lugar desierto, sin embargo, las multitudes lo siguen por tierra.
Puntos de referencia en la secuencia narrada:
Herodes Quedó Perplejo
Herodes pensó que Jesús fuese Juan el Bautista resucitado (Mt. 14:1-2; Lc. 9:7-9).
Cinco Mil Son Alimentados
La multitud no daba a Jesús ni siquiera tiempo para comer (Mc. 6:31).
Jesús dejó Capernaum en un barco, fue para un lugar desierto, sin embargo, las multitudes lo seguían por tierra (Mt. 14:13; Mc. 6:32-33).
Viendo la multitud, Jesús tuvo pena de ella, enseñó (Mc. 6:34) y curó a los enfermos (Mt. 14:14 Lc. 9:11).
Los discípulos querían mandar que la multitud se fuera para que encontrara comida (Mc. 6:35-36; Lc. 9:12).
Jesús alimentó a una multitud de cinco mil hombres con cinco panes y dos pescados (Mt. 14:17-21; Jn. 6:1-13).
La multitud quería llevar a Jesús a la fuerza para hacerlo rey (Jn. 6:14-15).
Jesús Anda Sobre el Mar
Jesús mandó a los discípulos cruzar el lago en un barco (Mt. 14:22).
Jesús subió a un monte para orar solo (Mt. 14:23).
Surgió una tempestad cuando los discípulos estaban en el barco (Mt. 14:24).
Jesús anduvo sobre el mar y los discípulos pensaron que Él fuese un fantasma (Mt. 14:25; Mc. 6:49).
Pedro empezó a andar por encima del agua, en dirección a Jesús, pero quedó con miedo y empezó a hundirse (Mt. 14:29-30).
Jesús salvó a Pedro y el viento se calmó (Mt. 14:31-32).
Los discípulos adoraron a Jesús (Mt. 14:33).
La Discusión a Respecto del “Pan de la Vida” en la Sinagoga en Capernaum
La multitud buscó a Jesús (Jn. 6:22-24) y discutió con Él en la sinagoga, en Capernaum (Jn. 6:59).
Jesús acusó a la multitud de buscarlo sólo porque Él la había alimentado (Jn. 6:26-27).
Jesús dijo ser el pan de la vida que Dios el Padre da (Jn. 6:30-40).
Los judíos empezaron a criticar a Jesús (Jn. 6:41-42).
Jesús hizo una comparación entre el maná que los israelitas comieron en el desierto y Él, el Pan del Cielo (Jn. 6:47-58).
Jesús es Abandonado por Muchos Discípulos
Jesús fue abandonado por muchos seguidores (Jn. 6:60-66).
Los doce discípulos permanecieron con Jesús (Jn. 67-71).
Situación-final: Muchos de los seguidores encontraron las enseñanzas de Jesús difíciles de aceptar y lo abandonaron. Jesús preguntó a los doce: “¿Ustedes también quieren irse?”
Pedro respondió: “¿A quién vamos a seguir? ¡Tú tienes las palabras que dan la vida eterna!” (Jn. 6:60-69).
NARRATIVA:
Herodes Quedó Perplejo
Después que Herodes mandó a matar a Juan el Bautista, él oyó a respecto de la fama de Jesús, y supo que muchos decían: “Es Juan, que fue resucitado de los muertos”.
Herodes oyó todo, quedó muy perplejo, quiso saber quién era Jesús, pensó que fuera Juan el Bautista resucitado y trataba de verlo (Mt. 14:1-2; Lc. 9:7-9).
Cinco Mil Son Alimentados
Había en Capernaum tanta gente buscando a Jesús que Él y sus discípulos no tenían tiempo ni para comer (Mc. 6:31). Cuando Jesús recibió la noticia de la muerte de Juan el Bautista, dijo: “Vamos solos a un lugar desierto para descansar un poco” (Mt. 14:13; Mc. 6:31).
Jesús dejó Capernaum en un barco, con sus discípulos, y fue a un lugar desierto. Sin embargo, muchas personas los vieron salir, corrieron por la orilla del lago y llegaron allá antes que ellos (Mt. 14:13; Mc. 6:32-33).
Cuando Jesús salió del barco y vio a aquella multitud, fue tomado de compasión, porque parecían ovejas sin pastor. Jesús empezó a enseñar (Mc. 6:34) y curó a los enfermos (Mt. 14:14).
Cuando era tarde, los discípulos quisieron que Jesús mandase que la multitud de cinco mil hombres se fuera, para que fueran a los poblados y lugares que quedaban cerca, para comprar alguna cosa para comer (Lc. 9:12).
Pero Jesús respondió: “Den ustedes mismos comida para ellos”.
El discípulo Felipe respondió: “Para cada uno recibir un poco de pan, nosotros necesitaríamos gastar más que el valor del sueldo de doscientos días de trabajo” (Jn. 6:7).
Entonces Andrés, el hermano de Pedro, dijo: “Está aquí un niño que tiene cinco panes y dos pescaditos. Pero, ¿qué es eso para tanta gente?” (Jn. 6:8-9).
Jesús mandó que el pueblo se sentara en el pasto, en grupos de más o menos cincuenta personas (Mc. 6:39; Lc. 9:14). Él tomó los cinco panes y los dos pescados, oró a Dios, partió los panes y los pescados, y los entregó a los discípulos para que distribuyeran al pueblo. Todos comieron y quedaron satisfechos y los discípulos recogieron todavía doce canastos llenos de pedazos de pan y de pescado (Mt. 14:13-21; Mc. 6:30-44; Jn. 6:1-14).
Los que vieron el milagro de la multiplicación de los panes y pescados dijeron: “¡De hecho, este es el Profeta que debía venir al mundo!” (Jn. 6:14).
Jesús Anda Sobre el Mar
Jesús supo que querían llevarlo a la fuerza para hacerlo rey (Jn. 6:15). En esa época, la situación política se había puesto muy tensa. El pueblo estaba furioso con Herodes Antipas por haber asesinado a su profeta amado, Juan el Bautista. Herodes era odiado aún más por su manera suntuosa de vivir, disfrutando de dos lujosas residencias. El pueblo quería destituir a Herodes y coronar a Jesús.
Jesús ordenó a los discípulos que entraran en el barco y fueran adelante, para el otro lado del lago. Mandó que el pueblo se fuera y subió a un monte para orar solo. Vino la noche y Jesús seguía allá, solo (Mt. 14:22-23).
Mientras tanto, el barco ya estaba en medio del lago, el tiempo se cerró y el mar estaba revuelto. De repente, soplaba un fuerte viento, que agitaba las olas. El viento soplaba contra ellos y las olas azotaban con fuerza el barco. El barco era violentamente agitado por las olas. Los discípulos remaban hacía más de nueve horas y no conseguían vencer el viento, el mar y la tempestad. Ya de madrugada, entre las tres y las seis horas, Jesús fue hasta ellos, andando sobre el agua.
Cuando los discípulos percibieron que alguien andaba sobre el agua, tuvieron miedo y gritaron de pavor: “¡Es un fantasma!”
En ese instante, Jesús dijo: “¡Cálmense, coraje, soy yo! ¡No tengan miedo!”
Entonces Pedro, de dentro del barco, pidió: “Maestro, si eres tú mismo, permite que yo vaya, andando sobre el agua, hasta donde te encuentras”.
Respondió Jesús: “¡Ven!”
Pedro salió del barco y empezó a andar sobre el agua en dirección a Jesús. Mas, cuando se dio cuenta de la violencia del viento, tuvo miedo, empezó a hundirse y, con la desesperación de un hombre casi ahogándose, gritó: “¡Señor, sálvame!”
Inmediatamente Jesús extendió la mano, sujetó a Pedro y dijo: “¡Cómo es pequeña tu fe! ¿Por qué dudaste?”
Los dos entraron en el barco, el viento se calmó y los discípulos que estaban dentro se postraron delante de Jesús, diciendo: “¡De hecho, tú eres el Hijo de Dios!” (Mt. 14:23-33; Mc. 6:47-52). Luego ellos llegaron al lugar para donde iban (Jn. 6:21).
La Discusión a Respecto del “Pan de la Vida” en la Sinagoga en Capernaum
Al día siguiente, la multitud que había permanecido al otro lado del mar percibió que Jesús y los discípulos no estaban allí. Las personas tomaron barcos y fueron a Capernaum, buscándolo (Jn. 6:22-24). La multitud lo encontró y discutió con Él en la sinagoga, en Capernaum (Jn. 6:25, 59).
Jesús acusó a la multitud de buscarlo sólo porque habían comido los panes y les dijo: “No trabajen por la comida que se hacha a perder, más por la comida que dura para la vida eterna” (Jn. 6:26-27).
Ellos querían que Jesús hiciera un milagro y dijeron: “¿Qué milagro vas a hacer para que veamos y creamos? Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto” (Jn. 6:30-31).
Jesús dijo ser el Pan del Cielo, que Dios el Padre da. Él dijo: “Yo soy el Pan de la Vida. Quien viene a mí nunca más tendrá hambre. La voluntad de mi Padre es que todos los que ven al Hijo y creen en Él tengan la vida eterna; y en el último día yo los resucitaré” (Jn. 6:32-40).
Los judíos empezaron a criticar a Jesús, diciendo: “¿Este no es Jesús, el hijo de José? Nosotros conocemos a su padre y a su madre. Entonces ¿cómo es que él dice que bajó del cielo?” (Jn. 6:41-42).
Jesús hizo una comparación entre el maná que los israelitas comieron en el desierto y Él, el Pan del Cielo. Los antepasados que comieron el maná en el desierto murieron, más Jesús es El Pan de la Vida y quien cree en él tendrá la Vida Eterna. Jesús dijo: “Yo soy el pan vivo que bajó del cielo. Si alguien come de ese pan, vivirá para siempre. Mi cuerpo es el pan que yo daré para que el mundo tenga vida. Quien se alimenta de mí vivirá por causa de mí” (Jn. 6:47-58).
Jesús es Abandonado por Muchos Discípulos
Jesús fue abandonado por muchos seguidores. Ellos empezaron a murmurar y a criticarlo (Jn. 6:41, 52). Discutieron entre sí (Jn. 6:52) y reclamaron: “¡Lo que él enseña es muy difícil! ¿Quién puede aceptar eso?” (Jn. 6:60). Muchos seguidores de Jesús lo abandonaron y no andaban más con Él (Jn. 6:60-67).
Jesús preguntó a los doce discípulos: “¿Ustedes también quieren irse?”
Pedro respondió: “¿A quién vamos a seguir? ¡Tú tienes las palabras que dan la vida eterna! Creemos y sabemos que eres el Santo que Dios envió”(Jo. 6:67-71).
Jesús dijo: “¿No los escogí a ustedes, a los doce? Sin embargo, ¡uno de ustedes es un diablo!” Él estaba hablando de Judas, que lo traicionaría (Jn. 6:70-71).
LECCIONES APRENDIDAS EN LA NARRATIVA
1. Jesús es omnipotente. Él manifestó su poder sobre:
la materia: multiplicó los panes (Jn. 6:11).
la gravedad: anduvo sobre el agua (Jn. 6:19).
el cosmos: paró la tempestad (Mt. 14:32).
el espacio: luego el barco llegó (Jn. 6:21).
la emoción: quitó el miedo de los discípulos (Jn. 6:19-21).
2. Orar solo es el secreto de cómo se puede ser guiado por Dios y no por los pensamientos de los hombres. Después de multiplicar los panes, Jesús oró solo (Mt. 14:23), y eso le dio fuerza para resistir al clamor del pueblo para ser el rey (Jn. 6:15).
3. Jesús hace lo que sus discípulos no pueden hacer, y espera que ellos se esfuercen para ejecutar lo que está a su alcance. Jesús multiplicó los panes, sin embargo, dependió de la cooperación de los discípulos para distribuirlo a la multitud (Mt. 14:19) y recoger lo que sobró (Mt. 14:20-21).
4. Jesús da bendiciones en abundancia. En la multiplicación de los panes, sobraron doce canastos (Mt. 14:20-21).
5. El siervo de Jesús no debe dejar de hacer buen uso de todo lo que Dios le da. Jesús es contra el desperdicio. Después que la multitud comió, los discípulos recogieron lo que sobró (Mt. 14:20; Jn. 6:13).
6. La fe en Jesucristo y la certeza de su presencia son razones para alguien librarse del miedo. Cuando los discípulos enfrentaron una tempestad, estando en un barco que estaba casi hundiéndose, al mismo tiempo en que vieron a Jesús andando sobre el agua, pensaron que Él fuese un fantasma y gritaron de miedo. Jesús les dijo: “¡Coraje, soy yo! ¡No tengan miedo!”(Mt. 14:24-27).
7. La desesperación de la tempestad de la vida puede dar un impulso de fe en dirección a Jesús. Los discípulos ya remaban hacía más de nueve horas, no podían vencer el viento, el mar y la tempestad. Sabían de los peligros del mar, de la incapacidad del hombre en vencer al mar. Ellos conocían las viudas de pescadores que había perdido la lucha contra el mar. Los discípulos vieron a Jesús andando sobre el mar y supieron que solo Él podría librarlos de la tempestad (Mt 14:24-25).
8. En la desesperación de la tempestad, poca fe ya es bastante para dar al creyente en Jesús coraje para hacer lo imposible. El coraje de Pedro en salir del barco no fue porque él creía que podía andar sobre el agua, en dirección a Jesús. El barco estaba hundiéndose, la tempestad acabaría con él, que no podría hacer nada para salvarse. El miedo del barco hundirse en el mar bravo le dio coraje para hacer lo imposible. Él miró para Jesús como la única esperanza y pisó en el mar (Mt. 14:28).
9. El discípulo que retira sus ojos de Jesús, concentrándose en los problemas, va a debilitarse. Pedro estaba andando por sobre el agua agitada como si fuera tierra firme, pero cuando volvió la atención para la tempestad, desviando los ojos de Jesús, sintió el viento, el miedo reapareció y empezó a hundirse. Y fue el miedo que acabó con la fe e hizo con que él empezara a hundirse (Mt. 14:30).
10. El auxilio viene de Jesús cuando Él es buscado como la única esperanza. Pedro gritó de nuevo: “¡Señor, sálvame!” Inmediatamente Jesús extendió la mano y sujetó a Pedro (Mt. 14:31).
11. La experiencia personal de ser auxiliado por Jesús debe llevar a alguien a darle culto más que nunca. Cuando Jesús y Pedro entraron en el barco, el viento se calmó, la tempestad cesó y los discípulos adoraron a Jesús. Esta fue la primera vez que los discípulos adoraron a Jesús. Ellos no adoraron a Jesús cuando Él benefició a otros con sus milagros; sin embargo, cuando ellos mismos fueron auxiliados en una calamidad, lo adoraron (Mt. 14:33).
12. Jesús, El Verdadero Pan de la Vida, había cumplido el significado del milagro del maná en el Antiguo Testamento (Ex. 16:1-3, 13-16, 31). Jesús es el verdadero Pan del Cielo y el Pan que Dios el Padre da (Jn. 6:32). Él es el Pan de la Vida (Jn. 6:35, 48). Él es el Pan que es superior al maná (Jn. 6:50, 58). El maná es incapaz de alejar la muerte, mientras quien se alimenta de Jesús no muere.
13. Jesús es el alimento espiritual completo para el hombre. El creyente depende de Jesús para tener vida y sustentarla. Él depende de Jesús para existir y tener fuerza, así como depende del alimento (pan) (Jn. 6:32, 35, 48).
14. Seguir a Jesús puede ser un suicidio político, económico o profesional. Después de la multiplicación de los panes y de los peces, el pueblo quiso derrocar a Herodes y coronar a Jesús (Jn. 6:15). Para Jesús, rechazar el llamado del pueblo para liderar el movimiento popular, era un acto de suicidio político. Este fue el punto decisivo que terminó con la popularidad de Jesús. A partir de ese momento, muchas personas quedaron decepcionadas y desilusionadas con Él (Jn. 6:60-66).
15. Quien sigue a Jesús esperando recibir beneficios materiales de su parte, sin entender que es pecador y que necesita de un Salvador, quedará decepcionado y desilusionado con Él. Los judíos no veían la necesidad de Jesús ser su Salvador del poder de Satanás, del pecado y de la muerte. Apenas querían que Jesús fuera su rey, para que pudiera sanar sus enfermedades, darles alimento y librarlos del control de los romanos (Jn. 6:14-15, 34). Ellos quedaron decepcionados y desilusionados con Cristo (Jn. 6:60-66).
16. Hay un peligro para el que es escogido para participar del Pan de la Vida y hasta llega a ver y oler el Pan pero abre su corazón para el Diablo. Judas es un ejemplo de eso (Jn. 6:70-71).
17. Alguien puede esconder de los otros sus verdaderos sentimientos, pero no puede esconderlos de Dios. Los otros once discípulos no sabían que Judas no era un verdadero creyente, pero Jesús sabía lo que él realmente era y que iría finalmente a traicionarlo con sus enemigos (Jn. 6:64, 70).
18. Es muy peligroso para las personas endurecer sus mentes contra Dios y contra su mensaje. Eso fue lo que hizo el pueblo antes del diluvio, cuando Noé predicaba. Eso fue lo que hizo el Faraón de Egipto, cuando Dios envió a Moisés para decirle que dejara que los israelitas salieran de Egipto. Eso fue lo que hicieron Israel y Judá con los mensajes de los profetas. Eso fue lo que hicieron también los líderes judíos (Mc. 3:3-5) y el pueblo con el mensaje de Jesús (Jn. 6:60-63).
19. Los que encuentran en Jesús la única esperanza y las palabras de vida, van a permanecer como sus seguidores (Jn. 6:68-69).
20. Los seguidores de Jesús, que lo siguen por interés propio, llaman “obra de Dios” a lo que ellos mismos determinan serlo, la cual es siempre en favor de su propio beneficio (Jn. 6:28-29).
PREGUNTAS
1. ¿Por qué Jesús quiso retirarse para un lugar desierto y quedarse solo con los discípulos?
2. ¿Cómo fue que Jesús alimentó a la multitud de cinco mil?
3. ¿Por qué Jesús subió a un monte para orar solo después de alimentar a la multitud?
4. ¿Cuál fue la reacción de los discípulos cuando vieron a Jesús andando sobre el lago?
5. ¿Por qué Pedro no consiguió andar sobre el agua?
6. Después de la multiplicación de los panes, ¿qué quería de Jesús la multitud?
7. ¿Por qué Jesús no permitió que el pueblo lo hiciera rey?
8. ¿Qué estaban recordando los judíos, cuando celebraban la fiesta de la Pascua?
9. ¿Qué estaba diciendo Jesús al afirmar que Él es el Pan de Vida que dios da al mundo?
10. En estas narrativas, ¿con quién usted se identifica más?::
-- ¿con la multitud que era como oveja sin pastor?
-- ¿con los discípulos, en medio de una tempestad, en un barco hundiéndose?
-- ¿con Pedro, que empezó teniendo fe para andar en dirección a Jesús, pero que tuvo su confianza disminuida por el viento de la tempestad?
-- ¿con el niño que ofreció los cinco panes y los dos peces a Jesús? ¿Usted tiene tan poco y la necesidad es tan grande, sin embargo, usted está dispuesto a dar lo que tiene a Jesús?
-- ¿con la multitud, después de ser alimentada? ¿Usted está buscando a Jesús apenas para su propio beneficio?
-- ¿con los discípulos, que supieron que Jesús es la única esperanza para tener la vida eterna?
Las Discusiones con los Escribas y Fariseos, la Confesión de Pedro, Jesús Anuncia su Muerte, la Transfiguración y la Curación de un Joven Endemoniado
TEXTO: Mateo 15-18; Marcos 8-9; Lucas 9:18-48
ESTRUCTURA:
Contexto:
Jesús tuvo tres años de ministerio. El primero es llamado el año de la preparación. Cuando las multitudes estaban yendo para oír a Juan el Bautista y ser bautizadas por él, Jesús empezó a salir de la oscuridad. El segundo año es llamado el año de la popularidad. Juan el Bautista estaba preso y la popularidad de Jesús crecía mientras empezaba el conflicto con las autoridades religiosas. El tercer año es llamado el año de la pasión. Ese año empezó con la muerte de Juan el Bautista. El año de la pasión tiene dos divisiones: el semestre de retiradas, cuando Jesús hizo tres retiradas para estar con los discípulos en un período de instrucción especial para los doce; la segunda es llamada de semestre de la entrega, cuando Jesús hizo tres viajes a Jerusalén. Esta última terminó con su muerte.
La primera retirada empezó cuando Jesús estaba visitando Nazaret. Al recibir la triste noticia de la muerte de Juan el Bautista, salió de Nazaret y fue para la ciudad de Capernaum, donde tomó un barco para un lugar desierto junto con sus discípulos. Allí hizo el milagro de alimentar a cinco mil personas. Después del milagro, el pueblo quería derrocar a Herodes y hacer de Jesús su rey. En el viaje de vuelta a Capernaum, por el mar de Galilea, hizo el milagro de caminar sobre las aguas. En Capernaum, discutió con los que lo seguían sólo por interés, rechazó liderar el movimiento popular para derrocar a Herodes y fue abandonado por muchos.
La negativa de Jesús de liderar la violenta revolución contra Herodes fue el punto decisivo para que su ministerio de POPULARIDAD se transformase en un ministerio de PASIÓN. Lo que había sido un éxito en continuo crecimiento, a partir de esa pascua se transformó en una sucesión de viajes tristes de retiradas, que terminaría, un año más tarde con Jesús muriendo en la cruz.
Personaje-clave: Jesús
Lugares-clave:
-- En la segunda retirada, Jesús fue para el noroeste, para Tiro, Sidón, Fenicia y de allí volvió para el suroeste, para Decápolis y el lago de Galilea.
-- En la tercera retirada, fue para el nordeste, para Cesarea de Felipe y Monte Hermón
Repeticiones-clave:
- Discusiones entre Jesús y los que eran sus enemigos: la discusión sobre las tradiciones con los escribas y fariseos (Mt. 15:1-20), la discusión con los fariseos y saduceos sobre las señales (Mt. 15:39 - 16:4; Mc. 8:10-12).
- Los discípulos fueron censurados: Jesús los censuró cuando ellos no entendieron lo que Él dijo cuando habló de la levadura de los fariseos y saduceos (Mt. 16:5-12), Pedro quiso reprender a Jesús, y fue censurado (Mt. 16:22-23), en la transfiguración Pedro sugirió construir tiendas en el monte y la voz de Dios lo censuró: “Este es mi Hijo... Escuchen lo que Él dice”! (Mt. 17:1-13), los discípulos que no sanaron al joven endemoniado fueron censurados (Mt. 17: 17), y cuando los discípulos discutieron sobre cuál de ellos era el más importante, fueron censurados por Jesús (Mt. 18:1-5).
- Milagros: cura de la hija endemoniada (Mt. 15:21-28), muchos enfermos (Mt. 15:29-31), alimentación de los cuatro mil (Mt. 15:32-39), la transfiguración de Jesús (Mt. 17:1-13) y la cura del joven endemoniado (Mt. 17:14-21).
Sentimientos-clave:
- La hostilidad dominó la discusión entre Jesús y los escribas y fariseos sobre las tradiciones; y entre Jesús y los fariseos y saduceos sobre las señales.
- Varias veces: la censura dura de Jesús dada a los discípulos.
- El egoísmo de las personas que buscaban curas, queriendo apenas obtener beneficios propios de Jesús.
- La alegría de la aprobación de Pedro cuando afirmó que Jesús era el Mesías, sin embargo, la tristeza de la reprobación cuando él quiso reprender a Jesús.
- El pavor de los discípulos cuando vieron la transfiguración de Jesús.
- La frustración, tanto de los discípulos como del padre del joven, cuando los discípulos no podían sanar al joven endemoniado.
- La envidia y el orgullo de los discípulos cuando discutieron sobre quién era el más importante de ellos.
Problema-inicial: Algunos fariseos, profesores de la Ley y saduceos, vinieron de Jerusalén para hablar con Jesús y hacerle preguntas.
Puntos de referencia en la secuencia narrada:
La Discusión sobre las Tradiciones
-- La discusión sobre las tradiciones con los escribas y fariseos (Mt. 15:1-20).
Los Milagros de Sanidad y los Cuatro Mil Alimentados
-- Jesús fue cerca de las ciudades de Tiro y Sidón (Mt. 15:21).
-- Jesús curó a la hija endemoniada de una mujer cananea (Mt. 15:21-28).
-- Jesús fue para el sureste, donde curó a muchos (Mt. 15:29-31).
-- Jesús alimentó a cuatro mil hombres con siete panes y algunos peces (Mt. 15:32-39; Mc. 8:1-10).
La Discusión sobre las Señales
-- La discusión con los fariseos y los saduceos sobre las señales (Mt. 15:39 - 16:4; Mc. 8:10-12).
-- Jesús avisó a los discípulos sobre la levadura de los fariseos y de los saduceos (Mt. 16:5-12).
Pedro Recibió una Revelación de Dios, Pero fue Censurado
-- La confesión de Pedro (Mt. 16:13-20; Mc. 8:27-30; Lc. 9:18-21)
-- Jesús anuncia su muerte y resurrección (Mt. 16:21; Mc. 8:31; Lc. 9:22-27).
-- Pedro reprendió a Jesús y fue censurado (Mt. 16:22-28, Mc. 8:32 - 9:1).
La Transfiguración de Jesús
-- La transfiguración de Jesús (Mt. 17:1-13; Mc. 9:2-13; Lc. 9:28-36).
La Curación de un Joven Endemoniado
-- La curación de un joven endemoniado (Mt. 17:14-21; Mc. 9:14-29; Lc. 9:37-43).
La Grandeza en el Reino no es Entendida
-- Jesús habló nuevamente sobre su muerte y resurrección (Mt. 17:22-23, Mc. 9:30-32; Lc. 9:43-45).
-- Los discípulos discutieron sobre cuál de ellos sería el más importante (Mt. 18:1; Mc. 9:33-34; Lc. 9:46).
-- Jesús usó a un niño para enseñar sobre la grandeza en su reino (Mt. 18:2-5; Mc. 9:35-37; Lc. 9:47-48).
Situación-final: Mientras Jesús estaba preparando a los discípulos para su muerte y resurrección, ellos estaban pensando en un reino en la Tierra y deseando posiciones de destaque.
NARRATIVA:
La Discusión sobre las Tradiciones
Jesús estaba en la tierra de Genesaret (Mt. 14:34). Algunos fariseos y profesores de la Ley vinieron de Jerusalén para hablar con Jesús y discutieron con Él sobre las tradiciones.
Ellos le preguntaron: ¿Por qué tus discípulos no obedecen a las antiguas enseñanzas? Ellos no se lavan las manos antes de comer y así desobedecen a nuestra tradición” (Mt. 15:1-2).
Jesús les respondió: “¿Por qué ustedes desobedecen al mandamiento de Dios y siguen sus propias enseñanzas? “(Mt. 15:3-9).
Jesús llamó a la multitud y le dijo: “No es lo que entra por la boca que hace que alguien quede impuro. Al contrario, es lo que sale de su boca que puede hacerlo impuro. Lo que entra por la boca va para el estómago y después sale del cuerpo. Pero lo que sale de la boca viene del corazón. Y es eso lo que hace que alguien quede impuro. Porque es del corazón que proceden las malas intenciones, asesinatos, adulterios, prostituciones, robos, falsos testimonios y difamaciones. Son esas cosas que hacen a alguien quedar impuro, pero comer sin lavar las manos no transforma a nadie en impuro “ (Mt. 15:10-20).
Los Milagros de Sanidad y los Cuatro Mil Alimentados
Jesús salió de allí y fue para el noroeste, cerca de las ciudades de Tiro y Sidón (Mt. 15:21). Allí sanó a la hija endemoniada de una mujer cananea, una no-judía. La cananea vino gritando: “Señor, hijo de David, ten compasión de mí, mi hija está endemoniada.”
Sin embargo, Jesús no le respondió nada. Los discípulos se acercaron a Él y le pidieron: “Despídela, porque viene gritando detrás de nosotros “.
Jesús les contestó: “Yo no fui enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. No conviene lanzar a los perrillos el pan destinado a los hijos”.
Ella insistió: “Sí, Señor, pero también los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus dueños”
Frente a eso, Jesús le dijo: “¡Mujer, grande es tu fe! ¡Que sea hecho como quieres!” Y desde momento su hija quedó curada (Mt. 15:21-28).
Él salió de allí y fue para el sureste, hasta el lago de Galilea. Grandes multitudes llegaron hasta donde estaba Jesús, que curó a cojos, paralíticos, ciegos y muchos otros enfermos (Mt. 15:29-31).
Jesús dijo a los discípulos: “Tengo pena de esta gente. Hace tres días ellos están aquí conmigo y no tienen más qué comer. No quiero mandarlos para casa sin comer, pues podrían caer de debilidad en el camino”. Jesús alimentó a cuatro mil hombres con siete panes y algunos peces. De los panes que sobraron, recogieron siete canastos llenos (Mt. 15:32-39; Mc. 8:1-10).
La discusión Sobre las Señales
Algunos fariseos y saduceos fueron a hablar con Jesús, para ponerlo a prueba. Le pidieron que hiciera un milagro para demostrar que realmente su poder venía de Dios.
Jesús les respondió: “¡Cómo el pueblo de hoy es malo y sin fe! Ustedes me piden un milagro, pero el milagro de Jonás es la única señal que les será dada”. Y dejándolos, se fue (Mt. 16:1-4).
Jesús y los discípulos atravesaron para el otro lado del lago. Los discípulos percibieron que se habían olvidado de llevar pan. En esa ocasión Jesús les dijo: “Tomen cuidado con la levadura de los fariseos y saduceos”.
Los discípulos comentaban entre ellos: “Jesús está diciendo eso porque no trajimos pan”.
Jesús les dijo: “¿Por qué ustedes se preocupan por el hecho de no haber traído pan? ¡Cómo es pequeña la fe que ustedes tienen! ¿Ustedes no entenderán nunca? ¿No se acuerdan de que yo repartí cinco panes para cinco mil hombres y de los canastos que llenaron con los panes que sobraron? ¿No se acuerdan de los siete panes que repartí entre cuatro mil hombres y de los canastos de panes que ustedes recogieron? ¿No son capaces de comprender que yo no les hablo de pan cuando les digo: Tengan cuidado con la levadura de los fariseos y de los saduceos?”
Entonces los discípulos entendieron que él no estaba hablando para tener cuidado con la levadura usada en el pan, sino con las enseñanzas de los fariseos y de los saduceos (Mt. 16:5-12).
Pedro Recibió una Revelación de Dios, pero después él Fue Censurado
Jesús fue para el nordeste, para la región que queda cerca de la ciudad de Cesarea de Felipe (Mt. 16:13).
Allí Jesús les preguntó a los discípulos: “¿Quién dice el pueblo que es el Hijo del Hombre? Ellos respondieron: “Algunos dicen que eres Juan el Bautista. Otros aseguran que eres Elías. Y otros dicen que eres Jeremías o algunos de los profetas”.
Preguntó Jesús: “¿Y ustedes? ¿Quién dicen que yo soy?”?
Simón Pedro respondió: “Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo”.
Jesús le dijo: “¡Tú eres feliz, Simón! Porque esta verdad no te fue revelada por ningún ser humano, sino que vino directamente de mi Padre que está en el cielo. Por lo tanto, yo te afirmo, que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y ni las puertas del infierno prevalecerán contra ella. Yo te daré las llaves del Reino del cielo, y lo que tú prohíbas en la Tierra será prohibido en el cielo, y lo que permitas en la Tierra será permitido en el cielo” (Mt. 16:13-20).
Desde la confesión de Pedro, Jesús no enseñó más a las multitudes, sino solamente a los discípulos. Desde entonces, Jesús empezó a anunciar su muerte y resurrección a los discípulos. Él dijo: “El Hijo del Hombre tendrá que sufrir mucho. Será rechazado por los líderes judíos, por los jefes de los sacerdotes y por los profesores de la Ley. Será muerto y tres días después resucitará” (Mt. 16:21).
Entonces Pedro lo llevó para un lado y empezó a reprenderlo, diciendo: “¡Que Dios no permita eso! ¡Eso no puede suceder contigo, de ninguna manera!”
Jesús se volvió y le dijo a Pedro: “¡Sale de cerca de mí, Satanás! ¡Tú eres una piedra de tropiezo en mi camino, porque estás pensando como un ser humano piensa, y no como Dios piensa!” (Mt. 16:22-23; Mc. 8:32-33).
Jesús entonces llamó a la multitud y a los discípulos y dijo: “Si alguien quiere seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiere salvar su vida la perderá; pero quien quiere perder su vida por causa de mí, a encontrarla. ¿Qué ventaja tendrá alguien si gana el mundo entero y pierde su vida? “ (Mt. 16:24-28, Mc. 8:34-9:1).
La Transfiguración de Jesús
Seis días después, Jesús llevó a Pedro y a los hermanos Santiago y Juan a la cumbre del Monte Hermón. Mientras Jesús oraba, su apariencia cambió delante de ellos: su rostro quedó brillante como el sol, y sus ropas se pusieron blancas como la luz. En ese momento, Moisés y Elías aparecieron, rodeados de un brillo celestial, y empezaron a hablar con Jesús.
Pedro, Juan y Santiago estaban durmiendo profundamente, pero despertaron y vieron la gloria de Jesús y los dos hombres con Él. Pedro dijo: ¡Cómo es bueno que estemos aquí! Si quieres, armaré tres tiendas en este lugar, una para Tí, una para Moisés y otra para Elías”. Los discípulos estaban con mucho miedo y Pedro no sabía qué decir.
Mientras Pedro estaba hablando, una nube brillante descendió sobre ellos y de ella salió una voz que dijo: “Este es mi hijo amado, que me da mucha alegría. ¡Escuchen lo que Él dice!”
Cuando los discípulos oyeron la voz, quedaron con tanto miedo que cayeron con el rostro en tierra. Jesús vino y tocó en ellos diciendo: “¡Levántense, y no tengan miedo!”.
Entonces miraron alrededor y vieron solamente a Jesús con ellos (Mt. 17:1-13; Mc. 9:2-13; Lc. 9:28-36).
La Curación de un Joven Endemoniado
Jesús, Pedro, Santiago y Juan bajaron del monte y cuando llegaron cerca de los otros discípulos, vieron una multitud alrededor de ellos. Un hombre se acercó a Jesús, se arrodilló delante de Él y le dijo: “Señor, yo traje a mi hijo para que lo vieras, porque está dominado por un espíritu maligno y no puede hablar. El espíritu lo machuca y no lo suelta de ninguna forma. Siempre que el espíritu lo ataca, él tiene ataques tan fuertes que muchas veces empieza a soltar espuma, a crujir los dientes y cae en el fuego o en el agua. Yo lo traje a tus discípulos, pero ellos no consiguieron sanarlo.”
Jesús respondió: “¡Gente sin fe y perversa! ¿Hasta cuándo los soportaré? ¡Traigan aquí al niño!”
Cuando lo trajeron, el espíritu vio a Jesús y sacudió con violencia al niño. Él cayó y se revolvía en el suelo, saliendo espuma de su boca.
Dijo el padre: “¡Si tú puedes, entonces ayúdanos! ¡Ten piedad de nosotros!”
Respondió Jesús: “¿Si yo puedo? Todo es posible para quien tiene fe “.
El padre gritó: “¡Yo creo! ¡Ayuda a mi incredulidad!” Jesús dio una orden, el demonio salió, y en el mismo instante el niño quedó curado.
Después los discípulos llegaron cerca de Jesús, en particular, y le preguntaron: “¿Por qué nosotros no pudimos expulsar ese demonio?”
Jesús respondió: “Fue porque ustedes no tienen fe suficiente. Este tipo de espíritu solo se puede expulsar con oración “ (Mt. 17:14-21; Mc. 9:14-29; Lc. 9:37-43).
La Grandeza en el Reino no Es Entendida
Jesús habló otra vez de su muerte, pero los discípulos no entendieron (Mt. 17:22-23, Mc. 9:30-32; Lc. 9:43-45).
Jesús volvió para Capernaum con sus discípulos y en el camino ellos empezaron a discutir sobre cuál de ellos era el más importante.
Cuando llegaron a la casa en Capernaum, Jesús tomó a un niño, lo puso a su lado y dijo: “Si ustedes no cambian de vida y no se vuelven como niños, nunca entrarán en el Reino del cielo. Quien recibe y este niño en mi nombre, me está recibiendo a mí; y quien me recibe, recibe a quien me envió. Porque quien es el más humilde entre ustedes, ese es el más importante” (Mt. 18:1-5; Mc. 9:33-37; Lc. 9:46-48).
Mientras Jesús estaba preparando a los discípulos para su muerte y resurrección, ellos estaban pensando en un reino terrenal y deseando ser los más importantes en ese reino.
LECCIONES APRENDIDAS EN LA NARRATIVA
1. La Biblia es más importante que la tradición. Los fariseos se disgustaron con Jesús porque Él no siguió las tradiciones humanas (Mt. 15:1-20). La tradición religiosa se refería a lo que pensaban, decían, escribían y hacían los hombres religiosos del pasado, lo que todavía puede influenciar nuestra conducta y creencia. La tradición viene de los hombres, pero la Biblia viene de Dios. Entonces, si la Biblia contradice la tradición humana, debemos seguir la Biblia. Sin embargo, si la Biblia no contradice la tradición humana, podemos utilizar las tradiciones.
2. La hipocresía surge cuando las actitudes y la vida íntima no corresponden a las palabras y actos religiosos. En la época de Jesús, un hipócrita era un actor haciendo un papel. Cuando los fariseos y profesores de la Ley declararon una lealtad a Dios que no fue manifestada por las actitudes y acciones, estaban siendo hipócritas (Mc. 7:5-6).
3. Existe el peligro de invalidar la Palabra de Dios al interpretarla. Los hombres, teniendo sus mentes corrompidas por el pecado, cometen errores muy fácilmente al interpretar la Biblia. Los fariseos y los escribas invalidaron la Palabra, interpretándola y racionalizándola (Mt. 15:6, Mc. 7:13) para hacerla estar de acuerdo con sus tradiciones. Hay varias maneras de invalidar la Biblia: 1) olvido; 2) reinterpretación; 3) racionalización; 4) ignorancia; 5) simple desobediencia.
4. La fuente del pecado humano es el corazón (Mc. 7:20). El corazón representa el centro de la personalidad, incluyendo en sí, el intelecto, la voluntad, la conciencia y la fuente de las emociones humanas.
5. Pensamientos malos son como semillas que crecen hasta ser pecados consumados por acciones (Mc. 7:21-23). Dios considera como pecados iguales tanto las maldades concebidas en la mente como la realización de las mismas.
6. Como Jesús tiene poder sobre los demonios, el creyente en Jesús no debe tener miedo de ellos
-- Jesús manifestó su poder sobre los demonios, expulsándolos de las personas endemoniadas. Ejemplos: Mt. 15:21-28 e 17:10-21.
-- El seguidor de Jesús, si tiene fe, puede expulsar los demonios (Mt. 17:20).
-- El creyente puede resistir a Satanás (Stg. 4:7).
-- Satanás está limitado por Dios (Job 1:8-12; 2:4-7).
-- Los discípulos tienen poder sobre los demonios (Mt. 10:1).
-- Satanás fue derrotado por Cristo (Col. 2:15).
7. La importancia de la oración es manifestada por la práctica de Jesús en orar. Lucas destaca la oración de Jesús antes del bautismo (Lc. 3:21), antes de escoger a los doce (Lc. 6:12), antes de la confesión de Pedro (Lc. 9:18), antes de la transfiguración (Lc. 9:28) y antes de la traición (Lc. 22:39-41).
8. Es importante saber lo que otros piensan sobre Jesús, pero la pregunta más importante es: ¿Quién es Jesús para usted mismo? (Mt. 16:15).
9. La Iglesia está fundada en la confesión de que Jesús es el Cristo, el Hijo del Dios Vivo (Mt. 16:18-20). Jesús usa un juego de palabras, pero no es la persona de Pedro que es la piedra fundamental de la Iglesia. Es Jesucristo la piedra fundamental de la Iglesia (1 Pd. 2:4-8; Mt. 21:42-44). Pedro, como apóstol, se transformó en una piedra fundamental de la Iglesia, pero sólo por el hecho de ser el portavoz de Dios, de la verdad de que Jesús es el Hijo del Dios Vivo.
10. La llave que abre la puerta del Reino de los Cielos es la confesión de que Jesús es el Mesías, el Hijo del Dios Vivo (Mt. 16:15-19).
11. Cuando Jesús Dijo que estaba dando a Pedro las llaves del reino de los cielos, estaba usando un lenguaje simbólico, el cual significaba que Pedro podría abrir la puerta del Reino de los Cielos para que muchos pudieran entrar (Mt. 16:17-19). Fue concedido a Pedro el derecho de abrir la puerta de la salvación para los judíos (Hch. 2) y gentiles (Hch. 10). Todo creyente que ayuda por lo menos a una persona a confesar que Jesús es el Hijo del Dios Vivo, usa el poder de las llaves (1 Co. 16:9).
12. La muerte o las puertas del infierno no prevalecerán contra la Iglesia (Mt. 16:18). La Iglesia es construida no apenas sobre la persona de Cristo, sino también sobre su obra que lo obligó a morir y conquistar la muerte a través de la resurrección (1 P. 3:18).
13. La Iglesia tiene poder sobre las dos puertas de los reinos en conflicto: el Infierno, o la Ciudad de la Muerte y el Reino de los Cielos, o la Ciudad de Dios. Las puertas del Infierno o la Ciudad de la Muerte, no prevalecerán contra la Iglesia (Mt. 16:18). La Iglesia tiene las llaves que abren la puerta para el Reino de los Cielos, la Ciudad de Dios. La Ciudad de la Muerte tiene puertas para encerrar a los seguidores de Satanás, mientras la Ciudad de Dios tiene puertas para dejar entrar solamente a los que son salvos por Jesús. Cuan alguien confiesa que Jesús es el Mesías, el Hijo del Dios Vivo, en el mismo instante las puertas del Infierno son derribadas para rescatar a la persona de la Ciudad de la Muerte y la puerta de la Ciudad de Dios es abierta para que la persona rescatada entre (Mt. 16:15-19).
14. El hombre puede tener razón en una ocasión y no tener razón en otra. Pedro recibió la profunda revelación de Dios de que Jesús era el Mesías, el Hijo del Dios Vivo (Mt. 16:13-20), sin embargo, se engañó a respecto de la muerte de Jesús y quedó sujeto a la influencia maligna del Diablo (Mt. 16:21-23).
15. El seguidor de Jesús que entiende las palabras de Dios pero las rechaza, queda sometido a la influencia del Diablo y perjudica la obra de Jesús. Cuando Pedro entendió las palabras de Jesús sobre su sufrimiento y su muerte pero no aceptó esa posibilidad, quedó bajo la influencia del Diablo y se transformó en una piedra de tropiezo para Jesús (Mt. 16:21-28).
16. La inspiración satánica siempre trata de conseguir la salvación sin la cruz. Cuando Pedro quiso impedir a Jesús de ir hasta la cruz, él estaba siendo inspirado por Satanás.
17. La transfiguración fue la única vez, mientras Jesús estaba en la Tierra, que su parte divina se evidenció a través de su cuerpo humano. Su cuerpo humano ocultaba su parte divina para que, cuando las personas mirasen para Él, se pareciera apenas con un hombre común.
18. La transfiguración confirma el testimonio de la Ley (Moisés) y de los profetas (Elías) de que Jesús era el Mesías esperado, el Hijo del Dios Vivo. Sin embargo, Jesús es mayor que ellos, por ser el Hijo de Dios (Lc. 9:28-35).
19. Jesús es el Hijo de Dios y es superior a todos los hombres. En la transfiguración, cuando Pedro dijo: “Hagamos tres tiendas, una será tuya, otra para Moisés y otra para Elías”, Pedro estaba sugiriendo la equivalencia entre Cristo, Moisés y Elías. No obstante, la voz de Dios gritó: “¡Este es mi Hijo!” (Mc. 9:2-8).
20. Se debe escuchar a Jesús y obedecerlo. Pedro había tratado de orientar a Jesús sobre lo que debía hacer (Mc. 8:31-32; 9:5). Dios le llamó la atención a Pedro: “Este es mi Hijo amado, escúchenlo” (Mc. 9:7). Dios nos exhorta a oír a Cristo. Él es el único Maestro de su Iglesia. En Jesús reside toda la autoridad.
21. La secuencia de la transfiguración (Mt. 17:1-8) y después la curación del joven (Mt. 17:14-21) enseñan sobre la necesidad del servicio suceder a las experiencias gloriosas con Jesús. La permanencia en el monte del éxtasis sin intentar mejorar la vida de los necesitados en el valle, o viceversa, resultaría en la falta de poder.
22. El creyente fracasa cuando la fe es pequeña, pues ella es por el poder de Satanás. La razón del fracaso de los discípulos, de la actitud de los escribas, de la enfermedad del niño y de la desesperación del padre, era la incredulidad (Mt. 17:14-20; Mc. 9:18, 29). Para vencer a Satanás, el discípulo necesita de la fe manifestada en oración. El creyente necesita de un profundo contacto con Dios, por medio de la oración constante.
23. El discípulo de Jesús que tiene poca fe va a deshonrarlo públicamente, cuando esté en presencia de alguien dominado por Satanás. La falta de fe de los discípulos, cuando estuvieron en presencia del joven endemoniado, deshonró públicamente a Cristo (Mc. 9:14-19).
24. Jesús respeta la confesión honesta del hombre. Cuando el padre quiso que Jesús curase a su hijo, Jesús le dijo: “Todo es posible al que cree”. El padre respondió: “Yo creo, pero ayúdame en mi falta de fe “ (Mc. 9:23-24).
25. La falta de poder domina al seguidor de Jesús cuando:
-- solicita la ayuda de los hombres en lugar de buscar a Cristo. El padre buscó a los discípulos en vez de Jesús (Lc. 9:40).
-- actúa sin fe (Mt. 17:17; Lc. 9:41).
-- existe perversidad en el corazón (Lc. 9:41).
-- hay falta de oración (Mc. 9:29).
26. El creyente preocupado con poder y posición, va a crear disputas, en lugar de percibir verdades espirituales. Mientras los discípulos estaban discutiendo sobre quién sería el más importante, Jesús estaba explicando sobre su muerte y resurrección (Mc. 9:30-37; Lc. 9:43-48).
27. En el Reino de Dios, Jesús condena la ambición personal, que busca crecer perjudicando a otras personas (Mc. 9:33-37; Lc. 9:46-48).
28. La grandeza en el reino de Dios es el servicio humilde (Lc. 9:46-47). El servicio, como el de cuidar a un niño (Mc. 9:37), revela el verdadero espíritu de Cristo que todo líder espiritual debe manifestar. El amor es probado por el servicio en favor de los que parecen más insignificantes.
PREGUNTAS
1. ¿Por qué los escribas y los fariseos tuvieron choques con Jesús?
2. ¿Por qué Jesús dijo que el corazón es la fuente del pecado humano?
3. ¿Quién el pueblo pensaba que era Jesús?
4. ¿Quién dijo Pedro que era Jesús?
5. ¿Cuál fue la respuesta de Jesús a la confesión de Pedro?
6. ¿Cómo fue que Jesús preparó a los discípulos para su muerte y resurrección?
7. Cuando Pedro reprendió a Jesús, queriendo impedir su muerte, ¿quién lo estaba inspirando?
8. ¿Qué podemos aprender del hecho de que Pedro confesó que Jesús era el Hijo del Dios Vivo, inspirado por Dios-Padre, y luego después estaba reprendiendo a Jesús, inspirado por Satanás?
9. ¿Cómo aconteció la transfiguración de Jesús?
10. En la transfiguración, ¿por qué Moisés y Elías estaban presentes?
11. ¿Cómo aconteció la curación del joven endemoniado luego después de la transfiguración de Jesús?
12. ¿Cuál fue la respuesta de Jesús cuando los discípulos desearon saber quién de entre ellos era el más importante?
EL VIAJE |
MINISTERIO EN: |
EN JERUSALÉN: tres Fiestas |
|
|
PERÉA Relatado por Lucas. |
JUDÉA Relatado por Juan. |
|
1ª (Lc. 9:51) De Galilea a Jerusalén |
Rechazado en Samaria, fue obligado a ir por Perea (Lc. 9:51-62) |
|
1ª Fiesta de los Tabernáculos |
Después de la fiesta |
Lc. 10:1 - 13:21 |
Jn. 9:1 - 10:20 |
Jn. 9:1 - 10:20 |
2ª (Lc. 13:22 - 17:10) Él enseña caminando para Jerusalén |
Lc. 13:22 - 17:10 |
|
2ª Fiesta de la Dedicación (Jn. 10:22-39) |
Después de la fiesta |
Nuevamente al otro lado del Jordán (Jn. 10:40) |
El viaje imprevisto a Betania (Jn. 11:1-44) De Betania a Efraín (Jn. 11:54) |
|
3ª (Lc. 17:11) De Efraín a Betania. Él empezó el viaje pasando por Samaria y Galilea (Lc.17:11), con el fin de encontrarse con las mujeres de Galilea (Mc. 15:40-41), que iban con Él a Jerusalén |
Lc. 17:11 - 19:10
Mt. 19:13 - 20:34 |
En Betania Jn. 11:55 - 12:7 |
3ª Pascua Mt. 21-27 Mc. 11-15 Lc. 19:19 - 23:54 Jn. 12:12 - 19:42 |
AÑO DE LA PASIÓN SEMESTRE DE LA ENTREGA
Tres viajes a Jerusalén
ACONTECIMIENTOS |
MATEO |
MARCOS |
LUCAS |
JUAN |
1ª Viaje (Lc. 9:51) De Galilea a Jerusalén |
||||
Despedida de Galilea |
|
|
|
7:2-13 |
Rechazado en Samaria |
|
|
9:51-62 |
|
1ª vez en Jerusalén: Fiesta de los Tabernáculos |
||||
En medio de la fiesta |
|
|
|
7:14-36 |
Último día de la fiesta |
|
|
|
7:37 - 8:59 |
Después de la fiesta: Curación del ciego y la parábola del Buen Pastor |
|
|
|
9:1 - 10:21 |
Después de la fiesta, ministerio en Perea y Judea (Lc. 10:1 - 13:21 |
||||
La misión de los 70 |
|
|
10:1-24 |
|
Parábola del Buen Samaritano |
|
|
10:25-37 |
|
Marta y María son visitadas |
|
|
10:38-41 |
|
Enseñanza a respecto de la oración |
|
|
11:1-13 |
|
Curación y acusación de blasfemia |
12:22-25 |
|
11:14-26 |
|
Respuestas al pueblo |
|
|
11:27-35 |
|
Contra los fariseos y legalistas |
|
|
11:37-53 |
|
Enseñanzas y parábolas |
|
|
12:1 - 13:11 |
|
Curación de la mujer encorvada |
|
|
13:10-17 |
|
Parábolas |
|
|
13:18-21 |
|
2ª Viaje (Lc. 13:22-17:10) Jesús enseña caminando a Jerusalén |
||||
Enseñanza a los fariseos |
|
|
13:23 - 14:24 |
|
Enseñanza a las multitudes: Condiciones para ser discípulo Parábolas: perdidos y encontrados Parábolas y afirmaciones |
|
|
14:25-35 15:1-31 16:1-31 |
|
Enseñanza a sus discípulos |
|
|
17:1-10 |
|
2ª vez en Jerusalén: Fiesta de la Dedicación |
||||
En la fiesta de la Dedicación |
|
|
|
10:22-39 |
Después de la Fiesta |
||||
Nuevamente al otro lado del Jordán (Perea) |
|
|
|
10:40 |
Interrupción: El viaje imprevisto a Betania y la resurrección de Lázaro |
|
|
|
11:1-44 |
De Betania, fue a Efraín (de la frontera de Judea a Samaria) |
|
|
|
11:54 |
3ª Viaje: De Efraín a Betania. Él empezó su viaje pasando por las provincias de Samaria y Galilea (Lc. 17:11), con el fin de encontrarse con las mujeres de Galilea (Mc. 15:40-41) que subieron con Él a Jerusalén. |
||||
Curación de 10 leprosos |
|
|
17:11-19 |
|
Enseñanzas y parábolas |
|
|
17:20 - 18:14 |
|
Jesús bendice a los niños |
19:13-15 |
10:13-16 |
18:15-17 |
|
El joven rico |
19:16-30 |
10:17-31 |
18:18-29 |
|
Parábola: Los trabajadores de la Viña |
20:1-16 |
|
|
|
Tercer anuncio de su muerte |
20:17-19 |
10:32-34 |
18:31-34 |
|
Petición de Juan y Santiago |
20:20-28 |
10:35-45 |
|
|
Los ciegos de Jericó |
20:29-34 |
10:46-52 |
18:35-43 |
|
Jesús y Zaqueo |
|
|
19:1-10 |
|
Parábola: 10 monedas |
|
|
19:11-27 |
|
3ª vez en Jerusalén: Fiesta de la Pascua (Semana Santa) |
TEXTO: Lucas. 9:51-62;
Juan. 7:14 - 10:42
ESTRUCTURA:
Contexto:
En el año de la popularidad, las multitudes seguían a Jesús, pero empezó un odio creciente de los líderes de los judíos contra Él, por no seguir las tradiciones valorizadas por ellos y por causa de sus afirmaciones de ser el Mesías y tener filiación divina. Mientras los líderes religiosos deseaban su muerte, Él disfrutaba de popularidad entre pueblo.
Cuando el rey Herodes asesinó al profeta amado, Juan el Bautista, el pueblo quedó furioso con él. Después de la multiplicación de los panes y pescados, el pueblo quiso derrocar a Herodes y coronar a Jesús (Juan. 6:15), que rechazó el llamado del pueblo para liderar el movimiento popular, y este fue el punto decisivo para terminar con su popularidad. A partir de aquel momento, muchas personas quedaron decepcionadas y desilusionadas con Él (Jn. 6:60-66).
Personas-clave: Jesús, el ciego curado y los fariseos.
Lugar-clave: Jerusalén
Repeticiones-clave:
- Jesús es rechazado: por los líderes judíos que querían matarlo (Jn. 7:1), por los hermanos (Jn. 7:3-5), por los samaritanos (Lc. 9:51-54), por los fariseos y sacerdotes que mandaron guardas para prender a Jesús (Jn. 7:32), por los fariseos después de curar al ciego (Jn. 9:16), por los judíos que decían que Jesús estaba dominado por un demonio (Jn. 10:19-20) y por los judíos que querían apedrear a Jesús (Jn. 10:31-39).
- Personas confundidas a respecto de quién era Jesús: durante la Fiesta de los Tabernáculos (Jn. 7:12, 25, 30-31, 40-44; 8:21-30), después de curar al ciego (Jn. 9:16-17; 10:19-21).
- Ciego, ciegos: Jn. 9:1, 2, 6, 13, 17, 18, 19, 20, 24, 25, 32, 39, 40, 41; 10:21.
- Pastor, Buen Pastor: Jn. 10:2, 11, 12, 14, 16.
Sentimientos-clave:
- La incredulidad de los hermanos de Jesús para con Él.
- La firmeza y la confianza de Jesús en sus palabras.
- La compasión de Jesús con la mujer sorprendida en adulterio en contraste con la antipatía de Jesús con sus acusadores.
- La firmeza del ciego curado en hablar bien de Jesús.
- La hostilidad y el rechazo de los líderes para con Jesús y el ciego curado; la confusión de los demás al no saber si Jesús era de Dios o del Diablo.
Problema- inicial: Los líderes judíos en Judea querían matar a Jesús.
Puntos de referencia en la secuencia narrada:
Jesús es Rechazado por los Hermanos y por los Samaritanos
Jesús andaba por Galilea, porque los judíos de Judea querían matarlo (Jn. 7:1).
Los hermanos de Jesús no creyeron en Él (Jn. 7:2-10).
De Galilea a Jerusalén; Jesús fue rechazado en Samaria (Lc.9:51-62).
Jesús en la Fiesta de los Tabernáculos
En medio de la Fiesta de los Tabernáculos, hubo discusión a respecto de Jesús (Jn. 7:14-36).
Jesús dijo que era la fuente del agua de la vida (Jn. 7:37-39).
El pueblo se dividió a respecto de Jesús. Los guardas enviados para tomarlo preso no lo llevaron (Jn. 7:40-52).
Jesús y la mujer sorprendida en adulterio (Jn. 8:1-11).
Jesús dijo ser la luz del mundo (Jn. 8:12).
Jesús enseñó a respecto de los libres y los esclavos y a respecto de Él y Abraham (Jn. 8:31-59).
La Curación del Ciego de Nacimiento
La curación del ciego (Jn. 9:1-12)
Los fariseos interrogaron al ciego sanado (Jn. 9:13-34).
Jesús se reveló al ciego sanado (Jn. 9:35-38).
Jesús habló de la ceguera espiritual (Jn. 9:39-41).
Parábola del Buen Pastor
Jesús se identificó como el Buen Pastor (Jn. 10:1-21).
Jesús fue rechazado en Jerusalén (Jn. 10:22-42).
Situación- final: Los líderes de los judíos acusaron a Jesús de estar loco y dominado por un demonio, mientras otros decían que un endemoniado no podía abrir los ojos de los ciegos. Sin embargo, mucha gente creyó en Jesús (Jn. 10:19-21, 41-42).
NARRATIVA:
Jesús es Rechazado por los Hermanos y por los Samaritanos
Jesús estaba en la provincia de Galilea, pues los líderes judíos en Judea, donde queda Jerusalén, querían matarlo (Jn. 7:1).
Se acercaba la fiesta de los judíos, llamada de los Tabernáculos. Ni siquiera los hermanos de Jesús creyeron en él, sino que los insultaron diciendo: “Sale de aquí y anda a Judea, para que tus discípulos vean tus obras. Nadie actúa a escondidas, cuando quiere ser públicamente conocido. Ya que haces esas cosas, ¡muestra esos prodigios al mundo!”
Jesús respondió: “El mundo no los odia a ustedes, más a mí, porque doy testimonio que sus obras son malas. Yo no subo para esa fiesta, porque mi tiempo aún no se completó”.
Habiendo dicho eso, permaneció en Galilea. Cuando sus hermanos subieron para la fiesta también él subió, no en caravana pública, sino escondido (Jn. 7:2-10).
Jesús resolvió ir a Jerusalén, pasando por Samaria. En una aldea de Samaria, quiso un lugar para hospedarse. Los samaritanos, siempre mal dispuestos para con los judíos, se mostraban particularmente hostiles con los peregrinos que se dirigían a Jerusalén. Los habitantes de allí no quisieron recibir a Jesús, porque vieron que Él estaba yendo a Jerusalén. Cuando sus discípulos Santiago y Juan vieron eso, dijeron: “¿Quieres que mandemos caer fuego del cielo para acabar con esta gente?”
Jesús los reprendió y, entonces, fueron para otra aldea. Hablando justamente de los samaritanos, Jesús dijo que su misión no era destruir, más salvar las vidas de los hombres. Y de ahí siguieron para otra aldea (Lc.9:51-62).
Jesús en la Fiesta de los Tabernáculos
Jesús llegó a Jerusalén para la Fiesta de los Tabernáculos. La fiesta conmemoraba los cuarenta años que los israelitas anduvieron por el desierto y vivieron en tiendas, después de la salida de Egipto hasta la entrada en la tierra prometida (Lv. 23:33-36; Dt. 16:13-15). La fiesta era celebrada juntamente con la cosecha anual. (En nuestro calendario sería octubre.) Para recordase de aquellos cuarenta años sin habitar en casas, los judíos pasaban los ocho días de la Fiesta en tabernáculos hechos con ramas cortadas de los árboles, que eran abundantes en el monte de los Olivos.
Los líderes judíos buscaban a Jesús en la fiesta. En la multitud, había mucha gente hablando a respecto de Jesús. Algunos decían que él era bueno, otros que él engañaba al pueblo, pero nadie hablaba abiertamente, porque todos tenían miedo de los líderes (Jn. 7:10-13).
Cuando la fiesta ya estaba en la mitad, Jesús fue al Templo y empezó a enseñar. Los judíos quedaron muy admirados y preguntaron cómo es que Jesús sabía tanto sin haber estudiado (Jn. 7:14-15). Otros dijeron que Jesús estaba dominado por un demonio (Jn. 7:20). Algunos preguntaron: “¿No es este el hombre que están queriendo matar? ¡Él está hablando para todos, y nadie dice nada contra él!” (Jn. 7:25-26).
Jesús dijo: “Por poco tiempo estoy con ustedes. Después parto para aquél que me envió. Y, entonces, ustedes me buscarán y no me encontrarán porque, para donde voy, ustedes no podrán ir” (Jn. 7:33-34).
Durante todos los días de la fiesta de los Tabernáculos, un jarro de oro con agua era derramado sobre el altar del sacrificio matinal, como recordación del agua que fluyó de la roca en el desierto. En el último día de la fiesta, Jesús se paró y dijo bien alto: “Si alguien tiene sed, venga a mí y beba. Como dicen las Escrituras Sagradas: 'Ríos de agua de la vida van a salir del corazón de quien cree en mí”. Jesús estaba hablando a respecto del Espíritu Santo, que los que creían en él iban a recibir (Jn 7:37-39).
El pueblo se dividió por causa de Jesús. Algunos quedaron a favor de él, otros contra (Jn. 7:40-43). Los fariseos y los jefes de los sacerdotes oyeron los comentarios que circulaban entre el pueblo a favor de Jesús, por eso mandaron guardas para tomarlo preso (Jn. 7:32). Los guardas volvieron al lugar donde estaban los jefes de los sacerdotes y los fariseos, sin Jesús. Los líderes preguntaron: “¿Por qué ustedes no lo trajeron?”
Respondieron los guardas: “¡Nunca nadie nos habló como aquél hombre!”
Los fariseos reprendieron a los guardas: “¿Será que ustedes también fueron engañados? Esta gente no conoce la Ley y está maldita por Dios”.
Nicodemo, aquel que una noche había hablado con Jesús, hizo una defensa muy tímida: “De acuerdo con nuestra Ley, no podemos condenar a un hombre sin oírlo primero y sin saber lo que él hizo”.
Los otros fariseos se enojaron con Nicodemo (Jn. 7:45-52).
Al día siguiente, Jesús estaba sentado en el patio del Templo, enseñando. Los profesores de la Ley y los fariseos llevaron a Jesús una mujer sorprendida en adulterio y la obligaron a quedarse en pie en medio de todos.
Ellos dijeron: “Maestro, esta mujer fue sorprendida en flagrante delito de adulterio. De acuerdo con la Ley que Moisés nos dio, esas mujeres deben ser muertas a pedradas. Ahora, ¿qué dices a respecto de eso?”
Ellos hicieron esa pregunta para sorprender a Jesús en contradicción, pues querían acusarlo. Pero él se curvó y empezó a escribir en el suelo con el dedo. Como ellos continuaron a preguntar, Jesús enderezó el cuerpo y dijo: “¡El que esté sin pecado, que lance la primera piedra en esta mujer!”
Después se curvó otra vez y continuó a escribir en el suelo. Cuando oyeron lo que él dijo, todos se fueron, uno por uno, empezando por los más ancianos. Quedaron sólo Jesús y la mujer, y ella continuó allí, en pie. Entonces Jesús enderezó el cuerpo y dijo: “Mujer, ¿dónde están ellos? ¿Nadie quedó aquí para condenarte?
Respondió ella: “Nadie, señor”.
Le dijo Jesús: “Yo tampoco te condeno. Anda y no peques más” (Jn. 8:1-11).
En la Fiesta de los Tabernáculos, además de derramar el agua en el altar, encendían enormes lámparas de oro en el Templo, para recordar la columna de fuego en el desierto. Jesús estaba en el Templo cuando dijo: “Yo soy la Luz del Mundo, quien me sigue tendrá la luz de la vida y nunca andará en la oscuridad” (Jn. 8:12).
Jesús enseñó a los judíos que creen en él: “Si ustedes permanecen en mis palabras, serán de hecho mis seguidores y conocerán la verdad, y la verdad los libertará”.
Ellos respondieron: “Nosotros somos descendientes de Abraham y nunca fuimos esclavos de nadie”.
Jesús respondió: “Quien peca es esclavo del pecado. Yo sé que ustedes son descendientes de Abraham, sin embargo, no aceptan mis enseñanzas. Ustedes hacen lo que aprendieron con el padre de ustedes”.
“Nuestro padre es Abraham”, respondieron ellos.
Jesús dijo: “Si ustedes fueran de hecho hijos de Abraham, harían lo que él hizo. Ustedes son hijos del Diablo y quieren hacer la voluntad de él. Desde la creación del mundo él fue asesino y nunca estuvo al lado de la verdad porque no hay verdad en él. Cuando el Diablo miente, está apenas haciendo lo que es su costumbre, pues es mentiroso y padre de todas las mentiras” (Jn. 8:31-47).
Curación del Ciego de Nacimiento
En un sábado, cuando Jesús iba pasando, vio a un hombre que había nacido ciego. Los discípulos preguntaron a Jesús: “Maestro, ¿por qué este hombre nació ciego? ¿Fue porque él pecó o porque sus padres pecaron?”
Jesús respondió: “Él no es ciego por causa de sus pecados ni por causa de los pecados de sus padres. Es ciego para que en él se manifiesten las obras de Dios”.
Después de decir eso, Jesús escupió en el suelo, hizo un poco de barro con la saliva, pasó en los ojos del ciego y dijo: “Anda a lavarte en el tanque de Siloé”.
El ciego fue, lavó el rostro y volvió viendo. Ora, era sábado el día en que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. Sus vecinos y los que acostumbraban a verlo pedir limosna preguntaban: “¿No es este el ciego que quedaba sentado pidiendo limosna?”
Él respondió: “Soy yo mismo”.
Preguntaron: “¿Cómo es que ahora puedes ver?”
Él respondió: “El hombre llamado Jesús hizo un poco de barro, pasó en mis ojos y dijo: 'Anda al tanque de Siloé y lávate el rostro'. Entonces yo fui, me lavé y estoy viendo”.
Llevaron a los fariseos el hombre que había sido ciego. Los fariseos le preguntaron cómo él había sido curado, y el ex-ciego contó como sucedió.
Los fariseos respondieron: “Quien hizo esto no es de Dios, porque no guarda la ley del sábado”.
Otros preguntaron: “¿Cómo puede un hombre pecador hacer milagros tan grandes?” El pueblo se dividió por causa de eso.
Los fariseos llamaron a los padres del ciego sanado para verificar si realmente fuera ciego. Los padres confirmaron que él había nacido ciego.
Los fariseos llamaron al ciego de nuevo y acusaron a Jesús de ser pecador porque había curado en el sábado.
El ciego respondió: “Si es pecador, no lo sé. Una cosa sé: ¡yo era ciego y ahora veo! Sabemos que Dios no atiende a pecadores. Desde que el mundo existe, nunca se oyó decir que alguien tuviera curado a un ciego de nacimiento. Si ese hombre no fuera enviado por Dios, no podría hacer nada”.
Los fariseos entonces dijeron: “¿Naciste lleno de pecado y quieres enseñarnos?” Ellos entonces lo expulsaron de la casa de oración (Jn. 9:1-34).
Jesús supo que habían expulsado al hombre de la casa de oración, lo encontró y le preguntó: “¿Crees en el Hijo del Hombre?”
El hombre preguntó: “¿Quién es él, señor, para que yo pueda creer en él?”
Jesús le respondió: “Estás enfrente a él”.
El hombre exclamó: “¡Creo, señor!” y se postró delante de él (Jn. 9:35).
La Parábola del Buen Pastor
Jesús dijo ser el Buen Pastor. En aquel tiempo, muchas de las tierras de Israel eran secas y áridas, y a veces era difícil encontrar pasto para las ovejas. Los pastores tenían que dejar sus hogares y guiar a sus ovejas a lugares distantes, buscando alimento para ellas. A veces los pastores estaban lejos de sus hogares y, cuando caía la noche, tenían que dormir afuera, en los campos o en las montañas, con sus ovejas. Era peligroso, porque había ladrones que intentaban robar a las ovejas, y animales salvajes que las mataban. Entonces, antes de oscurecer, los pastores buscaban una caverna donde las ovejas estuvieran seguras, o preparaban un lugar donde pudieran poner las ovejas en la noche. Los lugares que los pastores construían eran cercados con muros de espinos y piedras. Cuando anochecía, ellos colocaban sus ovejas en el área protegido y se acostaban en la entrada. Cualquiera persona o animal que entrara en el aprisco tendría que pasar por el pastor. Él era como la puerta del aprisco. Había solamente una puerta para el aprisco, y esta era donde el pastor se acostaba.
Jesús afirmó: “Yo soy la puerta por donde pasan las ovejas. Todos los que vinieron antes de mí son ladrones y asaltantes. Yo soy la Puerta. Las ovejas oyen la voz del pastor y él llama a cada una de sus ovejas por el propio nombre y las conduce para fuera. Habiendo hecho salir todas las que son suyas, camina enfrente a ellas y estas lo siguen, porque conocen su voz. A un extraño, sin embargo, no seguirán, más huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños”.
Les dijo nuevamente Jesús: “Yo soy la puerta de las ovejas. Quien entrar por mí será salvo. El ladrón solo viene para robar, matar y destruir; más yo vine para que las ovejas tengan vida, y vida completa” (Jn. 10:1-10).
“Yo soy el Buen Pastor; el buen pastor da la vida por las ovejas. El mercenario, que trabaja solamente por dinero, no es pastor, y las ovejas no son de él. Por eso él abandona a las ovejas. Yo soy el Buen Pastor, conozco a mis ovejas, y ellas me conocen. Yo doy mi vida por mis ovejas” (10:11-19).
Los líderes judíos acusaron a Jesús de estar loco y dominado por un demonio. Otros decían: “No son de un endemoniado estas palabras; ¿por acaso un demonio puede abrir los ojos a los ciegos?” (Jn. 10:19-21).
LECCIONES APRENDIDAS EN LA NARRATIVA
1. Jesús es tolerante. Él no manifestó ningún deseo de contender con los samaritanos que lo rechazaron (Lc.9:51-55).
2. El seguidor de Jesús debe tratar bien a aquellos que lo maltratan. Jesús reprendió a los discípulos que deseaban venganza contra los samaritanos que los rechazaron (Lc. 9:51-55). Jesús demostró el amor que predicó (Mt. 5:44).
3. El creyente no encuentra en Jesús apoyo para el prejuicio racial. Jesús no apoyaba el prejuicio de Juan y Santiago contra los samaritanos (Lc.9:51-55).
4. Es peligroso tener un tipo de celo por Cristo que se manifiesta contrariamente a la actitud y voluntad de él. El celo que Juan y Santiago sintieron por Cristo se manifestó en el deseo de venganza que fue reprendido por Jesús (Lc.9:55).
5. Cuando hay falta de investigaciones serias a respecto de las enseñanzas bíblicas, hay controversias y muchas opiniones. Hubo falta de investigación seria por parte de los judíos a respecto de las reivindicaciones mesiánicas de Jesús. El pueblo quedó dividido (Jn. 7:43) y hubo muchas opiniones: hombre bueno (Jn. 7:12), engañador (Jn. 7:12), profeta (Jn. 7:40), endemoniado (Jn. 7:20), hombre valiente (Jn. 7:26), el Cristo (Jn. 7:26), incomparable en la enseñanza (Jn. 7:46).
6. Jesús debe ser buscado mientras se le puede encontrar. Jesús dijo que los judíos iban a buscarlo y no lo encontrarían (Jn. 7:33-34). En realidad, los judíos dejaron pasar la oportunidad y los no-judíos recibieron la salvación en su lugar (vea Juan 12:20-21, 35-36). Hay el peligro del hombre pecador dejar pasar la oportunidad de recibir la salvación.
7. Jesús cumplió el significado del milagro en el desierto, cuando Moisés hizo salir agua de la roca. En todos los días de la fiesta de los Tabernáculos, un jarro de oro con agua era derramado sobre el altar del sacrificio matinal, como recuerdo del agua que fluyó de la roca en el desierto. Vea Nm. 20:2-13, Ne. 9:15; Sal. 78:20. Jesús se presentó como la Roca de la cual el agua salvadora fluye (Jn. 7:37-42).
8. Jesucristo es la fuente del Espíritu Santo y el creyente en Jesús es el canal por el cual escurre el Espíritu. De quien crea en Jesús irán a correr ríos de “Agua Viva”, que quiere decir, el Espíritu Santo (Jn. 7:38-42).
9. Hay una condición para recibir el Espíritu Santo: tener sed de Jesús (Jn. 7:37). Mientras los hombres imponen muchas condiciones para que se reciba el Espíritu Santo, Jesús sólo impone una.
10. Jesús cumplió el significado de la columna de fuego que Dios usó para orientar a los israelitas en el desierto, cuando estaban saliendo de Egipto para la tierra prometida. Jesús se presentó como la Luz del Mundo (Jn. 8:12). En la fiesta de los Tabernáculos, además de derramar agua sobre el altar, de noche se encendían enormes lámparas de oro en el Templo, para recordar la columna de fuego en el desierto.
11. Los líderes religiosos, envidiosos de los privilegios, de la posición y del poder, son capaces de:
-- unirse a enemigos. Los fariseos y los saduceos que generalmente eran enemigos, se unieron para tomar preso a Jesús (Jn. 7:32);
-- desobedecer la propia Biblia que pretenden exaltar. Los fariseos y sacerdotes pretendían exaltar las Escrituras, sin embargo, desobedecieron a la propia Ley cuando juzgaron a Jesús sin oírlo (Dt. 1:16ss; Juan. 7:50-52).
12. Jesús ofrece perdón al pecador y no la condenación. Jesús, que nunca pecó (Jn. 8:46), perdonó a la mujer adúltera (Jn. 8:10-11). En la cruz, Jesús tomó los pecados de los pecadores sobre sí mismo (Ro. 8:1, 3).
13. El perdón de los pecados no es una autorización para pecar. Jesús mandó que la mujer adúltera no pecase más (Jn. 8:11). Vea Ro. 6:1ss.
14. El ser humano es un pecador: Jesús enseñó sobre el hombre pecador:
-- quien comete pecado es esclavo del pecado (Jn. 8:34);
-- el pecador no reconoce su esclavitud (Jn. 8:33; 9:41);
-- el pecador quiere eliminar a quien habla la verdad a respecto de sus pecados (Jn. 8:40);
-- el pecador se vuelve incapaz de comprender la palabra de Dios (Jn. 8:43);
-- la fuente de satisfacción y de valores del pecador es el Diablo, que introduce los propios deseos: la mentira (Jn. 8:44), el homicidio (Jn. 8:40) y la propia gloria (Jn. 8:50; 5:44);
-- la consecuencia del pecado es la muerte (Jn. 8:51; Ro. 5:12; 6:23).
15. Jesús es la solución de los problemas de nacimiento. La curación del ciego solucionó un problema que venía desde el nacimiento (Jn. 9:1-7). El pecado también es un problema de nacimiento.
16. Algunas enfermedades son resultado del pecado, pero no toda enfermedad lo es. El ciego desde su nacimiento, no estaba ciego como resultado de pecado (Jn. 9:3).
17. Todas las personas tienen que responder a la pregunta: “ ¿Qué piensa usted de Jesús?” La pregunta que fue hecha al ex -ciego (Jn. 9:17) es una pregunta que todos tendrán que responder.
18. En el encuentro de los fariseos con el hombre que había sido ciego, se puede ver el proceso del endurecimiento del corazón:
-- empieza con el prejuicio de Jesús (Jn. 9:16);
-- continúa con la incredulidad frente a los hechos (Jn. 9:18);
-- atribuyen pecado a Jesús (Jn. 9:24);
-- cierran los oídos, se niegan a escuchar a Jesús (Jn. 9:27);
-- hacen injurias contra quien confiesa a Jesús (Jn. 9:28);
-- se niegan a aprender de quien dice la verdad (Jn. 9:34);
-- expulsan a los que no están de acuerdo con ellos (Jn. 9:34).
19. Había un contraste entre los líderes religiosos, que eran falsos profetas, y Jesús. Los falsos profetas expulsaron al creyente en Jesús (Jn. 9:34). Sin embargo, Jesús lo aceptó, acogiéndolo en su rebaño (Jn. 10:16) y transformándolo en una de sus ovejas (Jn. 10:3-4, 14).
20. Jesucristo es el único Salvador. Jesús es la Única Puerta (Jn. 10:7-9). Él es el único medio de acceso a Dios (Mt. 7:13, 14; Jn. 14:6). Tal como los pastores de las ovejas hacían solamente una puerta para el corral, Jesús es la única puerta para el refugio de Dios, donde hay vida eterna. En el Antiguo Testamento, en la época del diluvio, Noé construyó solamente un arca y puso solamente una puerta en ella.
21. Religiones que no presentan a Jesús como único Salvador, son religiones falsas (Jn. 10:8). Satanás usa muchos trucos para que otras religiones parezcan buenas, pero el fin de todas ellas es la muerte, la separación eterna de Dios, en el fuego, donde Satanás será lanzado.
22. Jesús es el Buen Pastor (Jn. 10:10-11) que cumple las promesas divinas encontradas en Sal. 23; 78:70-72; Ez. 34:23; Zac. 11:4-14.
23. Jesús es el Buen Pastor (Jn. 10:10-11). Él era como un pastor que amaba tanto a sus ovejas que moriría por ellas, para salvarlas de los ladrones o de los animales salvajes que intentaban matarlas.
24. Como pastor, la obra de Jesús tiene muchos aspectos:
1º Él es el “ Buen Pastor” que da su vida por las ovejas (Jn. 10:11).
2º Él es “la Puerta” por la cual si alguien entrar, será salvo (Jn. 10:9).
3º Él es el Pastor que conoce bien a cada oveja, hasta las conoce a cada una por su propio nombre (Jn. 10:3, 14-15).
4º Él es el Pastor que guía, yendo adelante para mostrar el camino que las ovejas deben seguir (Jn. 10:4).
5º Él es el Pastor que guarda y protege a sus ovejas. Nadie las arrebatará de su mano (Jn. 10:27-28).
6º Él es el “Gran Pastor del rebaño”. Él se transformó en el verdadero Pastor del rebaño por causa de su muerte. El objetivo del Gran Pastor es perfeccionarnos en todo, para que cumplamos la voluntad de Dios (He. 13:20-21).
7º Él es el “Sumo Pastor”, que vendrá en gloria para distribuir las coronas de la recompensa a los pastores fieles (1 P. 5:4).
25. Hay tres tipos de líderes espirituales:
-- el pastor (Jn. 10:10-11). Él ama a sus ovejas y está dispuesto a dar su vida para protegerlas.
-- el mercenario (Jn. 10:12). El mercenario trabaja solamente por dinero. Él hace algún bien a las ovejas, llevándolas donde hay agua y comida. Él mismo no las maltrata, pero no arriesga su vida para salvarlas. Cuando viene un lobo, él puede quedarse de lejos lanzando piedras, pero no va a ponerse entre las ovejas y el lobo, arriesgando su vida. Aunque el mercenario no maltrate a las ovejas, él deja que el lobo o el ladrón las ataque.
-- el lobo o el ladrón (Jn. 10:8, 12). El lobo o ladrón es un falso profeta que va a atacar y maltratar a las ovejas para obtener ventajas para sí mismo.
PREGUNTAS
1. ¿Qué podemos aprender del acontecimiento cuando los samaritanos rechazaron a Jesús, cuando Santiago y Juan quisieron pedir fuego del cielo para consumir a los samaritanos, en lo que se refiere al peligro de velar por Él de una forma vengativa?
2. En la Fiesta de los Tabernáculos, Jesús hizo dos afirmaciones, diciendo ser: el “Agua de la Vida y la “Luz del Mundo”. ¿Cuál sería el significado de estas afirmaciones en la celebración, cuando los judíos recordaban los cuarenta años que pasaron en el desierto, saliendo de Egipto y yendo para la tierra prometida?
3. En la Fiesta de los Tabernáculos, los fariseos mandaron a los guardas que tomaran preso a Jesús. ¿Por qué no lo llevaron preso?
4. ¿Cuál fue la reacción de Jesús cuando los líderes religiosos le llevaron a la mujer sorprendida en adulterio?
5. ¿Cómo fue que el pueblo se dividió a respecto de Jesús?
6. ¿Cuáles fueron algunas afirmaciones duras que Jesús hizo contra los líderes religiosos en la Fiesta de los Tabernáculos?
7. ¿Cómo se realizó la curación del hombre que había nacido ciego?
8. ¿Cuál fue el problema que los fariseos tuvieron con la curación del hombre que había nacido ciego?
9. ¿Cómo fue que Jesús usó la comparación de la relación de las ovejas con su pastor, para enseñar sobre su relación con sus seguidores?
10. Cuando Jesús dijo que Él es el Buen Pastor, hizo una comparación con los ladrones, asaltantes, lobos y mercenarios. ¿A quiénes ellos representan?
TEXTO: Mateo. 12:22-32;
Lucas. 10:1-37; 11:14-23; 15:1-31
ESTRUCTURA:
Contexto:
El segundo año del ministerio de Jesús terminó con la muerte de Juan el Bautista, que fue asesinado por el Rey Herodes. El pueblo quedó furioso con él. Después de la multiplicación de los panes y de los peces, el pueblo quiso derrocar a Herodes y coronar a Jesús (Jn. 6:15). Jesús se negó a escuchar al pueblo para encabezar el movimiento popular y este fue el punto decisivo que terminó con su popularidad. Desde ese momento, muchas personas quedaron decepcionadas y desilusionadas con Él (Jn. 6:60-66).
El tercer año del ministerio de Jesús es llamado año de la pasión. Ese año es dividido en dos semestres. Está el semestre de las retiradas, cuando Jesús se retiró tres veces, buscando estar a solas con los discípulos, para un período de instrucción especial a los doce. El segundo semestre es llamado semestre de la entrega. En ese período Él hizo tres viajes a Jerusalén para participar de tres fiestas religiosas. En el primer viaje, Él fue a la Fiesta de los Tabernáculos, en la cual declaró ser el Agua de la Vida y la Luz del Mundo. Después de la fiesta, estando todavía en Jerusalén, Él curó a un hombre ciego desde su nacimiento, en un sábado y eso creó un gran conflicto con los fariseos. El ex -ciego testificó de Jesús y lo expulsaron de la casa de oración. Jesús declaró ser el Buen Pastor.
Personajes-clave: Jesús y los fariseos
Lugares-clave: Perea, Judea y el camino para Jerusalén.
Repeticiones-clave
- Jesús contó parábolas para responder a las personas que hicieron acusaciones contra Él: el Buen Samaritano (Lc. 10:25-37), y tres parábolas de cosas perdidas y encontradas (Lc. 15:1-31).
- Jesús es acusado de expulsar demonios con el poder de Belcebú (Mt. 12:23-25; Lc. 11:14-15) y de juntarse con gente de mala fama (Lc. 15:1-2).
- Demonios: los setenta dijeron que hasta los demonios les obedecían (Lc. 10:17) y Jesús les respondió que eso no era motivo para alegrarse (Lc. 10:18-20); Jesús curó a un ciego y mudo endemoniado (Mt. 12:22), los fariseos dijeron que Jesús expulsaba demonios con el poder de Belcebú (Mt. 12:23-25; Lc. 11: 14-15), Jesús desmintió las acusaciones, pues si Satanás expulsaba a Satanás, estaba dividido contra sí mismo y Él afirmó que fue el Espíritu de Dios quien le dio poder para expulsar demonios (Mt. 12:25-29; Lc. 11:18-22).
Sentimientos-clave
- La seriedad de Jesús cuando orientó a los setenta antes de enviarlos. La alegría de los setenta cuando volvieron.
- La hipocresía del profesor cuando preguntó qué se debe hacer para conseguir la vida eterna. Después, cuando respondió a su propia pregunta quiso justificarse preguntando quién era su prójimo. Jesús contó una parábola, bien serio, pero de una forma agradable.
- El odio de los fariseos contra Jesús cuando dijeron que Él expulsaba demonios con el poder de Belcebú. La firmeza de Jesús cuando respondió, desmintiendo las acusaciones.
- La hostilidad de los líderes cuando acusaron a Jesús de juntarse con pecadores.
- La serenidad y encanto de Jesús cuando contestó contando tres parábolas.
- La alegría de Dios al ver un pecador arrepentido.
Problema-inicial: Jesús escogió a setenta de sus seguidores y los mandó de dos en dos, antes de Él, a todos los lugares por donde Él pretendía pasar.
Puntos de referencia en la secuencia narrada:
La Misión de los Setenta
-- Jesús escogió a setenta de sus seguidores, los orientó y los envió de dos en dos (Lc. 10:1-12).
-- Los setenta volvieron y dijeron: “¡Hasta los demonios nos obedecen cuando hablamos en tu nombre!” (Lc. 10:17).
-- Jesús les contestó: “No se alegren porque los espíritus malignos les obedecen, y sí, porque los nombres de ustedes están escritos en el cielo” (Lc. 10:18-20).
-- Jesús dio gracias a Dios (Lc. 10:21-24).
La Parábola del Buen Samaritano
-- La parábola del Buen Samaritano (Lc. 10:25-37).
Curación y Acusación de Blasfemia
-- Jesús curó a un ciego y mudo endemoniado (Mt. 12:22).
-- La multitud quedó admirada con la curación del ciego, pero los fariseos dijeron que Jesús expulsaba demonios con el poder de Belcebú (Mt. 12:23-25; Lc. 11:14-15).
-- Jesús desmintió las acusaciones de los fariseos (Mt. 12:25-29; Lc. 11:17-23).
-- Jesús dijo que quien no está a favor de Él, está contra Él (Mt. 12:30).
-- Jesús los acusó de blasfemar contra el Espíritu Santo (Mt. 12:30-32; Mc. 3:28-30).
-- Jesús dijo que le sería dada al pueblo la señal de Jonás (Lc. 11:29).
Parábolas: Perdidos y Encontrados
-- Jesús, acusado de juntarse con gente de mala fama, respondió con tres parábolas de cosas perdidas y encontradas: la oveja (Lc. 15:1-7), la moneda (Lc. 15:8-10) y el hijo (Lc. 15:11-31).
Situación-final: Jesús fue acusado de juntarse con gente de mala fama y respondió con tres parábolas de cosas perdidas y encontradas, para explicar la alegría que Dios siente al ver un pecador arrepentido (Lc. 15:1-31).
NARRATIVA:
Después de la Fiesta de los Tabernáculos, Jesús salió de Jerusalén para ir a realizar la obra en Perea y Judea.
La Misión de los Setenta
Jesús escogió a otros setenta de sus seguidores y los envió, dos a dos, para que fueran delante de Él a cada ciudad y lugar por donde Él pretendía pasar.
Antes de enviarlos, Jesús los orientó: “Hay una gran cosecha para ser hecha, pero los trabajadores son pocos. Pidan al Señor de la cosecha que mande trabajadores para hacer la cosecha. Yo los estoy mandando a ustedes como a ovejas para el medio de los lobos. Cualquier casa en que entren, digan primero: “Paz a esta casa!” Y si allá hay un hombre de paz, su paz irá a descansar sobre él; si no, volverá para ustedes. Quédense en esa casa, coman y beban de lo que tengan, pues el trabajador es digno de su sueldo. Cuando entren en una ciudad y sean bien recibidos, coman de lo que ellos les den. Sanan a los enfermos de esa ciudad y digan al pueblo del lugar: ´El Reino de Dios llegó hasta ustedes. Pero cuando entren en una ciudad y no sean bien recibidos, sacudan el polvo de los pies a la salida de la ciudad. Yo afirmo que, en el Día del Juicio, ¡Dios juzgará con más rigor a esta ciudad que a la ciudad de Sodoma!” (Lc. 10:1-12).
Los setenta volvieron alegres y dijeron a Jesús: “¡Hasta los demonios nos obedecían cuando, en nombre del Señor, mandábamos que salieran de las personas!”
Jesús contestó: “Sí, pues vi a Satanás caer del cielo como un rayo. Les di a ustedes el poder de dominar a serpientes y escorpiones y para vencer todas las fuerzas del enemigo. Sin embargo, no se alegren porque los espíritus malignos les obedecen. Alégrense, eso sí, porque los nombres de ustedes están escritos en el cielo” Jesús le dio gracias a Dios porque había mostrado a los que no son instruidos lo que había escondido de los sabios y de los instruidos (Lc. 10:17-24).
Parábola del Buen Samaritano
Un profesor de la Ley, queriendo sorprender a Jesús en alguna contradicción, le preguntó: “Maestro, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?”
Jesús le respondió con una pregunta: ¿Qué dicen las Escrituras Sagradas a ese respecto?”
El hombre contestó: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas las fuerzas y con toda la inteligencia. Y ama a tu prójimo como a ti mismo”.
Le dijo Jesús: “Tu respuesta está correcta. Haz esto y tendrás la vida eterna”.
El profesor, queriendo justificarse por haber hecho la pregunta cuando ya sabía la respuesta, dijo: “Pero, ¿quién es mi prójimo?” (Lc. 10:25-29).
Jesús le respondió al profesor con una parábola: “Un hombre estaba bajando de Jerusalén para la ciudad de Jericó. En el camino, fue atacado por ladrones que le sacaron la ropa, le pegaron y lo dejaron casi muerto. Por casualidad, un sacerdote estaba descendiendo por el mismo camino. Cuando vio al hombre, pasó por el otro lado de la carretera. También un levita, auxiliar del Templo, pasó por allí. Vio al hombre caído y pasó por el otro lado del camino. Pero, un samaritano, que consideraba a los judíos como sus enemigos tradicionales y también era despreciado por ellos, estaba viajando por ese camino y llegó hasta allí. Cuando vio al hombre caído en el suelo, tuvo mucha pena de él. Se acercó a la víctima y le hizo algunas curaciones, poniéndole aceite de oliva y vino en las heridas. Después de eso, colocó al hombre en su propio animal y lo llevó para una pensión, donde lo cuidó. Al día siguiente, entregó dos monedas de plata al dueño de la pensión, diciendo: “Cuídalo. A la vuelta, cuando yo pase por aquí, te pagaré lo que hayas gastado a más con él”.
Entonces Jesús le preguntó al profesor de la Ley: “En tu opinión, ¿cuál de esos tres fue el prójimo del hombre asaltado?
El profesor contestó: “El que usó de misericordia para con él”.
Dijo Jesús: “Pues anda y haz tú lo mismo” (Lc. 10:30-37).
Curación y Acusación de Blasfemia
Jesús expulsó de un hombre a un espíritu maligno, que no lo dejaba hablar. Cuando el demonio salió, el hombre empezó a hablar. La multitud quedó admirada, pero los fariseos dijeron que Jesús expulsaba a los demonios con el poder de Belcebú, el jefe de los demonios (Mt. 12:22-24; Mc. 3:22; Lc. 11:14-15).
Jesús desmintió las acusaciones de hacer milagros con el poder de Satanás citando varias parábolas. El país que se divide en grupos que luchan unos contra otros, con seguridad será destruido. La ciudad o familia que se divide en grupos que luchan unos contra otros, también serán destruidas. Pues si Satanás expulsa a Satanás, está dividido contra sí mismo. Si el reino de Satanás tiene grupos que luchan entre sí mismos, no continuará a existir. Jesús afirmó que fue el Espíritu de Dios quien le dio poder para expulsar a los demonios, y eso prueba que el Reino de Dios ya llegó. Jesús dijo que cuando un hombre valiente y bien armado guarda su propia casa, todo lo que tiene está seguro. Un hombre con más fuerza tiene que atacarlo, vencerlo y amarrarlo. Solamente así podrá llevarse lo que él tiene en casa. (Mt. 12:25-29; Mc. 3: 23-27; Lc. 11:18-22).
Jesús acusó a los fariseos de blasfemar contra el Espíritu Santo, cuando dijeron que Él había expulsado los demonios con el poder de Belcebú. Él afirmó que los pecados que las personas cometen o las blasfemias contra dios podrán ser perdonados, pero las blasfemias contra el Espíritu Santo nunca serán perdonadas, porque la culpa de ese pecado dura para siempre (Mt. 12:31-32; Mc. 3:28-30).
Jesús dijo que quien no está a favor de Él está contra Él; y que quien no lo ayuda a juntar, desparrama (Mt. 12:30).
Algunos profesores de la Ley y fariseos le pidieron a Jesús una señal o una prueba de su divinidad. Jesús les respondió: “Esta generación es una generación perversa; busca una señal, pero ninguna señal le será dada, excepto la señal de Jonás. Así como Jonás fue una señal para los ninivitas, también el Hijo del Hombre será una señal para esta generación. De la misma manera que Jonás estuvo tres días y tres noches dentro de un pez, así también yo estaré tres días y tres noches en el corazón de la tierra” (Mt. 12:38-41; Lc. 11:29-30).
Parábolas: Perdidos y Encontrados
Una vez, muchos cobradores de impuestos y otras personas despreciadas por la sociedad se acercaron a Jesús para escucharlo. Los fariseos y los profesores de la Ley acusaron a Jesús de juntarse con gente de mala fama, de recibir a los pecadores y comer con ellos (Lc. 15:1-2). Jesús les respondió con tres parábolas de cosas perdidas y encontradas (Lc. 15:1-31).
Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿por acaso no va a buscarla? Seguramente deja las otras noventa y nueve en un campo y sale a buscar la que se perdió hasta encontrarla. Cuando la encuentra, queda muy contento e invita a los amigos y vecinos para celebrar con él. De la misma manera, va a haber más alegría en el cielo por un solo pecador que se arrepiente que por noventa y nueve de buena fama que no necesitan arrepentirse (Lc. 15:1-7).
Si una mujer que tiene diez monedas de plata pierde una, ¿va a buscarla, no es verdad? Va a barrer la casa y a buscar con mucho cuidado hasta encontrarla. Cuando la encuentra, invita a las amigas y vecinas para alegrarse con ella porque encontró la moneda perdida. De la misma manera, los ángeles de Dios se alegrarán por causa de un solo pecador que se arrepiente (Lc. 15:8-10).
Un hombre tenía dos hijos. El más joven insistió con su padre: “Padre, quiero ahora mi parte de la herencia”.
El padre repartió los bienes entre los dos. Algunos días después, el hijo más joven juntó todo lo que era de él y se fue a un país distante. Allí vivió una vida llena de pecado y desperdició toda la herencia que había recibido.
Después de gastar todo, hubo una gran hambre en ese país, y el joven empezó a pasar necesidad. Entonces buscó a uno de los habitantes de esa tierra y le pidió ayuda. Este lo mandó para su hacienda, para cuidar de los puercos. El hambre del joven era tanta que le daban deseos de comer de la comida que los puercos comían, pero ni siquiera eso le daban.
Volviendo en sí, pensó: “¡Cuántos trabajadores de mi padre tienen comida en abundancia y yo estoy aquí muriéndome de hambre! Voy a volver para la casa de mi padre y voy a decirle: Padre, pequé contra Dios y contra ti. No merezco más ser llamado tu hijo. Acéptame como uno de tus empleados”.
Entonces, salió de allí y volvió para la casa de su padre. Cuando todavía estaba lejos de la casa, el padre lo vio, se llenó de compasión, corrió y lo abrazó, cubriéndolo de besos. El hijo entonces dijo: “Padre, pequé contra Dios y contra ti y no merezco más ser llamado tu hijo”.
El padre, sin embargo, dirigiéndose a sus empleados, les ordenó: “¡Rápido! Traigan la mejor ropa y póngansela. Pónganle un anillo y sandalias. También traigan y maten un becerro gordo. ¡Comamos y festejemos, porque este hijo mío estaba muerto y revivió, estaba perdido y fue encontrado!”
Empezaron la fiesta. Cuando el hijo mayor volvió del campo para la casa y oyó la música y el ruido de la danza quedó con mucha rabia y no quiso entrar en casa. El padre salió afuera e insistió para que entrara. Pero él le contestó: “Padre, hace tantos años trabajo como un esclavo para ti y nuca desobedecí a ninguna orden tuya. Aun así, nunca me diste ni siquiera un cabrito para festejar con mis amigos. Pero ese tu hijo, desperdició todo lo que era tuyo, gastándolo con rameras. ¡Él ahora vuelve, y mandas matar un becerro gordo!”
El padre respondió: “Hijo, tú estás siempre conmigo y todo lo que es mío es tuyo. Era necesario que festejásemos y nos alegrásemos pues este tu hermano estaba muerto y volvió a vivir; estaba perdido y fue reencontrado” (Lc. 15:11-31).
LECCIONES APRENDIDAS EN LA NARRATIVA
1. El enviado por Jesús depende de la protección del Omnipotente Pastor, en una misión en territorio enemigo. El enviado es como un cordero en el medio de lobos (Lc. 10:3). El cordero, en medio de los lobos, sólo tiene protección si el pastor es muy bueno.
2. El predicador del Evangelio merece recibir de sus oyentes un salario digno (Lc. 10:7; 1 Ti 5:18).
3. El verdadero motivo de alegría es tener certeza de la Vida Eterna, que el seguidor de Jesús tiene por Dios haber anotado su nombre en los cielos (Lc. 10:17).
4. El religioso que practica la auto-justificación se encierra para aprender de Jesús. El fariseo que quiso justificarse no estaba dispuesto a aprender de Jesús (Lc. 10:29). La auto-justificación practicada por el fariseo que fue al Templo a orar fue rechazada (Lc. 18:9-14). En la parábola del Buen Samaritano, los que practicaban la auto-justificación no practicaban el amor de Dios (Lc. 10:25-37). La justicia del sacerdote, que representa la suprema autoridad religiosa, y la del levita, relacionado con el servicio de Dios, omitieron el amor de Dios y pasaron de largo del prójimo con necesidades.
5. La parábola del Buen Samaritano muestra tres actitudes a respecto de los bienes (Lc. 10:25-37):
el ladrón: lo que es tuyo es mío y lo voy a tomar;
el sacerdote y el levita: lo que es mío es mío y lo voy a guardar;
el samaritano: lo que es mío es tuyo y lo voy a compartir.
6. La actividad religiosa no puede ser igualada a servir a Dios. La religiosidad que no practica la bondad es reprobada por Jesús. En la parábola del buena samaritano, la religión del sacerdote y la del levita, que eran bien activos en la religión judía, son ejemplos negativos (Lc. 10:25-37).
7. Nuestro prójimo es cualquier persona que tiene necesidades, cuando tenemos condiciones de ayudar. En la parábola del buen samaritano (Lc. 10:25-37), Jesús nos enseña que nuestro prójimo es quien tiene necesidad y puede ser alguien fuera de nuestro grupo, raza o religión.
8. La persona con prejuicios raciales puede no percibir virtudes en el pueblo odiado o defectos en su propio grupo. En la parábola del buen samaritano (Lc. 10:29-37), del lado de los judíos estaban el sacerdote y el levita, personas obligadas a observar la ley de la caridad; y del otro, el samaritano, extranjero y hereje, del cual, normalmente, no se esperaba una actitud bondadosa, sino odio.
9. El líder religioso que se niega a seguir a Jesús, porque desea proteger los privilegios de ser líder, va a luchar contra el propio Jesús. Los fariseos, frustrados por el hecho del pueblo estar dejando de oírlos para seguir a Jesús, lo acusaron de estar endemoniado (Mt. 12:22).
10. Los espíritus no tienen el derecho de controlar a una persona. Sólo Dios debe reinar sobre todos. Jesús tiene el poder de expulsar a los demonios y tomar su lugar (Mt. 12:29; Lc. 11:21-22).
11. Jesús, el Todopoderoso: tiene todo el poder sobre Satanás y sus demonios. Mientras Satanás es fuerte, Jesús es todavía más fuerte y puede expulsar demonios, porque tuvo fuerza para dominar a Satanás y quitarle de su poder las personas endemoniadas (Mt. 12:29; Lc. 11:21-22). El Diablo es valiente y guarda muy bien lo que él domina, hasta la llegada del Señor, que tiene poder para destruirlo y rescatar a la humanidad. (Vea Col. 1:13; 2:15; He. 2:14.)
12. El pecador que blasfema contra el Espíritu Santo no tiene más capacidad de reconocer o distinguir entre lo divino y lo diabólico. El pecado de blasfemar contra el Espíritu Santo consistía en atribuir a Satanás obras que eran de Jesús y del Espíritu (Mt. 12:22-32; Lc. 11:14-23). Los fariseos rechazaran las pruebas más claras de que los milagros de Jesús fueron hechos por el poder del Espíritu Santo y representaban el poder de Dios, de manera que el mensaje de Jesús era confirmado por el cielo. Cuando ellos alegaron que Jesús y sus milagros pertenecían al Diablo, cometieron la locura de apostatar deliberadamente. Esta negación de la verdad obvia fue una señal del endurecimiento completo, a punto de no existir ninguna esperanza de arrepentimiento y conversión.
13. Quien no sirve a Cristo está sirviendo al Diablo (Mt. 12:30). Hay una guerra de Jesucristo contra Satanás, en la cual la neutralidad es imposible. Alguien está al lado de Jesús o está luchando contra Él.
14. Aquellos que dependen de milagros para creer en Jesús son llamados de malos por Él. “Esta generación es una generación mala; busca una señal” (Mt. 12:38-41; Lc. 11:29-30).
15. A semejanza de Jonás, que fue una señal para los ninivitas, la resurrección de Jesús, también, se tornó una señal. Del mismo modo que Jonás estuvo tres días y tres noches dentro de un pescado, Jesús se quedó tres días y tres noches en el corazón de la tierra (Mt. 12:38-41; Lc. 11:29-30). Dios dio a varios líderes de Israel señales que probaron ser su misión de parte de Dios: para Moisés, Dios envió el maná; para Josué, Dios hizo parar el Sol y la Luna; para Samuel, envió truenos de un cielo limpio y sin tempestades; para Elías, mandó fuego del cielo; para Isaías hizo retroceder la sombra del reloj de Sol. Para confirmar la obra de Jesús, Dios lo resucitó después de pasar tres días dentro de la tierra.
16. El religioso que usa su religión como motivo de evitar contacto con personas que practican maldad no sigue el ejemplo de Jesús. Jesús no sólo recibió a pecadores, más los buscaba diligentemente, no para participar de su pecado, más para ofrecer liberación (Lc. 15:1-2).
17. Las tres parábolas de Lc. 15:1-31 enseñan sobre la urgencia de buscar al pecador perdido y que el regreso de los perdidos para Dios trae alegría a Su corazón.
18. Volver para Dios Padre consiste en:
1º arrepentimiento; sentir vergüenza del pecado del pasado (Lc. 15:18);
2º confesión del pecado (Lc. 15:18, 21);
3º una entrega total a Dios, para depender sólo de Su misericordia y no del merecimiento propio (Lc. 15:19, 21);
4º cambio de actitudes y acción: quien dejó a su Padre volvió para él (Lc. 15:13, 20);
5º fe manifestada en la confianza que el hijo tuvo en el padre (Lc. 15:20).
19. Dios está con prisa de recibir al pecador arrepentido. El padre, en la parábola del hijo pródigo, representa a Dios Padre (Lc. 15:11-32). La única vez que la Biblia muestra a Dios con prisa es cuando el padre del hijo pródigo corre para encontrar al hijo arrepentido (Lc. 15:20).
20. El religioso que no recibe con alegría al pecador arrepentido, está lejos de dios. El hijo mayor representa a los judíos, que eran religiosos pero no comprendían la gracia divina y el amor por el pecador (Lc. 15:25-32). El hijo mayor se indignó, en contraste con la alegría del padre.
21. La evangelización exige salir en busca de los perdidos, así como el pastor buscó a la oveja que se perdió (Lc. 15:4) y la mujer que buscó con todo cuidado la moneda perdida (Lc. 15:8).
22. Los padres que tienen un hijo rebelde pueden aprender del padre del Hijo Pródigo lecciones de cómo enfrentar el problema:
1º El padre de un hijo rebelde no debe protegerlo de las consecuencias de sus pecados. El padre dejó al hijo llegar al punto de tener que cuidar de puercos (15:15).
2º El padre no debe financiar los vicios del hijo. El padre no quedó mandando dinero para que el hijo gastara.
3º El padre debe dejar la puerta abierta para recibir al hijo de vuelta cuando él se arrepienta.
PREGUNTAS
1. ¿Cuál fue la misión que Jesús dio a sus setenta seguidores?
2. ¿Qué llevó a Jesús a contar la parábola del Buen Samaritano?
3. ¿Cuál es la principal lección de la parábola del Buen Samaritano?
4. ¿Cómo fue que los fariseos blasfemaron contra el Espíritu Santo?
5. ¿Cómo Jesús respondió a los acusadores que dijeron que Él estaba endemoniado?
6. ¿Por qué en la guerra entre Jesús y el Diablo la neutralidad es imposible?
7. Cuando Jesús fue acusado de juntarse con gente de mala fama, ¿cuál fue su respuesta?
8. ¿Qué tienen en común las tres parábolas de cosas perdidas y encontradas?
9. ¿Qué nos enseña sobre Dios Padre la parábola del Hijo Pródigo?
10. ¿Qué podemos aprender con los dos hermanos de la parábola del Hijo Pródigo?
TEXTO: Lucas. 10:38-42; Juan. 11:1-12:7;
Mateo. 26:6-13; Marcos. 14:3-9
ESTRUCTURA:
Contexto:
El tercer año del ministerio de Jesús es llamado año de la pasión. Ese año es dividido en dos semestres. El primero es el semestre de las retiradas, cuando Jesús hizo tres retiradas, buscando estar a solas con los discípulos, para un período de instrucción especial a los doce. Y el segundo, el semestre de la entrega. En ese semestre, Él hizo tres viajes a Jerusalén para participar de tres fiestas religiosas. También hizo tres visitas a una familia muy querida: Marta. María y Lázaro
Personajes-clave: Jesús, Marta, María y Lázaro
Lugar-clave: Betania
Repeticiones-clave
- Los nombres de Marta, María y Lázaro son repetidos.
- Marta quedaba preocupada con el trabajo práctico. Cuando Jesús visitó la casa de Marta, ella estaba ocupada con todo el trabajo de la casa (Lc. 10:40), Jesús fue al sepulcro donde estaba Lázaro y ordenó: “!Retiren la Piedra!” Marta respondió: “!Señor, él está oliendo mal!”(Jn. 11:38-39). Fue preparada una cena en la casa de Lázaro y Marta ayudó a servir (Jn. 12:1-2).
- María no se interesaba por el trabajo práctico o bienes materiales. Cuando Jesús visitó la casa de Marta, María se sentó a los pies de Jesús para escuchar lo que Él enseñaba (Lc. 10:39); en la cena en la casa de Lázaro, María derramó en los pies de Jesús un frasco lleno de perfume, y le secó los pies con sus propios cabellos (Mt. 26:6-7; Mc. 14:3; Jo. 12:3).
- María fue criticada: por Marta (Lc. 10:40), por los discípulos (Jn. 12:4-6).
- Los judíos querían matar a Jesús (Jn. 10:40; 11:49-55; 12:9).
- Resucitar, resurrección (muchas veces en Jn. 11 y 12).
Sentimientos-clave:
- La ansiedad de Marta con el trabajo práctico en contraste con el interés de María en escuchar a Jesús.
- La tristeza de María y Marta cuando Lázaro murió y la decepción de ellas por Jesús no haber evitado la muerte de su hermano.
- La tristeza de Jesús con la muerte de Lázaro.
- El miedo y la desesperación de los líderes de los judíos cuando supieron de la resurrección de Lázaro.
- La alegría de Marta y María cuando ofrecieron una cena para Jesús. El escándalo mostrado por los discípulos por causa de lo que consideraron un desperdicio de María al ungir a Jesús con perfume.
Problema-inicial: Jesús entró en la aldea de Betania donde una mujer llamada Marta lo hospedó en su casa. Su hermana, llamada María, se sentó a los pies de Jesús y escuchaba sus enseñanzas.
Puntos de referencia en la secuencia narrada:
Marta y María Visitadas
Marta y María fueron visitadas (Lc. 10:38).
María se sentó a los pies de Jesús para oír lo que Él enseñaba (Lc. 10:39).
Marta estaba ocupada con todo el trabajo de la casa (Lc. 10:40).
Marta se quejó porque María la dejó con todo el trabajo de la casa (Lc. 10:40).
Jesús respondió: “Marta, Marta, estás ocupada y ajetreada con tantas cosas, pero apenas una es necesaria. María escogió la mejor” (Lc. 10:41-42).
Jesús fue a Jerusalén para participar de la Fiesta de la Dedicación (Jn. 10:22-30).
En la Fiesta, los judíos querían matar a Jesús (Jn. 10:31-39 ).
Después de la fiesta, Jesús fue de nuevo para el otro lado del río Jordán (Jn. 10:40).
Resurrección de Lázaro
María y Marta mandaron a avisar a Jesús que Lázaro estaba enfermo (Jn. 11:1-3).
Jesús se demoró dos días para llegar donde estaba Lázaro (Jn. 11:4-6).
Los discípulos discutieron la decisión de volver a Judea (Jn. 11:7-10).
Jesús explicó que Lázaro estaba muerto y que Él iría a despertarlo (Jn. 11:11-15).
Jesús llegó a Betania cuando hacía cuatro días que Lázaro había sido enterrado (Jn. 11:17).
Marta fue a encontrarse con Jesús y le dijo: “!Si estuvieses aquí, mi hermano no habría muerto!” (Jn. 11:20-22).
Jesús le respondió: “Tu hermano resucitará” (Jn. 11:23).
Dijo Marta: “Yo sé que él va a resucitar en el último día” (Jn. 11:24).
Jesús afirmó: “Yo soy la resurrección y la vida” (Jn. 11:25-26).
Marta dijo creer que Jesús era el Mesías, Hijo de Dios, que vino al mundo (Jn. 11:27).
María llegó al lugar donde Jesús estaba y le dijo: “!Si estuvieses aquí, mi hermano no habría muerto!” (Jn. 11:28-32).
Jesús quedó muy conmovido y lloró (Jn. 11:33-35).
Jesús fue al sepulcro y mandó: “!Retiren la piedra!” (Jn, 11:38-39).
Marta respondió: “!Señor, él ya está oliendo mal!” (Jn. 11:39).
Jesús miró hacia el cielo y oró. Después gritó: “!Lázaro, ven para afuera!” (Jn. 11:41-43).
Lázaro salió (Jn. 11:44).
Muchos de los judíos que vieron la resurrección de Lázaro, creyeron en Jesús (Jn. 11:45).
Algunos contaron a los fariseos lo que Jesús había hecho (Jn. 11:46).
Los líderes judíos estaban con miedo de que el pueblo pudiera hacer a Jesús su rey (Jn. 11:47-48).
Caifás, el Sumo sacerdote, dijo: “Es mejor que muera solamente un hombre por el pueblo que dejar que el país entero sea destruido” (Jn. 11:49-52).
Los líderes judíos hicieron planes para matar a Jesús (Jn. 11:53).
Jesús no andaba más entre el pueblo de Judea (Jn. 11:54-55).
En Betania: Ungido por María
Los judíos que fueron a Jerusalén antes de la Fiesta de la Pascua buscaban a Jesús (Jn. 11:55-57).
Seis días antes de la Pascua, Jesús volvió a Betania. El miércoles de la semana de la Pascua, fue preparada una cena para Él (Jn. 12:1-2).
Marta ayudó a servir (Jn. 12:2).
María derramó en los pies de Jesús un frasco lleno de perfume, y los secó con sus cabellos (Mt. 26:6-7; Mc. 14:3; Jo. 12:3).
Judas Iscariote criticó a María y los otros estuvieron de acuerdo con él (Jn. 12:4-6; Mt. 26:8-9; Mc:14:4-5).
Jesús contestó: “María me hizo una cosa muy buena; ella perfumó mi cuerpo para mi entierro” (Mt. 26:10-13; Mc. 14:6-9; Jn. 12:7).
Los líderes de los judíos planearon matar a Lázaro (Jn. 12:9-11).
Situación-final: Por causa de la resurrección de Lázaro, muchos judíos estaban abandonando a los líderes y creyendo en Jesús. Entonces los líderes de los sacerdotes resolvieron matar a Jesús y también a Lázaro (Jn. 11:53; 12:9-11).
NARRATIVA:
Marta y María Visitadas
Jesús y sus discípulos estaban viajando, cuando llegaron a una aldea llamada Betania, que queda a casi tres kilómetros de Jerusalén. Allí, una cierta mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Su hermana, llamada María, se quedó sentada a los pies de Jesús, escuchando lo que él enseñaba. Marta estaba muy ocupada con todo el trabajo de la casa. Parando, finalmente, se acercó a Jesús y reclamó: “?Será que no te importas que mi hermana me deje sola con todo este trabajo de la casa? Manda que ella venga a ayudarme”.
Jesús respondió: “Marta, Marta, estás ocupada y atareada con tantas cosas, pero apenas una es necesaria. María escogió la mejor parte, y ésta nadie se la va a quitar”“ (Lc. 10:38-41).
Jesús volvió a Jerusalén en el invierno, cuando se celebraba la Fiesta de la Dedicación (por nuestro calendario era el mes de diciembre). La Fiesta de la Dedicación conmemoraba la purificación del Templo por los macabeos, después de la contaminación por Antioco Epifanio, cuando un puerco fue sacrificado en el altar (164 a.C.). Jesús dijo que Dios era su padre y los judíos volvieron a tomar piedras para lanzarlas sobre Él. Ellos quisieron aprisionarlo, pero se escapó (Jn. 10:22-42).
Jesús volvió nuevamente para el otro lado del río Jordán, donde Juan el Bautista había anteriormente bautizado. Mucha gente iba a buscarlo y creía en Él (Jn. 10:40-42).
Resurrección de Lázaro
Marta y María tenían un hermano llamado Lázaro. Jesús estimaba mucho a Marta, a María y a su hermano, Lázaro (Jn. 11:5). Las hermanas mandaron a avisar a Jesús: “!Señor, tu querido amigo Lázaro está enfermo!” (Jn. 11:1-4).
Jesús dijo a sus discípulos: “El resultado de esa enfermedad será para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado”. Cuando supo que Lázaro estaba enfermo, se demoró todavía dos días donde estaba, a pesar de estimar mucho a Marta, María y Lázaro. Sólo después de los dos días, dijo a sus discípulos: “Vamos a volver para Judea”.
Los discípulos dijeron: “Maestro, ¿ahora mismo los judíos de allá querían apedrearte, y quieres volver?”
Jesús respondió: “El día tiene doce horas, ¿verdad? Si alguien camina durante el día no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero si alguien camina de noche, tropieza, porque no hay luz en él” (Jn. 11:6-10).
Después Jesús agregó: “Nuestro amigo Lázaro duerme, pero voy a despertarlo “.
Sus discípulos dijeron: “Señor, si él está durmiendo, significa que él se va a mejorar”.
Entonces Jesús dijo claramente: “Lázaro murió. Vamos a verlo”.
Tomás dijo a sus compañeros: “!Vamos nosotros también para que muramos con el Maestro!” (Jn. 11:6-16).
Cuando Jesús llegó a Betania, ya hacía cuatro días que Lázaro había sido enterrado. Muchos judíos de Jerusalén vinieron a visitar a Marta y a María para consolarlas. Cuando Marta supo que Jesús estaba llegando, fue e encontrarse con Él, mientras María se quedó en casa.
Marta dijo a Jesús: “!Si estuvieras aquí, mi hermano no habría muerto!”
Respondió Jesús: “Tu hermano va a resucitar”.
Dijo Marta: “Yo sé que él va a resucitar en el último día”.
Jesús afirmó: “Yo soy la resurrección y la vida. Quien cree en mí, aunque muera, vivirá; y quien vive y cree en mí nunca morirá. ¿Crees en esto?
Respondió Marta: “!Sí, Señor! Yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, que debía venir al mundo” (Jn. 11:17-27).
Marta fue a llamar a María, que se levantó rápidamente y salió a encontrar a Jesús. Los judíos que estaban allí para consolarla fueron también..
Cuando María llegó al lugar donde estaba Jesús, se arrojó a sus pies y le dijo: “!Si estuvieras aquí, mi hermano no habría muerto!”
Jesús vio a María y a los judíos que estaban con ella llorando. Entonces quedó muy triste y conmovido y lloró.
Los judíos dijeron: “!Vean cómo él amaba a Lázaro!”
Otros dijeron: “Él curó al ciego. ¿Será que no podría haber hecho alguna cosa para que Lázaro no muriera?” (Jn. 11:28-37).
Jesús fue al sepulcro, que era una gruta con una piedra colocada en la entrada y ordenó: “!Retiren la piedra!”
Marta respondió: “!Señor, ya huele mal, pues hace cuatro días que fue sepultado!”
Dijo Jesús: “¿No te dije que si crees, verás la gloria de Dios?”
Retiraron, entonces, la piedra Jesús miró para el cielo y oró. Después gritó: “!Lázaro, ven para afuera!”
Y Lázaro salió. Sus pies y sus manos estaban envueltos con tiras de paños, y él tenía una venda en su rostro. Jesús mandó: “Desenrollen las vendas y déjenlo que se vaya” (Jn. 11:38-44).
Muchos judíos que testimoniaron la resurrección de Lázaro creyeron en Jesús. Otros fueron donde los fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho. Los líderes judíos estaban con miedo que el pueblo pudiera hacer a Jesús su rey. Sabían que los romanos nunca estarían de acuerdo con eso. Ellos quedarían furiosos y culparían a los líderes judíos por permitir al pueblo hacer a Jesús su rey, y substituirían a los líderes judíos por líderes romanos.
Los fariseos y los jefes de los sacerdotes se reunieron con el Consejo Superior y dijeron: “¿Qué vamos a hacer? Este hombre hace muchos milagros. Si dejamos que él continúe a realizar estos milagros, todos van a creer en él. Entonces las autoridades romanas van a usar esto como pretexto para reaccionar contra nosotros. !Van a destruir el Santo Templo y a nuestra nación!”
Caifás, el Sumo Sacerdote, dijo a los demás sacerdotes y a los fariseos: “Ustedes no comprenden nada. Es mejor que muera apenas un hombre por el pueblo que dejar que todo el país sea destruido”.
Desde ese día, los jefes de los sacerdotes y fariseos resolvieron matar a Jesús (Jn. 11:45-53).
Debido a los planes para matarlo, Jesús no andaba en medio del pueblo en Judea. De Betania fue a Efraín. Faltaba poco tiempo para la Fiesta de la Pascua. Muchos subieron de los campos de Jerusalén, antes de la Pascua, para purificarse. Ellos buscaban a Jesús. Los jefes de los sacerdotes y los fariseos, sin embargo, habían ordenado que quien supiera donde estaba Jesús lo mostrase, para que fuera preso (Jn. 11:54-57).
En Betania: Ungido por María
Seis días antes de la Pascua, Jesús volvió para Betania, donde vivía Lázaro. El día miércoles de la semana de la Pascua, prepararon allí una cena para Jesús. Marta servía y Lázaro estaba con Jesús en la mesa. Cuando Jesús estaba comiendo, María tomó un frasco lleno de un perfume muy caro, hecho de nardo puro. Ella derramó el perfume en los pies de Jesús y se los secó con sus cabellos. Toda la casa quedó perfumada.
Judas Iscariote, el discípulo que iba a traicionar a Jesús, dijo: “Este perfume vale más de trescientas monedas de plata (una moneda sería el sueldo de un día normal de trabajo de un operario). ¿Por qué no fue vendido, y el dinero dado a los pobres?” El hecho es que Judas no quería ayudar a los pobres. Él era ladrón, era el encargado de la caja común y acostumbraba robar.
Otros que estaban allí estuvieron de acuerdo con Judas, quedaron enfadados y preguntaron: “¿Por qué todo este desperdicio? El perfume podría haber sido vendido por una fortuna”. Ellos criticaban duramente a María.
Jesús defendió a María: “¿Por qué ustedes están irritando a esta mujer? !Dejen en paz a María! Ella me hizo una cosa muy buena; perfumó mi cuerpo para mi entierro. Los pobres estarán siempre con ustedes, pero yo no siempre estaré. Recuerden esto: en cualquier lugar del mundo entero donde este Evangelio sea anunciado, será contado lo que ella hizo, y será recordada.” (Mt. 26:6-13; Mc. 14:3-9; Jn. 11:55 - 12:7).
Judas se sintió ofendido con la reprensión y esa misma noche se encontró con los líderes religiosos para negociar la traición de Jesús (Mt. 26:14-56; Mc. 14:10-11; Lc. 22:3-6).
Una multitud de judíos fue a Betania para ver a Jesús y a Lázaro, el hombre que Jesús había resucitado. Entonces los jefes de los sacerdotes resolvieron matar a Lázaro también, pues, por su culpa, muchos judíos estaban abandonando a sus líderes y creyendo en Jesús.
LECCIONES APRENDIDAS EN LA NARRATIVA
1. Amistad y vida social son valorizadas por Jesús. Jesús consideraba sus amigos íntimos a Lázaro, Marta y María, y su hogar era a menudo un lugar de parada de Cristo (Mt. 21:17; Lc. 10:36-42; Jn. 11:3, 12:1-3). En ningún otro lugar el Cristo humano se relacionaba tan tiernamente.
2. Adultos no-casados (solteros, divorciados y viudos) tienen mucho para dar a Jesús. En la casa de María y Marta, María era una joven adulta que tuvo la agilidad suficiente para quedarse sentada a los pies de Jesús (Lc. 10:39). Después que Jesús resucitó a su hermano Lázaro, María demostró su amor a Jesús de una manera considerada exagerada (Jn. 12:1-3). Marta era soltera o viuda y se preocupó en servir a Jesús por medio de actividades prácticas (Lc. 10:39; Jn. 12:2). En 1 Co. 7:32 Pablo habla de la posibilidad de quien no es casado estar libre de las preocupaciones familiares y poder cuidar solamente de las cosas de Dios.
3. Aprender de Jesús es mucho más importante que muchas actividades. Marta tenía la nerviosa preocupación de servir un banquete digno de Jesús, mientras María disfrutaba del banquete espiritual (Lc. 10:36-42).
4. Hay choque de temperamentos en medio de los seguidores de Jesús. Marta era una persona activa, preocupada con muchas actividades, y a María le gustaba quedarse sentada para pensar, contemplar y meditar (Lc. 10:36-42). Después de la resurrección de Lázaro, Marta demostró su amor sirviendo un banquete para Jesús y María, derramando perfume sobre Él (Jn. 12:2-3). Es difícil para la persona activa entender a la persona contemplativa y viceversa. Ambas son importantes para el Reino de Dios.
5. La caridad puede ser manifestada de manera equivocada. Jesús estaba yendo hacia la cruz y necesitaba de soledad y silencio. María entendió y dio a Jesús lo que Él necesitaba. Marta, con su nerviosa preocupación de servir un banquete digno de Jesús, estaba demostrando la caridad de una forma que no alcanzó la necesidad de Jesús (Lc. 10:36-42).
6. Para el seguidor de Jesús, problemas y enfermedades pueden ser oportunidades para que Él sea glorificado. La enfermedad y la muerte de Lázaro fueron una oportunidad para eso (Jn. 11:4).
7. Dios es omnipresente y omnisciente. Aún estando lejos de donde estaba Lázaro, Jesús ya sabía lo que iba a sucederle (Jn. 11:1-6). Jesús es Dios y no hay nada que Él no sepa.
8. Las demoras de Jesús tienen un objetivo. Jesús se demoró para ir a visitar al enfermo Lázaro, para resucitarlo después (Jn. 11:6, 21, 39-44).
9. Cuando el seguidor de Jesús está amenazado de persecución, la solución no está en la fuga, sino en quedarse al lado de Cristo y continuar fiel a Él. Cuando Jesús quiso ir donde Lázaro, que vivía cerca de Jerusalén, los discípulos estaban preocupados porque los judíos en Jerusalén estaban queriendo matarlo. Sin embargo, ellos acompañaron a Jesús (Jn. 11:7, 16).
10 Tener dudas sobre Jesús no es igual a ser desleal. Tomás era leal a Jesús (Jn. 11:16), aunque dudoso (Jn. 20:24-29).
11. Recriminar Jesús en la hora de la crisis no es prueba de falta de fe. Ambas, Marta (Jn. 11:21) y María (Jn. 11:32), recriminaron a Jesús por no haber evitado la muerte de Lázaro. Jesús, sin embargo, entendió y fue muy gentil con sus respuestas.
12. Jesús siente y entiende la tristeza de sus seguidores. Jesús lloró cuando vio la angustia de los seres queridos llorando la muerte de Lázaro (Jn. 11:35).
13. Jesús transforma la realidad de la muerte, razón de la desesperación, en esperanza:
-- Los creyentes en Jesús, muertos en todas las épocas, serán resucitados (Jn. 11:25).
-- Los creyentes en Jesús son transformados por la muerte y la resurrección de Cristo para disfrutar la vida eterna ahora (Jn. 11:26; 3:36; 5:24; 17:3).
-- La muerte física no es sino un intervalo pasajero para dormir hasta la resurrección (Jn. 11:11-13; 1 Ts. 4:13-17; 1 Co. 15:55).
14. Jesús es la Resurrección y la Vida (Jn. 11:25). Jesús dio vida a todas las personas y tiene el poder de dar vida a los que ya murieron. Dios da vida a todas las personas, aún antes que cada uno nazca, y también dará vida a todos los muertos cuando llegue el tiempo de presentarse delante de Él y ser juzgados. Todas las personas van a morir, es decir, será separada de su cuerpo, pero en el día del juicio Dios hará que todos vuelvan nuevamente a la vida. En el día del juicio los creyentes en Jesús van a vivir en el lugar preparado por Dios y vivirán en Su presencia durante toda la eternidad.
15. Jesús es omnipotente. Él ordenó que Lázaro volviera a la vida, y lo que Él dice siempre sucede (Jn. 11:39-44).
16. Buenas obras hechas en la carne por quien no es fiel a Jesús no tienen resultado permanente. Judas es el ejemplo de quien, en la carne, quiere hacer buenas obras (Jn. 12:5), diferente de María, que ofreció culto a Jesús con gratitud.
17. Expresiones de amor traen al mundo un valor que dura para siempre. María demostró su amor derramando perfume sobre Jesús, toda la casa quedó perfumada y la historia sobre la demostración de amor de María es contada donde el Evangelio es predicado (Mt. 26:6-13; Mc. 3:3-9; Jn. 12:1-8).
18. Jesús comprende las alegrías y tristezas de la vida. Cristo participó de la vida de Marta, María y Lázaro, tanto en las fiestas como en los sufrimientos. Estaba presente para celebrar en una cena y, también, para llorar junto al sepulcro fúnebre.
19. El líder que quiere preservar los privilegios personales, ve las manifestaciones de Dios como amenazas a su poder. Los líderes vieron en la resurrección de Lázaro su poder amenazado (Jn. 11:46-56), así como vieron en la curación del hombre que nació ciego una amenaza también (Jn. 9:41).
20. Hay un gran riesgo en considerar la carrera profesional como una prioridad, superior a la voluntad de Dios. Los fariseos y los jefes de los sacerdotes consideraban de suprema importancia proteger sus carreras y, para conseguir eso, estaban dispuestos a luchar contra Jesús (Jn. 11:46-56).
21. La actitud de la persona determina su reacción a la manifestación de Dios. Después de la resurrección de Lázaro:
-- la reacción de los simpatizantes fue la fe, muchos creyeron (Jn. 11:45);
-- los no-comprometidos informaron a los fariseos sobre las cosas que Jesús había hecho (Jn. 11:46);
-- la reacción de los líderes fue planear la muerte de Jesús (Jn. 11:51).
22. Los líderes, al planear la maldad, van a disfrazar sus acciones, como siendo preocupación con el pueblo. Planeando la muerte de Jesús, disfrazaron sus motivos como:
-- proteger al pueblo de seguir un engañador (Jn. 11:48);
-- proteger el Templo y la ciudad de Jerusalén de la destrucción por los romanos (Jn. 11:47-57);
-- buscar lo que era mejor para la mayoría (Jn. 11:50-51).
PREGUNTAS
1. Cuando Jesús visitó el hogar de Lázaro, Marta y María, ¿por qué María aprovechó la visita más que Marta?
2. ¿Cómo Jesús sabía, antes de haber llegado a Betania, que Lázaro había muerto?
3. ¿Qué quiso decir Jesús cuando dijo que Él era la Resurrección y la Vida?
4. ¿Por qué Jesús lloró?
5. ¿Cómo fue la resurrección de Lázaro?
6. ¿Cuál fue la reacción de los sacerdotes y de los fariseos en el milagro de la resurrección de Lázaro?
7. En el banquete en Betania, después de la resurrección de Lázaro, ¿cómo fue que Marta y María demostraron su gratitud a Jesús?
8. ¿Cuál fue la reacción de los discípulos frente a la demostración de María?
9. ¿Por qué Judas estaba preocupado con el valor del perfume?
10. ¿Cómo fue que Jesús defendió a María de las críticas de los discípulos?
Los Diez Leprosos, los Niños, el Joven Rico,
el Pedido de Juan y Santiago, y Zaqueo
TEXTO: Mateo. 19:13 - 20:28; Marcos. 10:13-45;
Lucas. 11:11-19; 18:15 - 19:10
ESTRUCTURA:
Contexto:
El tercer año del ministerio de Jesús es llamado año de la pasión. Ese año es dividido en dos semestres. El primero es el semestre de las retiradas, cuando Jesús se retiró tres veces, queriendo estar solo con sus discípulos, para un período de instrucción especial a los doce. Y el segundo, el semestre de la entrega, cuando Él hizo tres viajes a Jerusalén para participar de tres fiestas religiosas importantes para el judío. En el primer viaje, Él fue a la Fiesta de los tabernáculos, donde dijo que Él era el Agua de la Vida y la Luz del Mundo (Jn. 7-8). Después de las fiestas, estando aún en Jerusalén, curó a un hombre que había nacido ciego en un sábado y eso creó un gran conflicto con los fariseos (Jn. 9-10), siendo que después de este episodio de la curación del ciego, él salió de la ciudad. Retornó nuevamente a Jerusalén cuando fue la Fiesta de la Dedicación y, posteriormente, fue para el otro lado del río Jordán e hizo un viaje imprevisto a Betania cuando Lázaro fue resucitado (Jn. 11). Salió de Betania y fue para Efraín (Jn. 11:54). De Efraín, volvió a Betania, pasando por Samaria y por Galilea (Lc. 17:11), para encontrarse con las mujeres de Galilea (Mc. 15:40-41). Ellas fueron con Él a Jerusalén para participar de la Fiesta de la Pascua.
Personajes-clave: Jesús, el leproso agradecido, el joven rico, Juan, Santiago y Zaqueo.
Lugares-clave: El camino de Efraín a Betania, pasando por Samaria y Galilea (Lc. 17:11; Mc. 15:40-41), yendo para Jerusalén.
Repeticiones-clave:
- Críticas, reprensión: Jesús criticó a los leprosos que fueron curados y no demostraron gratitud (Lc. 17:17); Jesús se indignó con los discípulos que rechazaron a los niños (Mc. 10:14); cuando Jesús dijo que es difícil un rico entrar en el Reino de Dios, los discípulos quedaron admirados y preguntaban, entonces, quién podía salvarse (Mt. 19:25); después que Santiago y Juan pidieron lugares de privilegio en el reino de Jesús, los otros discípulos quedaron airados con ellos (Mt. 20:24); la multitud reprendió a los dos ciegos que gritaron pidiendo socorro a Jesús (Mt. 20:31); y la multitud criticó a Jesús cuando se hospedó en la casa de Zaqueo (Lc. 19:7).
Sentimientos-clave
- La gratitud del samaritano sanado de lepra. La extrañeza de Jesús por los otros nueve que no demostraron gratitud.
- La indignación de Jesús con sus discípulos que rechazaron a los niños.
- El disgusto del joven rico cuando Jesús lo orientó para que vendiera todo y se lo diera a los pobres.
- El miedo de los discípulos cuando acompañaron a Jesús a Jerusalén.
- El egoísmo de Santiago y Juan cuando pidieron lugares de privilegio en el reino de Jesús.
- La esperanza de los dos ciegos cuando supieron que Jesús estaba pasando.
- La alegría de Zaqueo cuando Jesús fue a hospedarse en su casa, y el espanto de todos los que vieron eso.
Problema-inicial: Jesús está yendo para Jerusalén para enfrentar su muerte y resurrección. Él se aproxima de la provincia de Samaria, entra en una aldea y diez leprosos vienen a encontrarlo.
Puntos de referencia en la secuencia narrada:
Los Diez Leprosos, los Niños, el Joven Rico
La curación de los diez leprosos (Lc. 17:11-19).
Jesús bendice a los niños (Mt. 19:13-15; Mc. 10:13-16; Lc. 18:15-17).
Jesús y el joven rico (Mt. 19:16-22; Mc. 10:17-22; Lc. 18:18-23).
Jesús habló de la dificultad de un rico entrar en el Reino de Dios (Mt. 19:23-30; Mc. 10:23-31; Lc. 18:24-29).
El Pedido de Juan y Santiago
Por tercera vez, Jesús anunció su muerte (Mt. 20:17-19; Mc. 10:32-34; Lc. 18:31-34).
El pedido de Juan y Santiago (Mt. 20:20-24; Mc. 10:35-40).
Los otros discípulos quedaron irritados con Santiago y Juan (Mt. 20:24; Mc. 10:41).
Jesús enseñó que, en su gobierno, quien quiera ser importante deberá servir a los otros (Mt. 20:25-28; Mc. 10:42-45).
Dos Ciegos Curados
Jesús curó a dos ciegos de Jericó (Mt. 20:29-34; Mc. 10:46-52; Lc. 18:35-43).
Zaqueo
Jesús y Zaqueo (Lc. 19:1-10).
Situación-final: Todos criticaron a Jesús por hospedarse en la casa de Zaqueo, un pecador. Pero, Jesús respondió que el Hijo del Hombre vino a buscar y salvar a quien estaba perdido.
NARRATIVA:
Los Diez Leprosos
Jesús empezó el viaje a Efraín a Betania, pasando por Samaria y Galilea (Lc. 17:11), a fin de encontrarse con las mujeres de Galilea (Mc. 15:40-41) que iban con él para Jerusalén.
En las regiones entre Samaria y Galilea, cuando estaba entrando en un poblado, diez leprosos fueron al encuentro de Jesús. Pasaron de lejos y gritaron: “ ¡Jesús, Maestro! ¡Ten pena de nosotros!”
De ahí mismo Jesús los atendió y dijo: “Vayan y pidan a los sacerdotes que los examinen”. Se exigía entre los judíos que quien fuera curado de la lepra debería recibir de un sacerdote un certificado de salud, como condición para reintegrarlo a la comunidad.
Cuando los leprosos iban por el camino, se vieron libres de la enfermedad. Entonces uno de ellos, percibiendo que estaba curado, volvió alabando a Dios en voz alta. Se arrodilló a los pies de Jesús y le agradeció. Era un samaritano.
Jesús dijo: “Los hombres que fueron curados eran diez. ¿Dónde están los otros nueve? ¿Fue justamente un extranjero despreciado como enemigo el único que volvió para agradecer a Dios?”
Jesús dijo al samaritano: “Levántate y ándate. Estás curado porque tuviste fe” (Lc. 17:11-19).
Los Niños
Llevaron algunos niños a Jesús para que él pusiera las manos sobre ellos, orara y los bendijera, pero los reprendieron. Cuando Jesús vio eso, se indignó con los discípulos, llamó a los niños para cerca del él y dijo: “Dejen que los niños vengan hasta mí y no los prohíban, porque el Reino de Dios es de los que son como estos niños. Recuérdense de esto: quien no recibe el Reino de Dios como un niño nunca entrará en él.” Entonces Jesús abrazó a los niños y se fue (Mt. 19:13-15; Mc. 10:13-16; Lc. 18:15-17).
El Joven Rico
Jesús estaba empezando de nuevo su viaje y un hombre vino corriendo, se arrodilló enfrente a él y le preguntó: “Buen Maestro, ¿qué debo hacer de bueno para conseguir la vida eterna?”
Jesús respondió: “¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno, y nadie más. Si quieres entrar en la vida eterna, guarda los mandamientos”.
Preguntó el hombre: “¿Qué mandamientos?”
Jesús respondió: “No mates, no cometas adulterio, no robes, no acuses a los otros con falsedad, no engañes a los otros, respeta a tu padre y a tu madre y ama a los otros como a ti mismo”.
Respondió el joven: “Maestro, desde pequeño he obedecido a todos esos mandamientos”.
Jesús lo miró con amor y dijo: “Necesitas solamente de una cosa: anda, vende todo lo que tienes y da el dinero a los pobres y así tendrás riquezas en el cielo. Después, ven y sígueme.”
Cuando el hombre oyó eso, quedó entristecido; y, porque era muy rico, se fue triste (Mt. 19:16-22; Mc. 10:17-22; Lc. 18:18-23).
Jesús entonces miró a los discípulos que estaban en torno a él y dijo: “Cómo es difícil que los ricos entren en el Reino de Dios!”
Los discípulos extrañaron eso, más Jesús continuó: “Hijos míos, ¡cómo es difícil que entren en el Reino de Dios los que confían en las riquezas! Es más difícil el rico entrar en el Reino de Dios que un camello pasar por el hoyo de una aguja.”
Cuando oyeron eso, los discípulos quedaron muy admirados y preguntaban unos a los otros: “Entonces ¿quién puede salvarse?”
Jesús respondió: “Para los seres humanos, eso no es posible; más, para Dios, todo es posible. Lo que es imposible para los seres humanos es posible para Dios” (Mt. 19:23-30; Mc. 10:23-31; Lc. 18:24-29).
La Petición de Juan y Santiago
Por tercera vez Jesús anunció de su muerte. Cuando estaba subiendo para Jerusalén, Jesús caminaba en el frente y los discípulos lo seguían. Estos estaban admirados con Él, y los otros que los acompañaban sentían miedo. Entonces, Jesús llevó a los discípulos para un lado y les dijo en particular, mientras caminaban. Él dijo: “Miren, nosotros estamos yendo para Jerusalén, donde va a suceder todo lo que los profetas escribieron a respecto del Hijo del Hombre. Yo seré entregado a los jefes de los sacerdotes y a los profesores de la Ley. Ellos me condenarán a la muerte. Yo seré entregado a los no-judíos. Estos van a insultarme, escupirme y castigarme. Seré azotado y crucificado. Pero, al tercer día, resucitaré”.
Los discípulos no entendieron nada de lo que Jesús dijera. El sentido de esas palabras estaba escondido de ellos, y no sabían lo que Jesús quería decir (Mt. 20:17-19; Mc. 10:32-34; Lc. 18:31-34).
Mientras tanto, llegó la madre de Santiago y Juan, con sus dos hijos, se arrodilló cerca de Jesús y le pidió un favor: “Promete que estos mis dos hijos se sentarán a tu derecha y a tu izquierda, cuando seas rey y te sientes en el trono de tu Reino glorioso”.
Jesús dijo a Santiago y Juan: “Ustedes no saben lo que están pidiendo. ¿Acaso pueden beber el cáliz que yo voy a beber?”
Respondieron ellos: “Sí, podemos”.
Entonces Jesús dijo: “De hecho, ustedes van a beber mi cáliz, pero yo no tengo el derecho de escoger quien se va a sentar a mi derecha y a mi izquierda. Pues fue mi Padre quien preparó esos lugares y él los dará a quien quiera” (Mt. 20:20-23; Mc. 10:35-40).
Cuando los otros diez discípulos oyeron eso, se indignaron con la actitud de Santiago y Juan y quedaron enojados con ellos (Mt. 20:24; Mc. 10:41).
Entonces Jesús llamó a todos para que se acercaran y les dijo: “Ustedes saben que los gobernantes mandan en el pueblo y que son los líderes que dominan. Pero entre ustedes no puede ser así. Al contrario, quien quiere ser importante, debe colocarse al servicio de todos, y quien quiere ser el primero, debe estar al servicio de todos. Porque hasta el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida para salvar a mucha gente” (Mt. 20:24-28; Mc. 10:42-45).
Dos Ciegos Curados
Jesús y la gran multitud que lo seguía estaban cerca de la ciudad de Jericó. Había allí dos ciegos (uno era llamado Bartimeo) que estaban sentados a la orilla del camino pidiendo limosnas. Al oír el tropel de aquella gente toda, Bartimeo preguntó qué estaba sucediendo. Le informaron que Jesús estaba pasando. Los dos ciegos empezaron a gritar: “¡Señor, Hijo de David, ten pena de nosotros!”
Personas de la multitud los reprendían a los dos y les ordenaban que se callaran. Pero los ciegos gritaban aún más fuerte: “¡Jesús, Hijo de David, ten pena de nosotros!”
Jesús paró, mandó que trajeran a los ciegos y les preguntó: “¿Qué quieren que yo haga?”
Respondieron: “¡Queremos que nos abras los ojos!”
Jesús tuvo pena de los ciegos. Tocó en los ojos de ellos y dijo que estaban curados porque tuvieron fe. En el mismo instante ellos pudieron ver. Acompañaron a Jesús por el camino, alabando a Dios. Todos los que presenciaron este milagro también alabaron a Dios (Mt. 20:29-34; Mc. 10:46-52; Lc. 18:35-43).
Zaqueo
Jesús entró en Jericó y estaba cruzando la ciudad. Había allí un hombre rico, llamado Zaqueo, que era jefe de los cobradores de impuestos. Él era muy bajo y cuando intentaba ver a Jesús no podía, por causa de la multitud. Entonces corrió delante de todos y subió en una higuera brava, para verlo cuando pasara por allí. Al llegar a aquel lugar, Jesús miró hacia arriba y dijo a Zaqueo: “Zaqueo, baja deprisa, pues hoy deseo hospedarme en tu casa”.
Zaqueo bajó deprisa y lo recibió en su casa con mucha alegría. Todos los que vieron eso manifestaban su espanto y murmuraban: “¡Este hombre se va a hospedar en la casa de un pecador!”
Después Zaqueo se levantó y dijo a Jesús: “Escucha, yo voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres. Y si, por acaso, yo verifico que he robado a alguien, voy a devolver cuatro veces más que el valor del perjuicio causado”.
Jesús dijo: “Hoy la salvación entró en esta casa, pues este hombre, que es un despreciado por la sociedad también es descendiente de Abraham. Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y salvar a quien está perdido” (Lc. 19:1-10).
LECCIONES APRENDIDAS EN LA NARRATIVA
1. Cada persona es importante para Jesús. No hace ninguna diferencia para Él que sea rica o pobre
Jesús amaba al joven rico (Mc. 10:21).
Cuando el ciego Bartimeo clamó a Jesús, muchas personas dijeron para que él se callara, pensando que Jesús no estuviera interesado en un hombre pobre y ciego, sin embargo, Jesús lo curó (Mc. 10:47-52).
Los discípulos pensaban que Jesús no fuera a importarse con los niños, sin embargo, Jesús abrazó a los niños y los bendijo (Mc. 10:13-16).
Todos los que vieron a Jesús ir a la casa de Zaqueo, un hombre rico y corrupto, manifestaban su espanto y murmuraban: “¡Este hombre se va a hospedar en la casa de un pecador!”
2. Gratitud a Dios es más rara que la fe. Los nueve leprosos ingratos mostraban que tuvieron fe en la palabra de Jesús yendo a mostrarse a los sacerdotes (Lc 17:14). El samaritano fue el único que mostró gratitud por la curación (Lc. 17:15-17).
3. Siempre que la necesidad es reconocida, Jesús está listo para atenderla. Considerando que la necesidad de la sanidad física es profundamente sentida, a veces los hombres quedan inclinados a colocarla en primer lugar y a olvidar la necesidad espiritual. Los nueve leprosos ingratos sólo sintieron necesidad de la sanidad física y no recibieron salvación espiritual. Sólo el samaritano sintió la necesidad de alabar a Dios y fue bendecido con sanidad física y salvación espiritual (Lc. 17:11-19).
4. Los niños son importantes para Jesús (Lc. 18:15-17).
5. Los padres deben llevar a sus hijos a Jesús. Deben imitar a aquellos padres que trajeron a Jesús sus niños (Mt. 19:13-15; Mc. 10:13-16; Lc. 18:15-17).
6. Recibir el reino como niños, requiere (Lc. 18:17):
humildad;
confianza;
una relación personal como la del niño, que revela receptividad delante del amor de Cristo
7. Impedir que los niños vengan a Jesús lo deja triste. Jesús se indignó con los discípulos que querían impedir a los niños de ir a Él (Mc. 10:14).
8. Sólo Dios es bueno, en el sentido total. Jesús estaba queriendo saber si el joven lo consideraba bueno porque lo reconocía como Dios (Mc. 10:17-18).
9. El joven rico cometió cuatro engaños, y cada uno de esos errores recibió la corrección de Jesús (Mt. 19:16-21):
Se engañó cuanto a la persona de Jesús, pensando que Él fuera un buen maestro y Jesús lo corrigió (Mc. 10:17). Él es Dios, o si no es Dios, no es un buen hombre (Mc. 10:18).
Se engañó cuanto al camino de la vida eterna, suponiendo que pudiera ser alcanzada por las obras (Mt. 19:16). Fue corregido cuando confrontado con las altas exigencias de la Divina Ley (Mt. 19:17).
Se engañó a respecto de sí mismo, pensando que hubiera guardado la ley (Mt. 19:20). Jesús lo corrigió, probándolo cuanto al amor al prójimo (Mt. 19:19) y cuanto a las obras de justicia (Mt. 19:21), abriendo así sus ojos para su fracaso (Mt. 19:22).
Su engaño más grande fue quedarse con la riqueza y dejar de atender al llamado de Jesús: “Ven, y sígueme” (Mt. 19:21-22). Nadie puede servir a dos señores: riquezas y Dios (Mt. 6:24).
10. Jesús ama al hombre pecador. Él miró al joven rico con amor (Mc. 10:21). Aunque el joven fuera orgulloso y no viera a sí propio como un pecador, aun así Jesús lo amaba.
11. Con muchas personas hay solamente una cosa que las impide de seguir a Jesús. A semejanza de lo que sucedió con el joven rico: Jesús exige el amor a Dios sobre todas las cosas, que es el primer mandamiento (Mc. 10:21).
12. La renuncia a todo lo que el hombre pecador posee es la condición primaria para el discipulado. Esta fue la condición dada al joven rico (Mt. 19:16-22; Mc. 10:17-22; Lc. 18:18-22) y en las parábolas del tesoro escondido y de la perla de gran valor (Mt. 13:44-45).
13. Hay varios peligros que la riqueza provoca (Mt. 19:23-26; Mc. 10:23-31; Lc. 18:24-30):
espíritu de auto suficiencia firmado en las riquezas a veces domina a la persona rica de tal modo que el llamado de Dios poco la atrae;
soberbia que rechaza la humilde fe en Dios;
produce una falsa seguridad;
prende el hombre a este mundo, por valorizar la riqueza temporaria del mundo sobre la riqueza celestial, que dura para siempre;
tiende a crear un espíritu egoísta (1 Ti. 6:9-10).
14. Las riquezas dificultan pero no tornan imposible la entrada en el Reino de los Cielos. El gran tropiezo es colocar las riquezas sobre la responsabilidad que se tiene delante de Dios (Lc. 18:26,27; Mt. 6:33). Zaqueo, un hombre muy rico (Lc. 19:1-10), es un tipo de persona considerada como “imposible, a los hombres” (Lc. 18:24-27).
15. Solamente por la omnipotencia de Dios es que el pecador se salva. Entonces, para los hombres, la salvación es imposible porque nunca es obtenida por los méritos humanos. Sin embargo, para Dios es posible (Mc. 10:27), pues la salvación siempre fue por la gracia de Dios, para el pecador. Si la salvación no fuera de gracia, nadie sería capaz de alcanzarla (Jn. 3:3-6; Ro. 3:24; Ef. 2:8-10).
16. Hay el peligro de que convicciones aceptadas por la cultura dificulten el entendimiento de las enseñanzas bíblicas. Cuando Jesús dijo que era difícil entrar en el reino de Dios los que tienen riquezas (Mc. 10:23-24), los discípulos quedaron admirados pues la cultura judía creía que la prosperidad era una señal del favor divino.
17. La renuncia a todo por amor a Cristo es igualmente difícil, tanto para pobres como para ricos (Lc. 18:22, 24-27). No todos son ricos, mas todos aman al mundo (1 Jn. 2:15). Toda la salvación depende, en último análisis, de Dios (Lc. 18:27; Jn. 6:37).
18. Muchas veces las personas no entienden el significado del pedido que hacen a Jesús. Santiago y Juan no entendieron el significado del pedido de quedarse uno a la derecha y el otro a la izquierda de Jesús (Mc. 10:37-38). Quien terminó ocupando esas posiciones, en la hora de la crucifixión, fueron los dos ladrones (Mc. 15:27).
19. El discípulo de Jesús debe hacer el bien y ser útil a los que están próximos. El seguidor de Jesús, que no vive para servir, no sirve para vivir. Jesús enseñó que quien quiere ser importante debe colocarse a servicio de los otros, y quien quiere ser el primero, debe estar al servicio de todos (Mt. 20:24-28; Mc. 10:42-45).
20. La persona que está preocupada con su propia grandeza tiene dificultades en percibir verdades espirituales. Cuando, por tercera vez, Jesús avisó a los discípulos de su muerte, ellos no entendieron y estaban deseando el lugar de destaque en un reino terrenal (Lc. 18:31).
21. El espíritu ambicioso lleva a un concepto político del Reino de Dios. Juan y Santiago, con sus ambiciones, pensaban que en el Reino de los Cielos tendrían que hacer política, tal como hacen los gobernantes de este mundo (Mt. 20:20-21; 25-26).
22. La ambición carnal es el deseo de ser servido por las personas que prestan servicio obligatorio, mientras la ambición espiritual es servir, haciendo servicio voluntario con interés dirigido a los otros (Mt. 20:25-28 Mc. 10:43-44).
23. En medio a los seguidores de Jesús, la ambición carnal de ser grande produce conflictos, mientras la ambición espiritual de servir produce el bienestar. La ambición carnal de Santiago y Juan dejó a los otros diez discípulos indignados (Mt. 20:24), mientras la ambición espiritual de Jesús en servir (Mt. 20:25-28) produjo bienestar.
24. Jesús exige que se especifiquen los pedidos hechos a Él. Jesús preguntó a los ciegos: “¿Qué quieren que yo les haga?” (Mt. 20:32).
25. Los ciegos de Jericó curados por Jesús muestran los pasos para el hombre transformarse en Su seguidor (Mt. 20:29-34; Mc. 10:10-52; Lc. 18:35-43):
oír a respecto de él (Mt. 20:30; Mc. 10:47);
clamarle, lo que muestra su fe (Mt. 20:30);
percibir su propia miseria, apelando a su compasión (Mt. 20:30; Lc. 18:9-14);
creer en él;
perseverar, a pesar de la oposición de otros (Mt. 20:31; Lc. 18:39);
ir tener con él (Mc. 10:50; Lc. 18:41);
seguirlo (Mc. 10:52);
alabarlo (Lc. 18:43).
26. El pueblo valoriza más un milagro físico que un milagro espiritual. El pueblo murmuró cuando Jesús fue a la casa de Zaqueo (Lc. 19:7). Para el pueblo, era más fácil alabar a Dios por el milagro de la curación del ciego (Lc. 18:43) que por el milagro mayor de la conversión de un gran pecador. Vea el ejemplo de la reacción del pueblo a la salvación de Zaqueo (Lc. 19:7-10) y del hermano mayor en la parábola del Hijo Pródigo (Lc. 15:28-30).
PREGUNTAS
1. ¿En qué el leproso samaritano era diferente de los otros nueve leprosos?
2. Cuando los padres trajeron a los niños para ser bendecidos por Jesús, ¿por qué la reacción de los discípulos fue reprendida por Él?
3. ¿Cómo fue el encuentro del joven rico con Jesús?
4. ¿Por qué la riqueza es una barrera para impedir la entrada del hombre en el reino de Dios?
5. ¿Cuál fue la petición de Santiago y Juan, y cuál fue la respuesta de Jesús?
6. ¿Cuál fue la comparación que Jesús hizo de la grandeza de los gobernantes con la del Reino de los Cielos?
7. ¿Cómo fue la curación de los ciegos de Jericó?
8. ¿Cómo fue el encuentro de Jesús con Zaqueo?
9. ¿Cuál fue la reacción del pueblo cuando Jesús fue a la casa de Zaqueo?
(SEMANA SANTA)
|
MATEO |
MARCOS |
LUCAS |
JUAN |
DOMINGO |
||||
Entrada Triunfal en Jerusalén |
21:1-11 |
11:1-11 |
19:28-44 |
12:12-19 |
Duerme en Betania |
|
11:11 |
|
|
Lunes |
||||
Segunda purificación del Templo |
21:12-17 |
11:15-19 |
19:45-48 |
|
Entrevista de los griegos con Jesús |
|
|
|
12:20-36 |
La higuera infructífera |
21:18-19 |
11:12-14 |
|
|
Martes Controversias en el Templo |
||||
Desafiada la autoridad de Cristo |
21:23-27 |
11:27-33 |
20:1-8 |
|
Tres Parábolas de Advertencia: |
|
|||
Los dos hijos |
21:28-32 |
|
|
|
Los labradores malos |
21:33-46 |
12:1-12 |
20:9-19 |
|
La fiesta de las bodas |
22:1-14 |
|
14:15-24 |
|
Tres Preguntas Astuciosas: |
|
|
|
|
Del tributo |
22:15-22 |
12:13-17 |
20:20-26 |
|
La resurrección |
22:23-33 |
12:18-27 |
20:27-39 |
|
El Gran Mandamiento |
22:34-40 |
12:28-34 |
|
|
Jesús desafía a los Líderes: |
|
|||
El Cristo, Hijo o Señor de David |
22:41-46 |
12:35-37 |
20:41-44 |
|
Denuncia de los escribas y fariseos |
23:1-12 |
12:38-40 |
20:45-47 |
|
Ejemplos de hipocresía |
23:13-36 |
|
|
|
Otros discursos de Jesús |
23:37-39 |
12:41-44 |
21:1-4 |
12:20-50 |
El Sermón Profético (de los Olivos) |
24-25 |
13 |
21:5-36 |
|
Miércoles Jesús descansó en Betania |
||||
Los principales sacerdotes planearon aprisionarlo |
26:1-5 |
14:1-2 |
22:1-2 |
|
Jesús ungido por María en Betania |
26:6-13 |
14:3-9 |
|
12:2-8 |
Judas traicionó a Jesús |
26:14-16 |
14:10-11 |
22:3-6 |
|
Jueves Día de la Pascua |
||||
Preparación para la Cena de la Pascua |
26:17-19 |
14:12-16 |
22:7-13 |
|
Jesús celebra la Pascua con los doce |
26:20 |
14:17 |
22:14-16 |
|
Jesús lava los pies de los discípulos |
|
|
|
13:1-20 |
Jesús predice la traición de Judas |
26:21-25 |
14:18-21 |
22:21-23 |
13:21-30 |
Cena del Señor |
26:26-29 |
14:22-25 |
22:14-25 |
13:18 |
Contienda ambiciosa entre los doce |
|
|
22:24-30 |
|
Jesús predice que Pedro lo negará |
26:31-35 |
14:26-31 |
22:31-38 |
13:36-38 |
Jesús hace un discurso de despedida |
|
|
|
14-16 |
Oración Sacerdotal |
|
|
|
17 |
Viernes |
||||
(Medianoche a las 2) Getsemaní: oración, traición, prisión y abandono |
26:36-56 |
14:32-52 |
22:39-54 |
18:1-12 |
Juicio Religioso: |
|
|||
Anás (Sumo sacerdote emérito)) |
|
|
|
18:13-23 |
Caifás (Sumo sacerdote en acción) |
26:57-68 |
14:53-65 |
22:54, 63-65 |
18:24 |
Negativas de Pedro |
26:58, 69-75 |
14:54, 66-72 |
22:55-62 |
18:15-18, 25-27 |
En el Sanedrín: oficialmente condenado |
27:1 |
15:1 |
22:66-71 |
|
Suicidio de Judas |
27:3-10 |
|
|
|
Juicio Político |
|
|||
Pilatos |
27:2, 11-14 |
15:1-5 |
23:1-6 |
18:28-39 |
Herodes |
|
|
23:7-17 |
|
Pilatos |
27:15-26 |
15:6-15 |
23:13-15 |
18:39 - 19:16 |
Insulto de los soldados |
27:27-31 |
15:16-20 |
|
|
Del Tribunal hasta el Calvario |
27:31-34 |
15:20-23 |
22:26-33 |
19:17 |
Crucifixión |
27:35-49 |
15:24-36 |
23:33-45 |
19:18-29 |
Muerte |
27:50-56 |
15:37-41 |
23:46-49 |
19:30-37 |
Entierro |
27:57-66 |
15:42-47 |
23:50-56 |
19:38-42 |
SÁBADO: Muerto |
||||
La guarda del sepulcro |
27:62-66 |
|
|
|
DOMINGO |
||||
Resurrección |
28:1-2 |
16:1-4 |
24:1-3 |
20:1-4 |
Entrada Triunfal, Templo Purificado,
Higuera Infructífera y Controversias en el Templo
TEXTO: Mateo. 21 - 24; Marcos. 11 - 12;
Lucas. 19 - 20; Juan. 12:12-36
ESTRCUTURA:
Contexto:
El tercer año del ministerio de Jesús, el año de la pasión, es dividido en dos semestres: el semestre de las retiradas y el semestre de la entrega. En el semestre de la entrega, él hizo tres viajes a Jerusalén, para participar de tres fiestas religiosas. En el primer viaje, él fue a la Fiesta de los Tabernáculos, donde dijo ser el Agua de la Vida y la Luz del Mundo (Jn. 7-8). Después de la fiesta, aún en Jerusalén, él curó a un ciego de nacimiento en un sábado y eso creó un gran conflicto con los fariseos (Jn. 9-10). Jesús volvió nuevamente a Jerusalén por ocasión de la Fiesta de la Dedicación. Después de la fiesta, él fue para el otro lado del Jordán e hizo el viaje imprevisto a Betania, cuando Lázaro fue resucitado (Jn. 11). Dejó Betania y se fue a Efraín (Jn. 11:54). Él empezó el tercer viaje, yendo a la Fiesta de la Pascua; partiendo de Efraín, hizo un desvío y pasó por Samaria y Galilea, para volver a Betania (Lc. 17:11; Mc. 15:40-41). Sábado en la noche Jesús llegó a la aldea de Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado. Betania queda cerca de Jerusalén.
Personaje-clave: Jesús
Lugar-clave: Jerusalén
Repeticiones-clave:
- Conflictos entre Jesús y los líderes religiosos: durante la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén, los fariseos quisieron que Jesús mandara que sus seguidores se callaran y pararan de alabarlo. Jesús respondió que si ellos se callaran las piedras gritarían (Lc. 19:39-40); en el Templo, los líderes judíos desafiaron la autoridad de Cristo y éste respondió con una pregunta a respecto de Juan el Bautista (Mt. 21:23-27; Mc. 11:27-33; Lc. 20:1-8); los fariseos y sus enemigos del partido de Herodes se juntaron para hacer una pregunta astuciosa a respecto del tributo (Mt. 22:15-22; Mc. 12:13-17; Lc. 20:20-26); Jesús denunció a los escribas y fariseos, condenando el fingimiento de ellos (Mt. 23:1-39; Mc. 12:38-40; Lc. 20:45-47).
- Templo: después de la Entrada Triunfal en Jerusalén, Jesús entró en el Templo y miró todo alrededor (Mc. 11:11); al día siguiente, él entró en el patio del Templo, expulsó a todos aquellos que hacían comercio y los acusó de transformar su casa en un escondite de ladrones (Mt. 21:12-17; Mc. 11:15-19; Lc. 19:45-48); ciegos y cojos fueron curados en el Templo (Mt. 21:14); el martes hubo controversias en el Templo entre los líderes y Jesús (Mt. 21: 23-32; 22:14-22; 23: 1-39); Jesús habló de la destrucción del Templo (Mt. 24:1-2).
- Parábolas: los dos hijos (Mt. 21:28-32); los labradores malos (Mt. 21:33-45); las bodas del hijo del rey (Mt. 22:1-14); el siervo fiel y el infiel (Mt. 24:45-51); las diez vírgenes (Mt. 25:1-13); los talentos (Mt. 25:14-30); el juicio final (Mt. 25:31-46).
- En el Sermón Profético (Mt. 24 - 25) hay varias profecías (24:4, 9, 15, 29, 30, 40; 25:1, 14, 31).
Sentimientos-clave:
- Durante la Entrada Triunfal: el júbilo de la multitud, la preocupación de los fariseos y la pena que Jesús sintió de Jerusalén.
- La ira de Jesús cuando purificó el Templo y cuando maldijo la higuera infructífera.
- La hostilidad entre Jesús y los líderes durante las controversias en el Templo.
- La seriedad de Jesús durante su predicación del Sermón Profético.
Problema- inicial: Jesús estaba llegando a Jerusalén yendo a la Fiesta de la Pascua cuando mandó que dos discípulos buscaran una asna.
Puntos de referencia en la secuencia narrada:
Domingo: Entrada Triunfal en Jerusalén
Jesús mandó que dos discípulos buscaran una asna (Mt. 21:1-5; Mc. 11:1-6).
Jesús subió en la asna y fue recibido por una multitud que extendía sus capas, esparcía ramas en el suelo y gritaba: “¡Gloria a Dios! ¡Bendito sea el que viene en el nombre del Señor!” (Mt. 21:6-9; Mc. 11:4-10; Lc. 19:29-38; Jn. 12:12-15).
Los fariseos quedaron preocupados: “Todos estaban yéndose con él” (Lc. 19:39-40; Jn. 12:17-19).
Jesús lloró con pena de la ciudad de Jerusalén (Lc. 19:41-44).
Jesús durmió en Betania (Mc. 11:11).
Lunes: Segunda Purificación del Templo
Jesús maldijo la higuera infructífera (Mc. 11:12-14).
Jesús entró en el patio del Templo, expulsó a todos aquellos que hacían comercio y los acusó de transformar su casa en un escondite de ladrones (Mt. 21:12-17; Mc. 11:15-19; Lc. 19:45-48).
Ciegos y cojos fueron curados en el Templo (Mt. 21:14).
La entrevista de los griegos con Jesús (Jn. 12:20-36).
Martes: Controversias en el Templo
Cuando pasaban cerca de la higuera infructífera, los discípulos vieron que ella estaba seca. Jesús respondió con una lección a respecto de la oración (Mt. 21:18-19; Mc. 11:20-26; Lc. 19:45-48).
En el Templo, los líderes judíos desafiaron la autoridad de Cristo y éste respondió con una pregunta a respecto de Juan el Bautista (Mt. 21:23-27; Mc. 11:27-33; Lc. 20:1-8).
Jesús contó una parábola de advertencia: los dos hijos (Mt. 21:28-32).
Los fariseos y sus enemigos del partido de Herodes se juntaron para hacer una pregunta astuciosa a respecto del tributo (Mt. 22:15-22; Mc. 12:13-17; Lc. 20:20-26).
Jesús denunció a los escribas y fariseos, condenando su fingimiento (Mt. 23:1-39; Mc. 12:38-40; Lc. 20:45-47).
Jesús fue al Monte de los Olivos y pronunció el Sermón Profético (Mt. 24-25).
Situación-final: Jesús pronunció el Sermón Profético en el Monte de los Olivos a sus discípulos y les avisó que estuvieran preparados para su vuelta.
NARRATIVA:
Domingo: Entrada Triunfal en Jerusalén
Domingo, Jesús y los discípulos fueron al Monte de los Olivos. De allí Jesús mandó dos discípulos adelante, con la siguiente orden: “Diríjanse hasta la aldea ahí adelante. Allí ustedes encontrarán una asna amarrada y un pollino con ella. El pollino aún no fue montado. Desamárrenlos y tráiganlos para acá. Si alguien pregunta por qué están haciendo eso, digan que el Maestro necesita de ellos y que luego los devolverá” (Mt. 21:1-6; Mc. 11:1-6).
Los discípulos fueron e hicieron lo que Jesús había mandado. Trajeron la asna y el pollino, lanzaron sus capas sobre él y, enseguida, Jesús montó en el pollino. La multitud que había ido a la Fiesta de la Pascua oyó decir que Jesús estaba llegando, tomó ramas de palmeras y salió para encontrarlo. Mientras Jesús iba pasando, muchos extendían sus capas en el suelo, otros cortaban ramas de árboles y las esparcían por el camino. Cuando Jesús llegó cerca de Jerusalén, en la bajada del Monte de los Olivos, una multitud exultaba de alegría. Muchos agradecían a Dios, en alta voz, los milagros que habían presenciado. Tanto los que iban adelante como los que venían atrás empezaron a gritar: “¡Hosanna a Dios! ¡Bendito sea el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito sea el Rey de Israel! ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Paz en el cielo y gloria a Dios!” (Mt. 21:6-9; Mc. 11:7-10; Lc. 19:29-38; Jn. 12:12-15).
Este acontecimiento era el cumplimiento de una profecía de Zacarías, que hacía siglos profetizara: “No tengas miedo, Jerusalén, hija de Sion. Ahí viene tu rey, montado sobre un pollino” (Jn. 12:15; Zac. 9:9).
Los que estaban con Jesús cuando él resucitó a Lázaro anunciaron la noticia del milagro. Fue esta la razón de la multitud salir a su encuentro. Ellos habían oído hablar del milagro que Jesús realizara a favor de Lázaro. Los fariseos dijeron unos a los otros: “¡Vean, no estamos consiguiendo nada! ¡Todos se están yendo con Él!” (Jn. 12:17-19).
Algunos fariseos llegaron a llamar la atención de Jesús: “¡Señor, reprende a tus discípulos, manda que ellos se callen, que no griten esas cosas!”
Pero Jesús respondió: “Si ellos se callaren, las piedras del camino es que gritarán” (Lc. 19:39-40).
Cuando Jesús llegó cerca de Jerusalén y contempló el panorama de la ciudad, lloró, con pena de ella, y dijo: “¡Ah, Jerusalén! ¡Si hoy mismo supieras lo que es necesario para conseguir la paz! ¡Pero tus ojos no ven! Llegarán los días en que los enemigos van a destruirte completamente y a todos tus habitantes. No quedará una piedra sobre otra, porque tú, Jerusalén, no reconociste el tiempo en que Dios vino para salvarte” (Lc. 19:41-44).
Cuando Jesús llegó cerca de Jerusalén, la ciudad entera se agitó y preguntó: “¿Quién es este hombre?”
El pueblo respondía: “Es Jesús, el profeta de la ciudad de Nazaret de Galilea” (Mt. 21:10-11).
Jesús entró en Jerusalén, fue al Templo, miró todo alrededor y fue a la aldea de Betania, donde durmió (Mc. 11:11).
Lunes: Segunda Purificación del Templo
El lunes por la mañana, cuando salieron de Betania, Jesús tuvo hambre. Vio de lejos una higuera llena de hojas y fue hasta ella para ver si había higos, sin embargo, encontró solamente hojas. El fruto de la higuera aparece antes de la formación de las hojas. Así, la presencia de las hojas debía indicar que había también fruto. Jesús dijo a la higuera: “¡Nunca más des higos!” Y ella se secó inmediatamente (Mt. 21:18-19; Mc. 11:12-14). Habiendo Jesús maldecido a la higuera infructífera, siguió para Jerusalén (Mc. 11:15).
Llegando a la ciudad, Jesús entró en el patio del Templo y expulsó a todos los que allí compraban y vendían. Derribó las mesas de los que cambiaban dinero y las sillas de los que vendían palomas. No dejaba a nadie cruzar el patio del Templo transportando cargas. Jesús profirió las palabras de las Escrituras Sagradas: “¡Mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos, pero ustedes la trasformaron en un escondite de ladrones!” (Mt. 21:12-17; Mc. 11:15-19; Lc. 19:45-48).
Ciegos y cojos se acercaron a Jesús en el patio del Templo, y él los curó. Jesús enseñó en el patio del Templo. Los niños gritaron: “¡Gloria al Hijo de David!”
Los jefes de los sacerdotes y los profesores de la Ley quedaron indignados, y preguntaron a Jesús: “¿Estás oyendo lo que estos niños están diciendo?”.
Jesús confirmó: “Perfectamente. ¿Ustedes nunca leyeron en las Escrituras Sagradas el texto que dice: De la boca de los niños y de los que maman sale un canto de alabanza?” (Mt. 21:14-16).
Entre las personas que habían ido a Jerusalén para participar de la fiesta había algunos griegos. Ellos fueron a hablar con Felipe y le pidieron: “Señor, queremos ver a Jesús”.
Felipe dijo eso a Andrés, y los dos fueron a hablar con el Maestro.
Jesús respondió: “Llegó la hora del Hijo del Hombre recibir una gran gloria. Si el grano de trigo no es lanzado en la tierra y no muere, él continuará apenas a ser un grano. Pero, si muere, dará mucho trigo. Quien ama su vida, la perderá; pero quien no se apega a la vida en este mundo, va a conservarla para la vida eterna” (Jn. 12:20-26).
Jesús habló nuevamente de su muerte: “Ahora mi alma está profundamente angustiada. ¿Qué voy a decir? ¿Padre, líbrame de esta hora de sufrimiento? ¡No! Pues fue para eso mismo que vine. ¡Padre, glorifica tu nombre!”
Y del cielo se escuchó una voz: “Ya glorifiqué mi nombre y seguiré glorificándolo”.
Algunos de la multitud dijeron que habían escuchado truenos. Otros dijeron: “Fue un ángel que habló con Él”.
Jesús dijo: “Esa voz no vino por causa mía. Vino para ustedes. Llegó la hora de expulsar al príncipe de este mundo. Y cuando levanten de la tierra al Hijo del Hombre, todos serán atraídos por Él” (Jn. 12:27-32).
Al anochecer, Jesús y los discípulos salieron de la ciudad y fueron para la aldea de Betania (Mt. 21:17; Mc. 11:19).
Jesús había hecho tantos milagros en presencia de todos, y aun así no creían en él. A pesar de eso, muchos líderes judíos creyeron en Jesús. Pero no se manifestaron, por causa de los fariseos, para no ser expulsados de la casa de oración. Querían la gloria de los hombres en vez de la gloria de Dios (Jn. 12:37-43).
Martes: Discusiones en el Templo
Al día siguiente, martes de mañana, cuando Jesús y los discípulos pasaron cerca de la higuera infructífera, vieron que ella estaba seca desde la raíz. Pedro dijo: “Mira, Maestro, la higuera que maldijiste está seca. ¡Cómo se secó rápido!”
Jesús respondió con una rápida palabra sobre la oración. Si los discípulos tuviesen fe, podrían hacer la misma cosa. Él dijo también: “Cuando oren y pidan alguna cosa, crean que ya la recibieron, y así todo les será dado. Y cuando estén orando, perdonen a los que los ofendieron, para que el Padre que está en el cielo les perdone los pecados a ustedes” (Mc. 11:20-26).
En el Templo, los líderes judíos desafiaron la autoridad de Cristo, queriendo saber con qué derecho Él expulsaba personas del Templo y anunciaba allí sus mensajes. Le preguntaron: “¿Con qué autoridad haces estas cosas?”
Jesús les contestó: “Yo también les voy a hacer una pregunta. Si me dan la respuesta, yo les diré con qué autoridad hago estas cosas. Les preguntó: ¿Quién le dio autoridad a Juan para bautizar? ¿Fue Dios o fueron los seres humanos?
Se dijeron los unos a los otros: “Si decimos que fue Dios, él va a preguntar: ´Entonces, ¿por qué ustedes no creyeron en Juan? ´ Pero si decimos que fueron seres humanos, tenemos miedo de lo que el pueblo pueda hacer. El pueblo nos matará a piedrazos, porque todos piensan que Juan era profeta”.
Por eso, le respondieron a Jesús: “No sabemos”.
Jesús les dijo: “Entonces, yo tampoco les digo con qué autoridad hago estas cosas” (Mt. 21:23-27; Mc. 11:27-33; Lc. 20:1-8).
Jesús contó tres parábolas de advertencia a los líderes religiosos (Mt. 21:28 - 22:14). Una era la de los dos hijos: Había un hombre que tenía dos hijos. Él le dijo al mayor: “Hijo, hoy tú vas a trabajar en mi plantación de uvas”.
El hijo respondió: “Yo no quiero ir”. Pero después cambió de idea y fue.
Entonces el padre ordenó la misma cosa al otro hijo. Y éste dijo: “Sí, señor”. Pero después no fue.
Les preguntó Jesús: “¿Cuál de ellos hizo lo que el padre quería?”
Ellos respondieron: “El hijo mayor”.
Entonces Jesús dijo: “Los cobradores de impuestos y las prostitutas están entrando en el Reino de Dios antes de ustedes. Porque Juan el Bautista vino para mostrar el camino verdadero, y ustedes no creyeron en él; pero los cobradores de impuestos y las prostitutas creyeron. Sin embargo, aun habiendo visto eso, ustedes no se arrepintieron para creer en él” (Mt. 21:28-32).
Los fariseos hicieron un plan para hacer preguntas que serían trampas para Jesús. Una de esas preguntas era sobre los impuestos. Los fariseos y los miembros del partido de Herodes eran enemigos políticos, sin embargo ellos se juntaron para preguntar a Jesús: “Maestro, sabemos que eres honesto, enseñas la verdad sobre la voluntad de Dios y no te importas con la opinión de los demás. Entonces qué piensas: ¿es o no es contra nuestra Ley pagar impuestos al Emperador Romano?”
Jesús percibió la malicia de ellos y respondió: “Hipócritas! ¿Por qué quieren que yo caiga en contradicción? ¡Traigan la moneda del impuesto!”
Trajeron la moneda, y él preguntó: “¿De quién son el nombre y el rostro grabados en esta moneda?”
Ellos respondieron: “De César”.
Entonces Jesús dijo: “Den a César los que pertenece a César y a Dios lo que pertenece a Dios.”
Ellos quedaron admirados cuando oyeron eso. Entonces dejaron a Jesús en paz y se fueron (Mt. 22:15-22; Mc. 12:13-17; Lc. 20:19-26).
Jesús desafió a los líderes, denunciando a los escribas y los fariseos y condenando el fingimiento de ellos. Él dijo a los discípulos que los profesores de la Ley y los fariseos tenían autoridad para explicar la Ley de Moisés. Por eso, debían obedecer lo que ellos decían, sin embargo, no debían imitar sus acciones, pues ellos no hacían lo que enseñaban (Mt. 23:1-12; Mc. 12:38-40; Lc. 20:45-47).
Jesús habló a los líderes religiosos: “¡Ay de ustedes, profesores de la Ley y fariseos, hipócritas! Pues cierran la puerta del Reino de los Cielos a los otros, más ustedes mismos no entran ni dejan entrar los que están queriendo. ¡Ay de ustedes, guías ciegos! ¡Ay de ustedes, profesores de la Ley y fariseos, hipócritas! Pues son como túmulos pintados de blanco, que por fuera parecen bonitos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de podredumbre. Por fuera ustedes parecen buenas personas, más por dentro están llenos de mentiras y pecados” (Mt. 23:13-28).
Después de las controversias en el Templo con los líderes de los judíos, Jesús salió del patio del Templo, fue hasta el Monte de los Olivos y pronunció el Sermón Profético (Mt. 24:1-3). En ese sermón él profetizó la destrucción de Jerusalén y su propia vuelta, con varios pronunciamientos y parábolas (Mt. 24-25). Habló de su vuelta: “Cuanto al día y hora, nadie sabe, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino solamente el Padre. La venida del Hijo del Hombre será como aquello que sucedió en el tiempo de Noé. Pues, antes del diluvio, el pueblo comía y bebía, los hombres y las mujeres se casaban, hasta el día en que Noé entró en el arca. Sin embargo, no sabían lo que estaba sucediendo, hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos. Así también será la venida del Hijo del Hombre. En aquel día, dos hombres estarán trabajando en la hacienda: uno será llevado y el otro dejado. Dos mujeres estarán en el molino moliendo trigo: una será llevada y la otra dejada. Quédense vigilando, pues ustedes no saben en qué día va a llegar su Señor” (Mt. 24:36-44; Mc. 13:32-37).
LECCIONES APRENDIDAS EN LA NARRATIVA
1. El pollino nunca había sido montado por nadie (Mc. 11:2), para que se cumpliera Zac. 9:9 y porque el uso real o sagrado exigía que el artículo no fuera usado (Nm. 19:2; Dt. 21:3). Jesús, montado en el jumento, se presenta como el Mesías que viene ofreciéndose en paz: sin armas y sin ejército (Zac. 9:9; Lc. 19:38).
2. En la Entrada Triunfal en Jerusalén, Jesús su manifestó como el Mesías muy esperado, predicho en Zac. 9:9.
3. Hay varias reacciones al Rey Jesús. En la Entrada Triunfal, varias actitudes y acciones son manifestadas:
El júbilo de los discípulos. Ellos estaban jubilosos alabando a Dios por todos los milagros que habían visto (Lc. 19:37). Ellos aún no entendían todo a respecto de Jesús (Jn. 12:16), sin embargo, lo querían seguir y servir (Jn. 12:26).
La preocupación del discípulo secreto. El discípulo secreto guarda como secreto el hecho de creer en Jesús, porque está preocupado con lo que los otros piensan a respecto de él (Jn. 12:42-43).
La traición de Judas. Judas, el traidor, estaba entre los discípulos como si fuera un discípulo leal y sus malas intenciones fueron escondidas.
La conspiración de los fariseos. El grupo enemigo es representado por los fariseos, que rechazaron a Jesús (Lc. 19:39) y estaban comprometidos con una conspiración para acabar con Él (Jn. 11:53). Quisieron eliminar a quien estimulaba la fe en Jesús, tal como quisieron matar a Lázaro (Jn. 12:10-11), y quedaron decepcionados cuando vieron interés en Jesús (Jn. 12:19).
El ánimo titubeante de la masa. La multitud se quedó titubeando entre estar a favor de Jesús o contra Él. La multitud que saludó a Jesús con “Hosanna” y “Rey”, en seis días estaba gritando “Crucifícalo” (Jn. 12:12-18 con 19:15). Junto a los discípulos, en una escena la multitud estaba alabando a Jesús (Lc. 19:37-38), en otra estaba al lado de los líderes, juzgando o pidiendo su crucifixión (Lc. 23:21). Luego después estaba lamentando la condenación de Jesús (Lc. 23:27) y después de su muerte estaba inconsolable (Lc. 23:48).
El interés de los griegos que querían ver a Jesús (Jn. 12:20-26).
4. Jesús no tiene placer en ver al pecador sufrir las consecuencias de su pecado y de las cosas equivocadas que escoge. Jesús lloró, previendo la destrucción de Jerusalén en consecuencia de los pecados de los judíos (Lc. 19:41-44).
5. Jesús está preocupado con la moralización de la religión verdadera. En la segunda purificación del Templo (Mt. 21:12-17; Mc. 11:15-19; Lc. 19:45-48), Jesús continuó la obra de moralización del Templo, que había dado inicio a su ministerio en Jerusalén, tres años antes (Jn. 2:13-25). Era un beneficio para el pueblo hacer ciertas transacciones financieras para poder vender sacrificios y cambiar monedas en el Templo con los que venían de lejos. Pero no era correcto el recinto entero ser ocupado por explotadores que robaban el dinero de los peregrinos, haciendo del Templo apenas una excusa para el comercio fraudulento.
6. Jesús se irrita con la religión:
secularizada. Cuando los practicantes de la religión verdadera se portan tal como los incrédulos, Jesús se irrita. Los religiosos estaban explotando el pueblo en el propio Templo, tal como el incrédulo hace en su comercio.
comercializada. Cuando hay religiosos que quieren tener ventajas financieras con la verdadera religión, Jesús se irrita. El culto se estaba transformando en una excusa para el comercio fraudulento
sin reverencia. La bulla de los animales y comerciantes acabaron con la reverencia en el Templo.
que crea barreras para quien quiere conocer a Dios. La comercialización estaba siendo realizada en la parte del Templo reservada para los no-judíos.
7. Jesús condena la religión teórica, que negligencia la práctica. El milagro de la higuera maldecida y la purificación del Templo se explican mutuamente (Mc. 11:12-19). El milagro sirvió como un dramático recurso didáctico para explicar el incidente de la purificación del Templo. Jesús condena a aquel que tiene apenas la apariencia de fruto, pero no da fruto.
8. La muerte de Jesús produjo la transformación de muchas vidas. La semilla que se reproduce, hasta millares de veces, tiene que ser plantada, germinar y crecer. Así Cristo, por la muerte y resurrección, transforma muchas vidas (Jn. 12:23-24).
9. Cada discípulo de Jesús debe ser un “grano de trigo” listo para morir para expandir el Evangelio. Tal como Jesús era el grano de trigo que murió para dar más frutos, Él convidó a los discípulos para que lo siguieran (Jn. 12:26).
10. La maldición de la higuera es como una parábola en acción. Tal como secó el árbol, purificó el Templo (Mt. 21:18-19; Mc. 11:12-14; Lc. 19:45-48). La higuera tiene un sólo propósito, que es dar fruto y, si no cumple este propósito, está inutilizando la tierra y no vale nada: sólo merece ser cortada, o quedar bajo castigo.
11. La higuera es un símbolo de la nación judía. El fruto de la higuera aparece antes de la formación de las hojas. Así, la presencia de las hojas debía indicar que había también fruto. Esa higuera, por sus hojas, daba la apariencia de tener algo que en realidad no tenía. La nación judía tenía mucha actividad religiosa que se veía por fuera, sin embargo, sólo tenía la apariencia de la religión verdadera, porque no tenía el fruto de una vida transformada por Dios. Ejemplos de la actividad religiosa:
personas que oraban en público (Mt. 6:5);
personas que ayunaban (Mt. 6:16);
mucho esfuerzo para hacer seguidores (Mt. 23:15);
instrucción en la Ley de Dios (Ro. 2:18);
fariseos y escribas que enseñaban la Ley (Mt. 23:2);
edificios de sinagogas y del Templo en que adoraban a Dios;
sacerdotes que ministraban en el Templo.
12. El incidente de la higuera infructífera (Mt. 21:18-22; Mc. 11:12-14, 20-26) es una ilustración dramática:
de la maldición que cae sobre la hipocresía. Hipocresía es la apariencia sin resultado (las hojas sin los frutos que, en el caso de la higuera, vendrían antes). La higuera, aquí, simboliza a Israel, que tiene el conocimiento de Dios, la apariencia y la tradición religiosa, sin embargo, al rechazar el Mesías, fue maldecido.
del poder de la oración de fe. El objeto de fe es la persona de Dios. La fe en Jesús es fe en Dios. En el pensamiento judío de la época, remover montes significa resolver problemas. Quien ora con verdadera fe no enfrenta dificultades insuperables (vea Stg. 1:6).
13. Quien aprovecha lucros fraudulentos queda indignado con la pérdida de ellos. Después de la purificación del Templo, la indignación de los sacerdotes es comprensible, una vez que eran ellos y sus jefes que embolsaban el lucro del comercio en el Templo (Mc. 11:18).
14. Preguntas honestas a respecto de la fe merecen una respuesta; preguntas hechas como un desafío a la fe, no. Jesús evitó responder a la pregunta de los sacerdotes a respecto de Su autoridad. La pregunta no fue hecha con humildad y fe, más como un desafío (Mt. 21:23-27; Mc. 11:27-33; Lc. 20:1-8).
15. Jesús esconde la verdad de aquellos que no se someten honestamente a Él. Él no respondió a las preguntas de los sacerdotes a respecto de Su autoridad (Mt. 21:23-27; Mc. 11:27-33).
16. En la parábola de los dos hijos (Mt. 21:28-32), Jesús enseña que es siervo fiel a Dios aquel que realmente busca y practica la voluntad de Dios, por más ignorante y pecaminoso que haya sido en el pasado. No es un siervo fiel el que sigue las tradiciones religiosas, y hasta ha sido establecido como autoridad eclesiástica, sin embargo, rechaza el mensaje del Evangelio del Reino y no obedece a Jesús.
17. Los malos se juntan para colaborar contra el verdadero Dios. En la cuestión de los impuestos, los fariseos y los Herodianos, enemigos mutuos, vienen juntos para sorprender a Jesús en una trampa (Mt. 22:15-22; Mc. 12:13-17; Lc. 20:19-26). Si Jesús dijera: “No es permitido”, esto sería suficiente para que los Herodianos entregaran a Jesús a los romanos con la acusación de ser un revolucionario.
18. El reino de los cielos no entra en conflicto con los poderes terrestres en aquello que tiene de legítimo (Mt. 22:15-22; Mc. 12:13-17; Lc. 20:19-26). El Emperador Romano tenía derecho a los impuestos porque el propio Dios lo dio (Ro. 13:1-7). Los gobiernos de este mundo se sostienen con dinero de impuestos.
19. Hay principios que el seguidor de Jesús necesita entender a respecto del Estado:
El Estado existe dentro de la voluntad de Dios (Ro. 13:1-7).
Quien recibe beneficios del Estado queda obligado a cumplir las responsabilidades por él exigidas (Ro. 13:7).
El límite de esa responsabilidad no ultrapasa la voluntad de Dios, claramente grabada en la conciencia y expresada en la Biblia (Hch. 4:19).
20. El seguidor de Jesús debe cumplir sus deberes para con los hombres, para con el gobierno y, también, para con Dios. Debe dar a César lo que pertenece a César y a Dios lo que pertenece a Dios (Mt. 22:21).
21. El seguidor de Jesús no debe imitar a los fariseos, porque éstos (Mt. 23:1-12):
no practican lo que predican (Mt. 23:3);
dificultan la práctica de la Palabra de Dios (Mt. 23:4);
son hipócritas, hacen de todo para producir falsas apariencias (Mt. 23:5);
buscan la honra y la gloria de estar en primer lugar, en destaque (Mt. 23:6, 8, 10);
manifiestan vanidad espiritual (Mt. 23:7; Mc. 12:38; Jn. 5:44);
fingen amar a Dios y a Su Palabra, más explotan a sus semejantes (Lc. 20:46-47).
quieren siempre ser lisonjeados (Mt. 23:7).
22. La Palabra de Dios siempre debe ser honrada, mas no sus maestros hipócritas (Mt. 23:1-3).
23. Las verdades reveladas a respecto de las señales del fin no nos fueron dadas para responder a todas las preguntas acerca del futuro, sino para estimular a los creyentes a resistir al mal, a permanecer firmes en la persecución y a estar siempre en Cristo (Mt. 24-25).
24. Las señales del fin fueron dadas para entender los acontecimientos profetizados y no para hacer especulaciones a respecto de cuando sucederán. Así como el nacimiento de Jesús cumplió las profecías, sin embargo no sucedió como era esperado, así será con Su segunda venida. Los creyentes van a entender las señales claramente cuando estén dentro de los acontecimientos. El deber del discípulo no es especular cuando, y sí estar preparado (Mt. 24:45-51). La preocupación de Jesús no es que los discípulos sepan cuándo, sino que sepan lo que deben hacer mientras esperan (Hch. 1:7-8).
25. Lo fundamental es que el creyente sepa a respecto de la vuelta de Jesucristo lo siguiente:
Cristo volverá;
El creyente debe prepararse;
Habrá juicio;
Habrá recompensa y castigo.
26. Las señales del fin del mundo crean el ambiente para la predicación del Evangelio hasta los confines del mundo (Mt. 24:14; Mc. 13:10). En el sermón profético en el Monte de los Olivos (Mt. 24-25), Jesús habló a respecto de la destrucción de Jerusalén, su segunda venida y el fin del mundo. Los tres asuntos pertenecen uno al otro. El juicio de Jerusalén era apenas un paso en la dirección final. Jesús dio consejos a respecto de la actitud de los creyentes a ser tomada en la invasión de Jerusalén, que sucedió en 70 d.C. (Mt. 24:15-20). La vuelta de Jesús marcará el fin del orden actual. Antes de eso, aún, aparecerán engañadores, falsos cristos, guerras, hambre, terremotos, tribulaciones, falsos profetas, multiplicación de la iniquidad y enfriamiento del amor a Dios. Entonces vendrá el fin. Jesús está interesado en no dejar que las dificultades, principalmente las políticas, económicas y naturales impidan la obra de evangelización (Mc. 13:7-10). La preocupación del creyente no debe ser apenas de entender las señales, más que las señales creen el ambiente para la predicación del Evangelio.
PREGUNTAS
1. ¿Cómo fue que Jesús consiguió un pollino (asno) para la Entrada Triunfal en Jerusalén?
2. ¿Cómo Jesús fue recibido en su Entrada Triunfal?:
¿por sus discípulos?
¿por las personas que asistieron a la resurrección de Lázaro?
¿por la multitud?
¿por los fariseos?
3. ¿Cómo fue que Jesús purificó el Templo?
4. ¿Cuáles son las lecciones que ustedes aprendieron del milagro de la maldición de la higuera infructífera?
5. Cuando los líderes religiosos quisieron saber con qué autoridad Jesús actuaba, ¿cuál fue su respuesta?
6. ¿Cuál es la lección principal de la parábola de los dos hijos?
7. Cuando los fariseos preguntaron a Jesús si era permitido pagar impuestos al Emperador Romano, ¿cuál fue la respuesta de Él?
8. ¿Por qué Jesús condenó a los fariseos y profesores de la Ley?
9. En el Sermón Profético en el Monte de los Olivos, ¿por qué Jesús enfatizó la necesidad de que sus seguidores siempre estén preparados para su vuelta?
La Traición de Judas y la Noche de la Cena del Señor
TEXTO: Mateo. 26; Marcos. 14;
Lucas. 22; Juan. 13-17
ESTRUCTURA:
Contexto:
El tercer año del ministerio de Jesús es llamado año de la pasión. El segundo semestre del tercer año, Jesús hizo tres viajes a Jerusalén para participar de tres fiestas religiosas. En el tercer y último viaje Él fue a la Fiesta de la Pascua. La semana que Él pasó en Jerusalén, en la Fiesta de la Pascua, es llamada “Semana Santa”.
El domingo de la Semana Santa, aconteció la Entrada Triunfal en Jerusalén. El día lunes, Jesús purificó el Templo, expulsando a los vendedores y cambistas. El día martes, hubo discusiones entre Jesús y los líderes de los judíos en el Templo. Saliendo del Templo, Jesús predicó el Sermón Profético en el Monte de los Olivos a sus discípulos.
Personajes-clave: Jesús y Judas
Lugar-clave: Jerusalén
Repeticiones-clave:
- Judas: Judas criticó a María por derramar un perfume caro sobre Jesús (Jn. 12:4-5); Judas era ladrón (Jn. 12:5); Judas traicionó a Jesús (Mt. 26:14-16; Mc. 14:10-11; Lc. 22:3-6); el Diablo puso en el corazón de Judas la idea de traicionar a Jesús (Jn. 13:2); en la Cena de la Pascua, Jesús anunció la traición de Judas (Mt. 26:20-25; Mc. 14:18-21; Lc. 22:21-23; Jn. 13:18-26); Satanás entró en Judas (Jn. 13:27); Judas salió dejando a Jesús y a los discípulos (Jn. 13:30); Judas fue al jardín con un grupo de soldados para llevar preso a Jesús (Jn. 18:2).
- Previsiones de Jesús sobre sus discípulos: su traición por Judas (Mt. 26:20-25; Mc. 14:18-21; Lc. 22:21-23; Jn. 13:18-30); Pedro lo negaría (Mt. 26:31-35; Mc. 14:27-31; Lc. 22:31-38; Jn. 13:36-38); todos los discípulos lo abandonarían (Mt. 26:31; Jn 16:32).
- El gráfico a seguir muestra algunos de los asuntos que fueron mencionados varias veces por Jesús en el Discurso de Despedida y en la Oración Sacerdotal, la noche anterior a su crucifixión (Jn. 13 - 17).
ASUNTOS REPETIDOS |
Jn. 13 |
Jn. 14 |
Jn. 15 |
Jn. 16 |
Jn. 17 |
Amor |
1, 34‑35 |
15, 21‑23 |
9-12, 13-17 |
27 |
21, 23, 26 |
Obedecer los mandamientos |
|
15, 21‑23 |
10, 12, 14, 17, 20 |
|
|
Oración |
|
12, 13 |
7, 16 |
23, 24 |
1-26 |
Unidad entre el Padre y el Hijo |
|
7-12, 20, 31 |
10 |
15 |
7, 10‑12, 21-22 |
Partida de Jesús |
3, 33, 36 |
2-5, 19, 28 |
|
4‑6, 16-22 |
11, 13 |
Espíritu Santo |
|
16‑26 |
26‑27 |
7‑14 |
|
Sentimientos-clave:
- En la cena en la casa de Lázaro: la alegría de María y Marta, la ira de Judas que se sintió ofendido por la reprensión, y el amparo de Jesús a María.
- Durante la Cena de la Pascua y la Cena del Señor: la preocupación de Jesús con sus discípulos; pero, la autoconfianza y la ambición de los discípulos.
- Durante el Discurso de Despedida y la Oración Sacerdotal: la seriedad de Jesús y la confusión de los discípulos al no entender la gravedad del momento.